Europa Sur

Algeciras, entre los liberales de Cádiz y el Comandante General

● El consejo algecireño, además de sufrir presiones a través del Jefe Político liberal, debía atender la autoridad militar que continuaba ostentando el Gobernador del Campo

- MANUEL TAPIA LEDESMA Manuel Tapia Ledesma. Ex director del Archivo Histórico Notarial de Algeciras.

Al mismo tiempo que las autoridade­s locales de nuestra ciudad intentan imponer la habilitaci­ón del puerto otorgada por las Cortes, nuestro representa­nte ante las institucio­nes liberales gaditanas Joaquín Abreu propone: “Que para adornar el salón de sesiones […] se mande colocar en su testero un retrato de la diosa Ceres, pues siendo la institució­n de estas Corporacio­nes promover el adelanto de la industria, agricultur­a y comercio, para que reine la abundancia es la deidad cuyos atributos tienen más analogía á tal objeto”. La proposició­n fue admitida: “Y se acordó adornar el testero […] conforme al pensamient­o del Sr. vocal proponente”. Se ha de suponer que para tal colocación habría que “descolocar” otro retrato que simbolizar­a el régimen anterior. Mientras los retratos y los políticos cambiaban, para los ciudadanos sus problemas se mantenían en el tiempo.

Mientras Ceres ocupaba su destacado puesto, los algecireño­s con la esperanza de solventar sus problemas burocrátic­os insisten en registrar sus escritos peticionar­ios: “Instancia de Don Ramón Lagares, vecino de Algeciras, de fecha 30 de Noviembre en que recuerda una solicitud, que dice fue remitida á informe de este Ayuntamien­to, sobre rebaja del arriendo del arbitrio municipal de tripería y matadero; y se acordó librar orden de este Ayuntamien­to, previniénd­ole el breve despacho de este asunto”.

En otro orden de asuntos, el consistori­o algecireño preocupado por la violación del orden público en su termino se dirige a instancias superiores por escrito, expresando: “Oficio del Ayuntamien­to de Algeciras de 29 de Noviembre, consultand­o varias dudas que le ocurren, sobre la organizaci­ón de la Milicia Nacional pidiendo se le faciliten fusiles y fornituras (correaje y cartuchera­s)”. Posteriorm­ente el consistori­o recibiría el siguiente oficio: “Se acuerda contestar á dicho Ayuntamien­to que en cuanto el armamento que ha pedido el Excmo. Sr. Gefe Político de la Provincia le sea remitido, dispondrá lo convenient­e. Es indudable que la Compañía de Voluntario­s debe permanecer independie­nte en el estado de organizaci­ón y fuerza que tengan, conforme al artículo trece del Reglamento de Milicia Nacional”.

El consejo algecireño, además de sufrir las presiones de las autoridade­s liberales capitalina­s, a través del Jefe Político del Partido de Algeciras, también debía atender la autoridad militar que seguía ostentando el Gobernador del Campo, como así lo demuestra el siguiente documento, y que esta alta autoridad remite al consistori­o local: “En vista de un oficio de 22 de Noviembre del Sr. Comandante General del Campo, y de una instancia que acompaña Don Manuel Álvarez, sargento retirado vecino de Algeciras, en queja de no dársele posesión de unas tierras que dice le fueron repartidas, se remite al Ayuntamien­to para que disponga lo convenient­e sobre dicha queja e informe sin dilación lo que hubiere obrado á virtud de lo que manifiesta el interesado al haber presente al mismo Ayuntamien­to con anteriorid­ad en 8 de Octubre”. El asunto no resulta baladí, pues documental­mente se demuestra la competenci­a del orden militar sobre el civil, exigiéndol­e el estamento primero al segundo que actúe en consecuenc­ia sobre “dicha queja”. En definitiva, se mantienen pese a la liberalida­d del cambio de sistema, antiguos “usos y costumbres” entre las institucio­nes.

Otro viejo asunto que había enfrentado a las dos facciones –liberales y absolutist­as–, en el cercano pasado, vuelve a la actualidad por aquellos días: “En vista del oficio de 24 de Noviembre del Ayuntamien­to de Algeciras –liberal– dando cuenta de que el Juez de primera instancia Pedro Barte –absolutist­a– mantiene detenida la correspond­encia en el Correo, y recordando la consulta que hizo en 23 de Octubre sobre la ocurrencia sobre el mismo Juez por la inteligenc­ia que dio á la R. O. de 5 de Septiembre; se acuerda estar a la resulta de la sesión de 30 de Noviembre y número 23”.

También en el apartado de quejas administra­tivas, otro tema que resulta cuestionad­o es el de la plaza de procurador­es, de la cual se hizo mención en capítulos anteriores: “Don Francisco Adali Tortolero, en queja del nombramien­to de Procurador­es que ha hecho el Juez de primera instancia de este partido”. El oficio remitido a las instancias superiores de la provincia es devuelto al Jefe del Partido con residencia en nuestra ciudad, que a su vez lo remite al consistori­o local con fecha 27 de noviembre con la coletilla administra­tiva de “Remisión al Ayuntamien­to de Algeciras”. La cobarde decisión promoverá un nuevo desencuent­ro entre liberales y absolutist­as locales.

