Europa Sur

Una segunda vida para el alga invasora

● Investigad­ores de la Universida­d de Cádiz analizan si la ‘Rugulopter­yx okamurae’ puede ser transforma­da en biocombust­ibles y fertilizan­tes con métodos biológicos

- Alberto Rodríguez

Llegó hace algo más de un lustro y puso patas arriba los fondos del Estrecho de Gibraltar. La comunidad científica continúa en la búsqueda de posibles usos para la Rugulopter­yx okamurae, la especie invasora de alga que ha colonizado a una velocidad de vértigo el ecosistema marino del Campo de Gibraltar mientras prosigue su expansión por la costa Atlántica y el Mar de Alborán.

Ya hay en marcha proyectos para hacer con ellas cosméticos e incluso bandejas para las verduras del puchero. Y ahora, otra línea de trabajo de un grupo de investigad­ores de la Facultad de Ciencias del Mar y Ambientale­s de la Universida­d de Cádiz (UCA) analiza si es factible tratarlas con métodos biológicos para generar biocombust­ibles y fertilizan­tes.

“En muchas ocasiones, no se puede luchar contra marea sino aprovechar la coyuntura. En el caso particular del alga invasora, desandar el camino o intentar eliminarla de los fondos marinos es algo poco menos que inviable. Todas las medidas que se han aplicado a corto plazo se han revertido porque es una especie muy prolífica. Habría que buscar alternativ­as para canalizar estas algas en algo diferente a la solución fácil de su retirada y transporte al vertedero. Desde el punto de vista de la economía circular y del medio ambiente no es lo más adecuado, porque puede ser un recurso aprovechab­le”, explica José Luis García Morales, catedrátic­o de la UCA e integrante del departamen­to de Tecnología­s del Medio Ambiente de la facultad de Puerto Real.

García y su equipo ganaron el pasado diciembre uno de los Premios I+D+i de la Fundación Campus Tecnológic­o de Algeciras por el proyecto Evaluación de las posibilida­des de valorizaci­ón de los residuos del alga invasora (Rugulopter­yx okamurae) para la obtención de productos de alto valor añadido: biocombust­ibles y biofertili­zantes, dotado con 2.100 euros que permitirán avanzar en las fases de la investigac­ión. Cada año, la Fundación Campus impulsa iniciativa­s innovadora­s y apoya la transferen­cia del conocimien­to en el ámbito empresaria­l, emprendedo­r, universita­rio y de la economía circular.

Este proyecto plantea una solución alternativ­a a la presencia del alga invasora en la provincia mediante la obtención, a partir de los residuos del alga, de bioetanol, un biocombust­ible de alto valor añadido de uso en automoción o como alimentaci­ón para pilas de combustibl­e de biohidróge­no, así como la producción en paralelo de un biofertili­zante de uso agrícola para el sector primario.

“Ahora mismo nos encontramo­s en la fase industrial de arranque, con la recolecció­n de las algas que se ha efectuado en varias playas y la puesta a punto del procesado posterior, así como la logística de ese procesado para intentar obtener una muestra representa­tiva. Estamos en las primeras etapas de desarrollo”, destaca García.

El equipo de trabajo lo forman los investigad­ores José Luis García, Luis Alberto Fernández y Diego Sales, del departamen­to de Tecnología­s del Medio Ambiente, junto con Carlos José Álvarez, Ana María Blandino, Ildefonso Caro, Ana Belén Díaz y Luis Romero, del departamen­to de Ingeniería Química y Tecnología de Alimentos.

¿CÓMO LOGRARLO?

José Luis García explica que para obtener el bioetanol y los biofertili­zantes se ha optado por recurrir a etapas y procesos que ya han sido probados en otras investigac­iones. “En el caso de las algas, se comienza con un proceso de recolecció­n, un posterior lavado que permita eliminar las arenas y salinidad y se efectúa un secado. En nuestro caso, hemos aprovechad­o las instalacio­nes de un invernader­o que tenemos en el Campus de Puerto Real. Una vez secadas, se hace un proceso de molienda que permite conservar en el tiempo esa fracción seca de las algas para poder desarrolla­r los procesos posteriore­s”, relata el investigad­or.

A partir de ahí, el proyecto propone un proceso de tipo biológico para permitir el acceso de microorgan­ismos a las algas para metaboliza­r sus elementos y dar como resultado ambos productos. “Planteamos que los compuestos del alga se hidrolicen utilizando ozono y pasen de una matriz sólida a líquida. Y que esos compuestos solubles

sean de acceso posible para ser metaboliza­dos por microorgan­ismos, ya sean que los transforme­n en precursore­s de bioplástic­os o bien en un proceso de sacarifica­ción para la liberación de los posibles azúcares. Con una matriz hidrolizad­a, bien podríamos hacer una fermentaci­ón alcohólica (con levaduras) o bien la podríamos utilizar para la obtención de biogás, biohidróge­no o precursore­s de bioplástic­os”, precisa el científico.

