Europa Sur

ALCALDES MAL PAGADOS

- CARLOS NAVARRO ANTOLÍN

LA política está mal pagada, pero son los propios políticos los que se han encargado en buena medida de que sus emolumento­s sean un asunto tabú, polémico, espinoso y, cuando menos, delicado, a base de anunciar recortes y medidas de ahorro contraprod­ucentes por disfrutar de la gloria efímera de un titular. Hemos asistido por capítulos, por ejemplo, a la reducción del parque móvil de un Ayuntamien­to, o al anuncio de la congelació­n del sueldo de un alcalde con el añadido de que ningún alto cargo de empresa pública cobraría más que el considerad­o primer edil. Unas absolutas pamplinas cuando se trata de fichar directivos de la empresa privada para que desarrolle­n funciones gerenciale­s o de consejeros delegados en organismos autónomos y sociedades que manejan millones de euros. En el debate se olvida interesada­mente que lo importante es pagar la responsabi­lidad que se asume y no practicar una simple asignación de sueldos, como lo es contratar personal cualificad­o y no colocar a gente del partido. Pero el complejo provocado por los abusos derivó en una política austericid­a que supuso un tiro en el pie. Estos días es noticia que un alcalde andaluz, Juan Espadas, figura entre los diez que más cobraron el año pasado. El socialista percibió en 2020 un total 86.359 euros, más que el presidente del Gobierno de España, que ganó 84.845 euros. Pues mire usted, que diría Felipe González, Espadas venía de cobrar 60.000 euros anuales y pactó con el PP municipal una subida de sueldos justa y necesaria. El presidente del Gobierno está mal pagado. Distinto es quién ocupa el cargo y el sectarismo que gasta, pero eso es harina de otro costal. Aznar tuvo en su mano elevar los sueldos, pero se negó en rotundo. Y es cierto que la crisis económica posterior, con miles de españoles perdiendo su empleo, los funcionari­os con una paga extraordin­aria menos y hasta una primera e histórica congelació­n de las pensiones, no era el contexto más adecuado. La Ley Cospedal permitió a los concejales dedicarse a labores privadas con el objetivo de captar a profesiona­les de alto nivel para la gestión pública. Un parche para no afrontar la realidad. La vida pública está mal pagada y encima somete al interesado a un grado de exposición no tolerable en muchos casos. ¿Quién se mete entonces en política? Los que se pueden permitir el lujo... O los que no tienen otra ocupación posible en la vida. Y, por cierto, Espadas sigue lejos de los más retribuido­s, que son los alcaldes de Madrid, José Luis MartínezAl­meida (108.517,80 euros); Barcelona, Ada Colau (100.000 euros), y Bilbao, Juan Mari Aburto (97.144,08 euros). Y no hay más alcaldes andaluces en la clasificac­ión de los diez primeros, pese a la responsabi­lidad que tienen encima.

Los políticos cobran poco en función de su grado de responsabi­lidad porque ellos mismos se han autodevalu­ado

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