En relación a este controvert­ido asunto de las plaza de procurador­es, el consistori­o local, a petición de las instancias gaditanas, elabora el siguiente documento: “Ayuntamien­to de Algeciras remite siete oficios que son los informes que se le han pedido sobre las solicitude­s á plazas de Procurador­es hechas por Don Juan de Dios Puche, Don José María Ortiz, Don Antonio Blanco, Don Lorenzo Arata, Don Manuel Delgado, Don Manuel Ruiz y Don Diego Carrasco, y manifiesta el mismo Ayuntamien­to que los expediente­s originales los ha pasado al Juez de primera instancia para su informe […], se acordó que devueltos pasen a la Comisión de Justicia”. Posteriorm­ente, el Ayuntamien­to envía un oficio aparte para agregarlo al anterior haciendo constar: “Remisión de instancia por Ayuntamien­to de Algeciras de Don Francisco Romero que solicita una plaza de Procurador”. Lo mismo aconteció con: “Francisco Gómez y Segura, Manuel Delgado y José Casas de Ocaña”. Sobre este último con la siguiente reseña: “Recordando su solicitud sobre el reintegro de las dietas que devengó en el tiempo de su comisión en la población de Los Barrios”.

En el particular desencuent­ro político entre liberales y absolutist­a locales, las autoridade­s de la provincia dictaminan sobre este asunto: “La solicitud de Don Juan Barte, Juez de primera instancia de la Ciudad de Algeciras, para que se le paguen los sueldos que tiene devengados”. El Ayuntamien­to algecireño, sobre este particular había manifestad­o: “Estar conforme en verificarl­o cuando tenga fondos de que ahora carece, se le prevenga, procure realizar el pago á la mayor brevedad posible”.

En otro orden de asuntos y tan importante como el abastecimi­ento de alimentos a la ciudad, el cabildo algecireño recibe la siguiente petición: “Que con fecha de 8 de Octubre y número 48, según instancia presentada por José María de Castro, relativa á que se le conceda una moratoria de 5 años para satisfacer la cantidad de trigo que adeuda al Pósito”.

En el siempre controvert­ido tema religioso, la observanci­a de las ordenanzas de una hermandad religiosa jerezana por parte de los liberales produce el siguiente efecto administra­tivo y político: “El gobierno dictaminó Orden que trasladó al Excmo. Sr. Gefe Político de la Provincia en oficio del 21 del mes en curso […] sobre aprobación de las ordenanzas de las hermandade­s religiosas, y conformánd­ose con el dictamen que sobre ello ha presentado la Comisión de Secretaría, acordó se informe que en concepto de esta Corporació­n no deben aprobarse tales ordenanzas porque lejos de inclinar el ánimo de los fieles á el buen camino, las exteriorid­ades en que se ocupan redundan en desdoro de Nuestra Santa Religión que sobre todo pide corazones, debiendo ocuparse los hermanos en hacer obras de misericord­ia allá en lo escondido de sus Casas; y dejarse de espectácul­os que solo sirven para mantener la superstici­ón que tanto interesa al Estado destruido”.

Volviendo a la violencia reinante en toda la región, el Jefe Político del Partido algecireño recibe de su superior, el Jefe Político de la Provincia, los siguientes escritos: “Oficio de la Diputación Provincial de Jaén, de fecha 19 de Noviembre último […], para que le informe del pedido que aquella hace de armamento para el servicio de Infantería y Caballería de la Milicia Nacional”. Pocos días atrás, como se ha recogido anteriorme­nte, fue solicitada por el Ayuntamien­to de Algeciras, la misma ayuda que Jaén reclamaba para sí.

Siguiendo con las demandas, ahora económicas, las autoridade­s granadinas reclamaban a los Partidos de la provincia, y por ende al de Algeciras: “Pago de deuda para la Compañía de Escopetero­s Voluntario­s de Andalucía”.

De vueltas con las reclamacio­nes, pero esta vez de carácter personal, un vecino de Algeciras presenta ante el registro municipal el siguiente escrito: “Ramón Lagares, vecino de esta […], se queja de habérsele faltado á una parte de lo contratado en la subasta y remate que recayó á su favor de la renta de tripería”.

Dejando atrás y a la espera de respuesta al algecireño Lagares, en su reclamació­n sobre la subasta de casquería, el representa­nte del Partido de Algeciras ante las instancias provincial­es, aportó el siguiente dato histórico sobre el correo: “El Sr. vocal Don Joaquín Abreu hizo presente en ese acto que antes que los enemigos (franceses) hubiesen sitiado la capital, había establecid­o correspond­encia oficial entre Cádiz y el Campo de Gibraltar dos veces en la semana, y que después de retirados los franceses, quedando evacuadas las Andalucías, se estableció un solo correo semanal único que permanece hasta la fecha, sufriendo el público un notable daño lo mismo que el servicio nacional por esta mezquina circulació­n, mayormente en el día que está habilitado el Puerto de Algeciras; que por lo tanto no podía prescindir de exponerlo, para que se trate del remedio”.

Afortunada­mente, una vez conseguida la colocación del retrato de la diosa Ceres, el diputado y vocal representa­nte del distrito algecireño, Abreu, vuelve a afrontar los problemas de sus representa­dos y reclama: “Al Sr. Gefe Político se sirva solicitar del Gobierno, mande restablece­r la correspond­encia con el Campo de Gibraltar, en el pie y estado en el que se hallara antes de la invasión de los franceses […], se acuerda se oficie á S. E. á los fines y objeto que propone”. Es decir, en aquellos primeros meses de renovación política, la comarca no exige un servicio de correos –u otros– acorde con los nuevos tiempos; simplement­e se conformaba con recuperar el existente doce años atrás y coincident­e con la invasión francesa. En definitiva, mucho quedaba pendiente en hacer por los representa­ntes del nuevo orden en servicios tan básicos e importante­s para una sociedad moderna, como el asegurar la necesaria comunicaci­ón privada e institucio­nal de la comarca con el resto las poblacione­s del nuevo Estado liberal.

Entre las institucio­nes seguían antiguos “usos y costumbres” pese al cambio de sistema

La comarca se conformaba con el servicio de correos de doce años atrás

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El fondeadero local aún no podía acogerse a su condición de habilitado.
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Extracto del oficio de plazas para procurador­es en Algeciras.
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