Noruega exime a Navantia del hundimiento de una fragata y apunta a la tripulación
● La investigación concluye que se podría haber salvado tras chocar con un petrolero si se hubieran cerrado puertas y escotillas
Noruega ha exculpado a Navantia del hundimiento de la fragata KNM Helge Ingstad, que se fue a pique el 8 de noviembre de 2018 tras colisionar con un petrolero cerca de Bergen, en aguas territoriales noruegas. El informe final de la Agencia Noruega de Investigación en Seguridad (NSIA) recoge que su pérdida se debió a errores de la tripulación, que “no siguió los procedimientos establecidos antes de su evacuación por parte de la dotación”.
La investigación confirma que la colisión provocó en la fragata “daños graves, por encima de aquellos para los que estaba diseñada”. “Puertas, escotillas y otras aberturas de la fragata que debían estar cerradas para mantener la estabilidad y la flotabilidad no se cerraron en el momento de la evacuación. Como resultado, la estanqueidad y flotabilidad no se mantuvieron adecuadamente y el buque acabó hundiéndose”, señala el informe. Como resultado, “la estanqueidad y f lotabilidad no se mantuvieron adecuadamente y el buque acabó hundiéndose”.
La Agencia Noruega de Investigación en Seguridad señala también que el paso de agua a través de la línea de ejes “no fue un factor decisivo para causar el hundimiento”. Este asunto había sido mencionado por los investigadores en un informe preliminar publicado pocas semanas después del accidente, provocando una gran polémica al poner en duda la idoneidad del diseño de Navantia.
La empresa española “saluda” la publicación de dicho informe, que deja claro que el desenlace final con el hundimiento no se debió a ningún fallo o problema en el buque, según indicó en un comunicado. La KNM Helge Ingstad fue la cuarta de cinco fragatas construidas por Navantia en Ferrol para la Armada de Noruega en un encargo valorado en total en 1.100 millones de euros. Su diseño se basa en el de la clase F100, que Navantia ha comercializado también para la Marina Australiana y con el que la empresa española optó a un millonario contrato en EE UU que finalmente perdió.
El accidente ocurrió cuando el buque volvía de participar en unas maniobras de la OTAN.La fragata navegaba con 137 personas a bordo a una velocidad de 18 nudos (unos 30 kilómetros por hora) por el fiordo de Hjelte, al norte de Noruega, que registra un intenso tráfico marítimo por la cercanía der la terminal petrolífera de Sture, que recoge el 25% del crudo que produce Noruega en el mar del Norte. Precisamente, el petrolero con el que colisionó, el Sola TS, acababa de zarpar de Sture.
Mientras que el Sola TS sólo sufrió daños menores en su proa, siete tripulantes de la fragata resultaron heridos leves, y el buque de guerra comenzó comenzó a escorarse casi inmediatamente. Ante el riesgo de que se hundiera en aguas profundas, la fragata fue embarrancada en una orilla del fiordo, donde permaneció semihundida hasta que fue reflotada en marzo de 2019. Finalmente, el Ministerio de Defensa noruego decidió en junio que la fragata fuera desguazada al estimar que el coste de la reparación superaría los 1.000 millones, casi el triple de lo invertido en su construcción.
Un informe publicado un año después del accidente culpó del choque al equipo de puente de la fragata no supo usar sus recursos técnicos y humanos para detectar que “lo que creía un objeto estacionario emitiendo luces potentes era un barco en rumbo de colisión”. Al carguero se le reprocha que no asegurase la correcta visión de las luces de navegación al llevar encendidas las de cubierta.
El informe apunta a que la evacuación se hizo sin tomar las medidas para salvar el buque