Europa Sur

Iglesia de Nuestra Señora de La Palma (I)

El templo es heredero de la antigua mezquita aljama que se convirtió en catedral, por bula del papa de Aviñón Clemente VI, cuando Las Algeciras fueron conquistad­as por Alfonso XI en 1344

-

LA iglesia de Ntra. Sra. de la Palma se halla ubicada en la plaza Alta de nuestra ciudad, orientada en el eje Este-Oeste, con una ligera desviación. Su lado norte limita con la calle Santísimo, su lado sur, con la de Ventura Morón, su ábside, con la plazoleta de San Bernardo, y su fachada principal mira hacia la citada plaza Alta.

Este templo comenzó a construirs­e en 1723 y en 1736 concluyero­n las obras de su nave central y de las naves laterales, la de la Epístola y la del Evangelio; por lo tanto, cuando el marqués de Verboom regresó a la incipiente ciudad en 1724, se encontró con que la estructura de la cimentació­n se había iniciado. Pretendió demoler lo construido para alinearla en forma recta con respecto a la futura plaza, pero se desechó esta idea.

Para la construcci­ón se utilizaron muchos sillares de las antiguas murallas medievales, como se comprueba en su ábside, el cual quedó a la vista tras la demolición del edifico que lo ocultaba en la calle Muñoz Cobos, hoy plaza de San Bernardo. Este material también se pudo observar durante las obras de restauraci­ón de 1999, en su fachada principal, luego tapados estos por mortero bastardo de cal. También en la torre se emplearon muchos de estos sillares, como se observa en su cuerpo inferior, así como en su interior.

Posteriorm­ente, entre 1790 y 1793 se levantaron las naves exteriores laterales de las Ánimas y del Sagrario, gracias a la generosida­d de Don Marcos Vivas, regidor del Ayuntamien­to y capitán de las Milicias Urbanas, que gastó en esta obra y en otras de beneficenc­ia más de un millón de reales. La nave del Sagrario fue construida por el Maestro Alonso Barranco el Menor en 1790, bajo la dirección de Isidro Casaus, Maestro Mayor de Fortificac­iones, quien el 1793 trazó y llevó a cabo, sin la intervenci­ón del Maestro Barranco, la nave de las Ánimas.

La torre se inicia en 1791 y en 1804 se hallaba prácticame­nte acabada, según afirma Carlos Gómez de Avellaneda, concluyénd­ose definitiva­mente en 1829, según explica A. Torremocha. Parece ser que el académico Manuel Machuca se ofreció a la Academia de San Fernando, de Madrid, para llevar a cabo su diseño; no obstante, la inició Barranco y la concluyó Isidro Casaus.

Con la ampliación de las dos naves laterales, la estructura del templo es prácticame­nte cuadrangul­ar. En 1829 se consagró el templo por el obispo de Cádiz y Algeciras Fray Domingo de Silos. La iglesia quedó bajo la advocación de Ntra. Sra. de la Palma, pues la antigua mezquita aljama, cuando Las Algeciras fueron conquistad­as por Alfonso XI en 1344, se convirtió en catedral, por bula del papa de Aviñón Clemente VI, dedicada a esta advocación mariana, ya que nuestra ciudad fue recuperada para la Cristianda­d el Domingo de Ramos. Por lo tanto, nuestra iglesia mayor es nuestra catedral de iure, al ser la heredera legítima de aquella catedral medieval, y algún día nuestra ciudad debería recuperar el privilegio de ser diócesis unida a la de Cádiz, según decretó aquel pontífice hace ya 677 años. También es preciso recordar que en 1923 el papa Pío XI decretó que la Virgen de la Palma fuera patrona de Algeciras junto a San Bernardo, patrón de Gibraltar, a cuyo término municipal pertenece nuestra ciudad.

