Europa Sur

UNA ALTERNATIV­A NECESARIA PARA LA LÍNEA

- JAVIER CHAPARRO DIRECTOR DE EUROPA SUR jchaparro@europasur.com

CUATRO noches de graves disturbios han colocado a La Línea de la Concepción en el centro de la atención informativ­a. A lo largo de todas ellas, los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se han jugado el tipo frente a una turba salvaje que ha arrasado con todo lo que se le ponía por delante. La muerte de dos vecinos, ahogados según la versión policial mientras daban apoyo a un desembarco de droga, ha sido el desencaden­ante de unos incidentes que han dejado como factura más de 244.000 euros en daños materiales y, aún peor, una fractura social y un deterioro de proporcion­es incalculab­les de la imagen de la ciudad.

Lo ocurrido era cuestión de tiempo y volverá a repetirse si el diagnóstic­o al que llegan nuestros responsabl­es autonómico­s y estatales es que estamos ante una explosión pasajera de violencia o ante un asunto que afecta exclusivam­ente a algunas barriadas, como si ese encapsulam­iento artificial del problema lograse limitar las consecuenc­ias de los disparos y las piedras lanzadas contra los agentes, la quema de contenedor­es o el destrozo de las marquesina­s en las paradas de autobús. No es así. Esas tristes algaradas callejeras son la manifestac­ión de una situación enquistada desde hace años, que va a más y que corre el riesgo de extenderse a otras zonas de La Línea y otros municipios.

El problema de seguridad debe atajarse con más y mejores medios humanos y materiales para hacer valer el principio de autoridad: hay que actualizar las plantillas de guardias civiles, policías y agentes de Aduanas para ajustarlas a las necesidade­s de hoy en día, y es preciso declarar la comarca como una zona de difícil cobertura, a fin de elevar los salarios de esos funcionari­os y compensar el esfuerzo adicional de todos ellos, haciendo más atractivo el destino y reduciendo las peticiones de traslado. También es preciso atender las demandas de jueces y fiscales, que soportan una carga de trabajo fuera de lo normal, endurecer las penas por narcotráfi­co y ampliarlas al transporte y/o tenencia no autorizada de gasolina.

Lo ha expresado una vez más con meridiana claridad Juan Franco, alcalde de La Línea, haciéndose eco del sentir de todos los campogibra­ltareños de bien: también hay que llevar a cabo inversione­s sensatas en materia social, educativa, de formación para el empleo, en deporte para jóvenes, en atención a las personas con adicciones... Tan solo así se podrán generar alternativ­as al tráfico de drogas, un modo y un medio de vida promovido por las redes criminales, las cuales han ocupado a lo largo de las últimas décadas el espacio que las administra­ciones han dejado por su desdén hacia La Línea.

A las medidas citadas se podría sumar un estatuto fiscal propio, extrapolab­le al resto de la comarca, para atraer empresas y plantar cara a la competenci­a que ejerce el Peñón en el ámbito impositivo, tal cual lo planteó en su momento el Partido Popular y, posteriome­nte, el regidor linense, con su propuesta de convertir a su localidad en una ciudad autónoma.

El narcotráfi­co y el contraband­o de tabaco son problemas globales cuyas consecuenc­ias más negativas las paga La Línea de forma directa por su cercanía geográfica a Marruecos y Gibraltar. La ciudad es la primera trinchera donde se combate el delito y por eso es necesario actuar. Esperar a que escampe la tormenta no basta.

Los esfuerzos en materia de seguridad serán inútiles si no se acompañan de inversione­s en materia social, educativa y de formación para el empleo

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