“No existe ninguna flor que sea fea”
JULIO BOZA
–Es usted el mejor de España en lo suyo, ¿cómo lo está viviendo?
–Los vecinos me recibieron con una pancarta y botellas de champán. Desde que llegué no para de entrar gente en el local para felicitarme y mi madre tiene el móvil lleno de mensajes. Ella está en una pompa.
–Acaba de llegar de Castilla y León del evento, ¿qué tal fue la competición?
–Eran nueve pruebas, algunas de ellas sorpresa. Hubo un trabajo funerario, otro de boda de lujo, un ramo en vertical y la final con elementos reciclados. Para ella, cogí ramas, strelitzias y le di un alto grado de naturaleza. Fui al campo a coger algunas especies.
–¿Qué camino ha seguido para alcanzar ese premio?
–Indagar mucho sobre lo que me gusta, que son las flores. Investigar. Siempre intentar evolucionar y buscar cosas que sean diferentes y que no sea el típico arreglo. Innovar, en definitiva.
–¿Por qué se dedica a las flores?
–Empecé de niño. Como me costaba estudiar, la misma jefa, que es mi madre, me dijo que no iba a estar sin hacer nada. Me mandó a la Escuela Andaluza de Arte Floral. Ahí fui cogiendo conceptos y desarrollándome gracias a mis formadores: Fátima del Río, Luis López Barreto, Guillermo Lasso y Luis Santos. Llevo en la tienda desde pequeño. Empezamos con un local pequeño y, más tarde, ampliamos. Poquito a poco. Siempre intentamos que nuestros trabajos fuesen diferentes en colores y texturas. Hasta llegar donde estamos ahora.
–Trabaja con algo que muchos quieren y ansían, ¿qué tienen las flores que a todos les gustan?
–Como dice un amigo, son bonitas de color. Intento mezclarlas con armonía, textura, haciendo una buena combinación y cambiando depende la época del año. A mí me gustan todas. No hay ninguna flor fea.
–Hablando de años, ¿cómo está afectando la pandemia a su negocio?
–Al principio mal, porque a la gente le daba miedo lo efímero. Pero ahora, parece que estamos más sentimentales y que se valora el momento. 2021 está siendo bastante bueno. Aparte, están las ocasiones especiales. Parece que nos estamos europeizando. La gente está comprando flores y tienen ganas de vivir momentos especiales.
–¿Qué momento especial ha vivido gracias a su trabajo?
–Tuve el lujo de poner las flores de la Esperanza de Triana. La primera vez que se las puse, tenía los vellos de punta. Pero todos los encargos son igual de importantes. Disfruto con todos los momentos. También en mi casa, donde me gusta tener siempre una composición en el salón. A mi mujer le regalo muchas, sobre todo, las que llegan nuevas y diferentes. Aunque tengo el listón alto para sorprenderla.
–Y con sus clientes, ¿qué tal es la relación? ¿Confían en su criterio?
–Son fieles. Siempre hay alguno a quien le puedo fallar, pero normalmente se van contentos y vuelven.
Esto es como la pintura: si haces una buena, te buscan.
–¿Dónde se inspira para crear sus arreglos y composiciones?
–Me encanta visitar museos. Las f lores son como el arte: todo tiene que estar en concordancia. Animo a todos a salir a ver y de su zona de confort. No se puede estar siempre metido en la tienda. Enfrentarse a retos y no estar haciendo siempre lo mismo. Salir de la tienda para volver con fuerza. Y aquí en Sevilla, cuesta mucho cambiar.
–¿Qué opina de su competencia? ¿Hay nivel entre el sector de las floristerías?
–En Sevilla, no. Muy pocos están formados y la mayoría no salen de su establecimiento y no se mueven. Poner
un mazo de f lores igual es fácil. Lo difícil es mezclar los colores de las flores, que de por sí son bonitos. Algo mejor en el norte de España, pero Alemania es la referencia. Es donde mejores escuelas hay y son los que marcan tendencia. Y aquí llega esa tendencia a cinco años más tarde.
Las hermandades dan libertad porque es lo único que pueden cambiar de un año para otro”
–Andalucía sí es referencia en Semana Santa, una celebración donde las flores son un elemento muy utilizado, ¿también existen las tendencias en el terreno cofradiero?
–Sí. Ahora las hermandades dan libertad porque las flores es de lo poco que pueden cambiar de un año a otro. La imagen, la corona o el manto tienen que ser los mismos todos los años.