Esta iglesia sufrió gravísimos daños en el asalto perpetrado el 12 de mayo de 1931, al poco tiempo de proclamars­e la II República. Se destruyero­n todos sus retablos, coro y órgano y la mayoría de sus imágenes sagradas, como el Cristo yacente articulado del siglo XVIII y también a la imagen de la Virgen de la Palma le infligiero­n serios daños. Tras este asalto, el templo será restaurado entre 1934 y 1943, gracias al sacerdote salesiano Don Andrés Yun Encinas. Posteriorm­ente, a mediados de los años sesenta se reformará sensibleme­nte y de nuevo en 1999 sufrirá otra nueva transforma­ción. Es un templo que a lo largo de sus tresciento­s años de historia ha sufrido profundos cambios que han desvirtuad­o su estilo original. Actualment­e ofrece un aspecto lamentable­mente desornamen­tado, impropio de una iglesia del siglo XVIII, ya que debido a un nefasto criterio de “modernizac­ión” en los años sesenta se eliminaron muchos de sus elementos ornamental­es antiguos, de los pocos que se salvaron del destrozo de 1931 o de su posterior restauraci­ón. Ha sido declarada Bien de Interés Cultural, con lo cual nuestra ciudad cuenta con otro edificio más en su lista de bienes culturales, junto a la capilla de Ntra. Sra. de Europa, los hornos romanos o el fuerte de la Isla Verde.

En su fachada principal podemos observar la torre campanario que se alza en su extremo izquierdo, en el ángulo sudeste. Esta torre, según se afirma por los expertos, no alcanzó la altura prevista por problemas económicos, pues se cortó a la altura de la tercera ventana. Se ha sugerido que podría haberse planificad­o la construcci­ón de una torre gemela en el lado opuesto, pero esta idea parece menos plausible. La citada torre es el elemento más caracterís­tico de la iglesia y de toda la plaza Alta. En ella se combinan los paramentos encalados y la piedra, tanto con sillares de las antiguas murallas, como en base a otros construido­s artificial­mente mediante moldes, lo cual es bastante singular y avanzado para la época.

De aspecto sólido, la torre consta de tres cuerpos: la base, construida con los sillares reutilizad­os de las murallas del siglo XIV, lo cual se comprueba observando las marcas de los canteros medievales; el cuerpo propiament­e dicho, donde se abren dos ventanas y un balcón en su centro, en las caras este y sur, que son las visibles desde la calle, y el campanario. La cara norte, que da sobre el tejado del templo, solo muestra dos vanos, el superior totalmente cegado, y el inferior, con una portezuela. En la pared oeste solo se

Sufrió gravísimos daños en un asalto producido tras la proclamaci­ón de la II República

En 300 años ha sufrido profundos cambios que han desvirtuad­o su estilo original

La torre campanario es el elemento más caracterís­tico del templo y la Plaza Alta

abren unos pequeños ventanucos que dan luz a la escalera de caracol de su interior. Las aristas del prisma de la torre están formadas por sillares, así como las jambas y dinteles de sus vanos, mientras que los paramentos están enlucidos con cal.

Una amplia cornisa de piedra de gran vuelo da paso al campanario, que se edificó posteriorm­ente, construido totalmente con este material. Sus esquinas son achaflanad­as y se cubre con una cúpula cónica, adornada con óculos ciegos y rematada por una gruesa moldura cilíndrica sobre la que se alza un pináculo con una esfera coronada por una cruz. En sus caras este, sur y norte se abren los huecos para las campanas, con arcos de medio punto, también se abren otros en las esquinas achaf lanadas. Su cara oeste está totalmente tabicada.

Bajo los balcones de estos tres lados se hallan las esferas del reloj monumental que fue diseñado por George Gram en 1741 y construido en 1771. Se instaló en la torre campanario en 1829 y fue restaurado hace unas décadas por el Relojero Mayor de la ciudad José Luis Pavón Manso, antiguo presidente de la asociación La Trocha, y por su colaborado­r José Martí. Este modelo de campanario recuerda al de la catedral de Pamplona y al de la colegiata de Santa Fe (Granada). En la segunda mitad de los años ochenta se perdió, debido a su gran deterioro, la esfera que la corona, la cual se reconstruy­ó en la restauraci­ón llevada a cabo en 1999. También en esta restauraci­ón se repuso la barandilla del balcón de su lado sur, que mira hacia la calle Ventura Morión.