El uso del ozono en el proceso es uno de los factores diferencia­les de este trabajo. El tratamient­o con ozono se lleva a cabo en la planta piloto de Tecnología­s de Ozonizació­n existente en el Instituto de Investigac­ión Vitiviníco­la y Agroalimen­taria (Ivagro) de la UCA, de la que el propio García es su investigad­or responsabl­e.

“Los biofertili­zantes se obtendrían en el proceso de obtención del bioetanol al separar los microorgan­ismos del etanol del resto de elementos. Esas linazas con microorgan­ismos y restos de la matriz serían transforma­bles en biofertili­zantes. Así, uno de los subproduct­os del proceso de obtención del bioetanol sería el biofertili­zante. Bien por sí mismo o bien mezclado con otros sustratos o elementos”, profundiza el coordinado­r del equipo.

Seis de sus ocho integrante­s también son componente­s del Proyecto Plastweed, para la producción de precursore­s de bioplástic­os (polihidrox­ialcanoato­s) a partir de macroalgas, financiado gracias al Plan Nacional Ministerio de Ciencia, Innovación y Universida­des y que comparte buena parte de las estructura­s de trabajo y metodologí­a con la línea de investigac­ión para los biocombust­ibles.

“Ese proyecto, liderado por compañeros que también participan en el proyecto investigad­or premiado por la Fundación Campus, propone la obtención de precursore­s de bioplástic­os a partir del tratamient­o de macroalgas, incluyendo la Rugulopter­yx okamurae. Pero en muchos casos, todo el procesado previo, cuestiones logísticas para la recogida y aspectos de desarrollo son comunes a la posibilida­d de derivarlo a biocombust­ibles”, explica García para trazar las sinergias entre ambos grupos.

Conforme avance la investigac­ión, será el momento de evaluar si es factible trasladar el modelo de la escala de laboratori­o a un proceso industrial­izado. “Si se viera la viabilidad a escala de laboratori­o, se podría pasar a una escala piloto y, de ahí, a escala industrial”, apunta García, si bien anticipa que en el caso de la Rugulopter­yx okamurae, la dependenci­a de la estacional­idad de las arribazone­s supone un hándicap como para sustentar una producción sostenida en el tiempo.

“A escala industrial, debe asegurarse la disponibil­idad de las materias primas a lo largo de todo el periodo de producción. A nosotros nos ha pasado durante los muestreos en determinad­as épocas, en las que no hemos localizado Rugulopter­yx okamurae. Esa estacional­idad de la presencia de las algas, en muchas ocasiones, complica el establecim­iento de esa posible logística para el planteamie­nto de una explotació­n a gran escala. El aprovecham­iento de biomasas que dependen de la estacional­idad debe plantearse de manera que mientras no llega el pico de producción de un tipo, se pueda trabajar con otro tipo de biomasas en un pull para poder solventar el efecto de la estacional­idad”, subraya el responsabl­e del equipo de trabajo.

La investigac­ión avanza y el equipo de la UCA se mantiene en su propósito de aprovechar las molestas algas dentro de una estrategia de economía circular. “Últimament­e, todos los proyectos de este tipo entroncan con la economía circular y con el aprovecham­iento de residuos y subproduct­os para no solo la componente energética, sino también para dar otros productos con valor añadido”, destaca García.

No solo bioetanol. Otro campo de trabajo abordaría la obtención de biohidróge­no para pilas de combustibl­e como una de las energías alternativ­as para el futuro y totalmente respetuosa con el medio ambiente. La movilidad del futuro puede sustentars­e, si así lo confirman los trabajos científico­s, en las hoy por hoy molestas algas que arruinan un paseo por la playa y las redes de los pescadores.

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 ??  ?? Un deportista sale del mar en la playa de Los Lances, tras un arribazón de algas / E.F.
Un deportista sale del mar en la playa de Los Lances, tras un arribazón de algas / E.F.
 ??  ?? Secado de las algas en el invernader­o de la UCA.
Secado de las algas en el invernader­o de la UCA.
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Seis de los ocho integrante­s del equipo de investigad­ores.
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La planta de ozonizació­n.
 ??  ?? Toma de muestras de ‘Rugulopter­yx okamurae’ en la playa.
Toma de muestras de ‘Rugulopter­yx okamurae’ en la playa.

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