Europa Sur

Bruselas descarta medidas urgentes por la escalada de precios de la luz

● La Comisión Europea se desmarca de las exigencias de España y Francia, y pasa la pelota al tejado de los estados ● Ribera se revuelve contra la UE: “Sus propuestas son incongruen­tes”

- Javier Albisu (Efe)

Tras semanas buscando una solución a la escalada de precios de la energía, con España y Francia a la cabeza de los países que piden acciones urgentes y excepciona­les, la Comisión Europea (CE) presentó su paquete respuesta, sin novedades inmediatas pero con margen para una mayor creativida­d a futuro. “En el corto plazo, los estados miembros son los que están en mejor posición y equipados. Nuestras reglas aún permiten, y de hecho animan, a los estados a tomar medidas”, resumió la comisaria europea de Energía, Kadri Simson.

La UE importa el 90% del gas que consume, que representa el 25% del mix energético comunitari­o y se refleja después en el mercado mayorista de la electricid­ad a través del sistema marginalis­ta y, en menor medida, en la factura de la luz que pagan los consumidor­es, donde también entran costes de distribuci­ón, tasas e impuestos. El precio del gas se ha multiplica­do por seis en el último año y la electricid­ad en el mercado mayorista por dos, si bien los precios venían de un suelo excepciona­lmente bajos ante la caída de demanda por la pandemia.

Bruselas asegura que hay suficiente gas para pasar este invierno, pues las reservas de los países europeos están al 76% respecto a la media del 90% habitual en este período del año y el ritmo de recarga avanza rápido. El Ejecutivo comunitari­o confía, además, en que el pico de precios pasará en abril, cuando previsible­mente empiece a operar el gasoducto Nord Stream 2 entre Rusia y Alemania.

Moscú ha manifestad­o su intención de enviar más gas a la UE y, aunque la CE cree que “se podría esperar un incremento de suministro” de la gasística rusa, los mercados han empezado a calmarse. Con todo, Bruselas entiende que la carestía de ese hidrocarbu­ro es temporal y, aunque espera precios a futuro más altos que la media de la pasada década, cree que esto debe funcionar como “una llamada de atención”.

La carestía del gas supone un incentivo para acelerar el despliegue de fuentes renovables, de forma que se reduzcan los costes energético­s y la dependenci­a externa, en línea con la estrategia europea para descarboni­zar la economía en 2050. Esto se traduce en que Bruselas considera que los estados miembros de la UE pueden reaccionar con “f lexibilida­des existentes dentro de las directivas existentes” al volátil incremento de precios.

La caja de herramient­as que ofrece el Ejecutivo agrupa las opciones ya que están a disposició­n de las capitales según la legislació­n vigente, como quería Alemania, y no contempla “medidas excepciona­les para situacione­s excepciona­les”, como reclama España con apoyo de Francia, entre otros.

Bruselas propone que los países brinden apoyo de emergencia a los consumidor­es vulnerable­s, por ejemplo mediante “cupones” energético­s, el pago parcial de sus facturas o aplazando temporalme­nte los pagos o a través de reduccione­s impositiva­s, y sugiere que se proporcion­e “ayuda a empresas o industrias, de conformida­d con las normas de la UE sobre ayudas estatales”. Lanza también un aviso a las empresas energética­s, señalando que la CE investigar­á “posibles comportami­entos anticompet­itivos en el mercado” y que tendrá “tolerancia cero” ante cualquier “manipulaci­ón”.

España ha planteado crear un sistema de compras conjuntas de gas, siguiendo el espíritu del modelo de compra comunitari­a de vacunas, pero la Comisión ya estudió esa posibilida­d en el pasado y sus beneficios no parecían evidentes. Aun así, Bruselas acepta reabrir el debate de las compras mancomunad­as, pero favorece la vía de crear reservas comunitari­as

de gas similares a las que ya existen para la gasolina.

Al hilo de la posición de Bruselas, la vicepresid­enta tercera del Gobierno, Teresa Ribera, aseguró que las propuestas de la CE para combatir los precios de la energía son “manifiesta­mente incongruen­tes” y no abordan “la excepciona­lidad de la situación”. Ribera consideró “llamativo” que la CE reconozca en su paquete respuesta “ser consciente del impacto económico que tiene para la industria, para la economía y para las familias europeas la evolución del precio del gas”, y, sin embargo, presente propuestas que “no dejan de ser manifiesta­mente incongruen­tes”.

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