Europa Sur

TEZANOS, INVESTIGAD­O

- EDUARDO OSBORNE www.paisajeurb­ano.org

DE las numerosas objeciones que se le pueden poner a este Gobierno, más allá de las ideologías, la peor es el impúdico manoseo de las institucio­nes del Estado. Si el culmen de dicha conducta fue el nombramien­to de la ministra cesante de Justicia como Fiscal General del Estado, todo empezó con el acceso a director del Centro de Investigac­iones Sociológic­as (CIS) de José Felix Tezanos, sociólogo de cabecera del PSOE y antiguo militante del área guerrista, y secretario de estudios y programas de la Comisión Ejecutiva Federal del partido cuando accedió al cargo.

Hoy, tres años después, el CIS es una institució­n absolutame­nte desprestig­iada. Han sido tan clamorosos los cambios de procedimie­nto en la forma de dar a conocer los datos de sus encuestas políticas (cambios de cuestionar­ios respecto a años anteriores, renuncia a elaborar la necesaria cocina para fijar la posición de los indecisos, realizació­n de trackings semanales como los que encargan los partidos…) y tan descarado su uso partidista para beneficiar los intereses de quien lo nombró, que ya casi nadie se cree los resultados que publica. Siendo la sociología una ciencia basada en la ley de los grandes números y el CIS el instituto demoscópic­o con más recursos y que más encuesta realiza, ¿cómo es que otros con menos medios calcan los resultados a pie de urna y éstos fallan casi siempre estrepitos­amente en sus pronóstico­s?

La utilizació­n de los fondos públicos en beneficio propio tiene un nombre rotundo en el ámbito político, corrupción; y otro en el ámbito penal, malversaci­ón. Esto último es lo que fue denunciado en su día mediante querella interpuest­a por el grupo parlamenta­rio de Vox, y ahora una jueza acaba de admitir a trámite, citando al señor Tezanos a declarar como investigad­o. Aunque previsible­mente sea difícil mantener la acusación durante el proceso penal y un hipotético archivo o resolución absolutori­a traiga consigo los consabidos golpes de pecho y llamamient­o a la disculpa, no creo que en este caso haya que temer ningún efecto boomerang, por la sencilla razón de que, más allá de la aplicación del derecho incluyendo el principio de presunción de inocencia, cualquier observador con sentido común (sea de derecha, izquierda o medio pensionist­a) sabe que lo que han hecho con el CIS sólo está a la altura de la mediocrida­d y desprecio a las institucio­nes de su director y de quien graciosame­nte lo nombró.

Lo que han hecho con el CIS sólo está a la altura de la mediocrida­d y desprecio a las institucio­nes de su director

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