El Real Madrid durmió líder
● El equipo de Zidane sufre para derrotar bajo un aguacero al Barcelona, que estrelló un balón en el larguero en la última jugada ● Los blancos igualan a 66 puntos con el Atlético
El Real Madrid alcanzó el liderato provisional de LaLiga Santander al imponerse bajo un diluvio al Barcelona gracias a una primera parte letal, al ritmo de Vinicius, y defendiendo cuando apareció la fatiga física tras el desgaste del Liverpool, ante un Barcelona que acarició el empate hasta el último suspiro y dio un paso atrás en sus aspiraciones.
Desde la solidez y la solidaridad en el esfuerzo, atacando con precisión de cirujano al espacio. Con Vinicius como principal referencia para imprimir una velocidad que premiaba la labor defensiva de dos líneas unidas para complicar el fútbol de Lionel Messi. El plan de Zinedine Zidane salió a la perfección en una primera parte que decidió el clásico.
Hasta el poste en la búsqueda de un gol olímpico de Messi y la salida rápida de Courtois para taparle espacios al borde del descanso, el Barcelona se sintió superado. Impotente por momentos. Con balón no encontró la forma de superar líneas y sin él sufrió. Desde el inicio Vinicius, exuberante de confianza, lanzó retos en carreras a alta velocidad.
La defensa de tres centrales de Koeman tiene riesgos, invita al atrevimiento al rival. Zidane no fue atrevido sin tridente ofensivo, sentando a Marco Asensio, pero sí en su consigna de ser vertical con balón. Los carrileros adelantados ofrecían la posibilidad de castigar sus espaldas y a los trece minutos Valverde no lo pensó. Salió disparado hacia campo contrario, superó a Jordi Alba, encontró a Lucas Vázquez donde debía estar el lateral y al centro apareció la magia infinita de Benzema. El recurso de tacón fue una nueva joya para su particular museo.
El Madrid redujo al máximo los espacios a Messi y tras el robo de pelota corrió. Así Vinicius exhibió virtudes. Autopase ante Mingueza y desborde contra Araújo. Atraía rivales y era derribado. Así llegó una falta en la que Kroos se alió con la fortuna. Su disparo golpeó en Dest y se convirtió en un imposible para Ter Stegen.
Ante el segundo directo madridista llegaron los peores momentos del Barcelona. Sufriendo cuando Vinicius recuperaba aliento y lanzaba carreras. En sus asociaciones con Benzema. El poste evitaba el tercero en otro contragolpe, cuando Vini encontraba a Valverde y su latigazo lo repelía la madera antes de que Ter Stegen salvase la sentencia ante Lucas Vázquez.
En pleno diluvio y con el viento condicionando el partido, el examen para Odriozola era mayúsculo. El Real Madrid presentaba jugadores que pasan de no aparecer nunca a hacerlo en partidos decisivos, como Militao, acabando con Isco o Mariano. Y pasó a sufrir en el segundo acto, cuando el Barcelona dio el paso al frente obligado, sabiendo los riesgos que corría.
El factor físico mandó y Koeman arriesgó quitando a un lateral como Dest para dar paso a Griezmann. El escenario cambió de golpe. En pleno diluvio las ocasiones pasaron a ser azulgranas y los contragolpes madridistas perdieron efectividad. A la hora de partido apareció un rematador inesperado. Con la espinilla remataba Mingueza el centro de Alba que dejaba pasar por debajo de las piernas Griezmann.
El clásico se apretaba. El Real Madrid comenzaba a mirar el reloj porque le faltó precisión en los últimos metros. Las fuerzas ya flaqueaban y el factor fortuna no caía de su lado en una nueva acción de Vinicius que desviaba Araújo a su propia portería y el gol lo evitaba de nuevo el poste.
La jugada polémica que nunca falta en una gran cita tendrá diferente lectura dependiendo del bando. Alba disparó cruzado, lo peleó Braithwaite, tocado sobre línea de fondo por el brazo de Mendy en una acción interpretable que para el colegiado no fue penalti. En la última jugada, Ilaix estrelló el balón en el larguero. El liderato provisional blanco llegó con máximo sufrimiento.