En el centro de la fachada, que correspond­e a su nave principal, se encuentra la gran portada del templo, construida en piedra arenisca; flanqueada por dos gruesos contrafuer­tes de sección escalonada con remates semicurvos. Sobre ellos, originalme­nte, se alzaban unos florones, que fueron suprimidos en los años sesenta del siglo XX. Esta portada es de estilo barroco muy clasicista, con tendencias coloniales. El vano está enmarcado por dos pilastras toscanas, en cuya cara interior muestran sendas cruces potenzadas, y un dintel de dovelas radiales, cuya clave muestra zapata clásica y escudo. Este es el de Algeciras, siendo uno de los más antiguos que se conocen. Es poco legible en la actualidad, ya que, en la muy desgraciad­a reforma de los años 60 del pasado siglo XX, inexplicab­lemente, fue empezado a picar con cincel para su borrado, pero afortunada­mente se pudo impedir la consumació­n total de ese desatino.

Su entablamen­to consta de arquitrabe, friso y cornisa de molduras denticular­es, coronada por medios pináculos acabados en semiesfera­s a ambos lados de una hornacina de arco de medio punto con pilastrill­as de ladrillos en su fuste y piedra en sus bases y capiteles. Sobre esta hornacina se levanta un grueso entablamen­to, con arquitrabe, friso y cornisa denticular. Sobre este entablamen­to se abre un óculo enmarcado en piedra, que da luz al interior del templo.

Hasta principios de la década de los setenta del siglo XX, esta hornacina estaba vacía, luego se instaló una imagen pétrea de Ntra. Sra. de la Palma. Hasta principios del siglo XX, la portada estaba franqueada por un pequeño atrio con varias gradas y cerrado por una cancela. Flanqueand­o el cuerpo central, se abren dos ventanas en la parte superior, que dan luz a las naves de la Epístola y del Evangelio respectiva­mente.

En sus fachadas laterales, tanto la de la calle Santísimo como la de Ventura Morón, se abren sendas puertas, enmarcadas por unas gruesas molduras a modo de pilastras, que pertenecen al tipo de portadas de placa: ancho entablamen­to sin adornos rematado por una sencilla cornisa de molduras denticular­es. En el centro de sus entablamen­tos existían inscripcio­nes relativas a la edificació­n de las naves laterales exteriores a cargo del mencionado regidor D. Agustín Marcos Vivas, pero estaban realizadas en una piedra de color verdoso procedente de Tarifa, muy degradable ante las agresiones atmosféric­as y que se ha deteriorad­o con el paso de los siglos en todos los edificios de la comarca en que ha sido empleada. La inscripció­n correspond­iente a la portada de la calle Jerez/Ventura Morón al parecer se ha perdido, pero no así la correspond­iente a la calle Santísimo, que, tras ser rescatada y limpiada, se conserva en el interior del templo, en la pequeña exposición permanente situada a la izquierda del acceso principal.

En sucesivas entregas seguiremos informando sobre las peculiarid­ades de nuestra entrañable iglesia mayor. Juan Carlos Martín Matilla. Asociación cultural La Trocha y Sección 2ª del Instituto de Estudios Campogibra­ltareños.

 ??  ?? Detalle del campanario.
Detalle del campanario.
 ??  ?? Antigua imagen de la Plaza Alta.
Antigua imagen de la Plaza Alta.
 ??  ?? Esta vista aérea de la iglesia en su entorno urbano permite apreciar la disposició­n de las cubiertas.
Esta vista aérea de la iglesia en su entorno urbano permite apreciar la disposició­n de las cubiertas.
 ??  ?? Vista nocturna del templo.
Vista nocturna del templo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain