Algeciras entre los siglos VIII y X
● Después del ataque del caudillo vikingo Hastein, el emir Muhammad I mandó edificar las murallas de la ciudad para evitar nuevos asaltos de los normandos
EN el mes de abril del año 711, Tariq ben Ziyad, con un ejército formado por bereberes, escasamente islamizados, procedentes de la región de Tánger, y algunos árabes, enviados por el gobernador musulmán del norte de África, Musa ben Nuzayr, desembarcó en el peñón de Gibraltar (que tomó su propio nombre: Jebel Tariq, Montaña de Tariq) y, a continuación, invadió los territorios de la Hispania visigoda, ocupando sus ciudades por medio de algunos enfrentamientos armados, pero, sobre todo, usando las negociaciones y acuerdos con los gobernadores visigodos que fueron capitulando a cambio de que se respetaran sus usos, costumbres, religión y propiedades.
No contento con la actuación de su subordinado y sus bereberes, un año más tarde, en la primavera del 712, Musa ben Nuzayr, con un ejército constituido por árabes y sirios y algunos alfaquíes, que venían para proceder a la islamización de los territorios conquistados, desembarcó en la bahía de Algeciras para destituir a Tariq del mando de las tropas y continuar la expansión por la Península Ibérica, apoderándose de las ciudades del norte que aún estaban en poder de los visigodos.
Una vez que hubo desembarcado Musa en los entornos de las arruinada Iulia Traducta y, antes de emprender la campaña que lo llevaría hasta Toledo y las ciudades del norte que Tariq aún no había aún tomado, reunió las banderas de los destacamentos de su ejército en una colina situada entre el curso bajo del río, que luego se llamó wadi al-‘asal (río de la Miel) y el mar, y procedió a delimitar el terreno en el que se iba a construir una mezquita, la primera que se edificó en lo que luego sería al-andalus.
Refieren las crónicas árabes que una vez desembarcado Musa en la costa de España y, antes de partir hacia el interior para encontrarse con el general bereber y destituirlo, reunió las banderas de los comandantes árabes en una asamblea que no se disolvió hasta haber señalado una parcela de terreno, escogiéndola para construir una mezquita. En opinión del arabista Pedro Chalmeta, el trazado y la fundación de una mezquita, como primera acción de Musa al pisar suelo hispano, representa el acta fundacional de la ciudad de al-yazira al-jadrá (Algeciras).
Aquel oratorio se llamó Mezquita de las Banderas en recuerdo de aquel acontecimiento. Algunos historiadores árabes de los siglos XIII y XIV aseguran que en su tiempo aún existía en Algeciras una mezquita con ese nombre. Musa había elegido, para establecer la nueva ciudad, una península situada cerca del mar que cumplía las condiciones expuestas por Ibn Jaldún: fácil defensa, existencia de tierras de cultivo (fértil y extensa vega del río y amplios espacios para la siembra de cereales panificables), bosques cercanos, asentamiento elevado y saludable y abrigado puerto.
Dada la importancia estratégica de la nueva población, punto de conexión con la vecina Ceuta, desde donde llegaban los numerosos inmigrantes norteafricanos que se dispersaron por los territorios conquistados por Tariq y Musa, quedando muchos de ellos, pertenecientes a los clanes bereberes masmuda, kutama y barani, residiendo en al-yazira al-jadrá, su conversión en cora o provincia meridional de al-andalus no tardaría en producirse.
En la cumbre de la colina, junto a la mezquita fundada por Musa, se establecería una primera “Casa del Poder” (alcázar), residencia del gobernador. El primer wali (gobernador) documentado de la provincia algecireña fue un tal Yahya ben Katir, miembro de la tribu masmuda, nombrado, en el año 756, por el emir Abderramán I una vez que hubo desembarcado en Almuñécar y fue entronizado en Córdoba. Ben Katir era un comerciante que tenía negocios en la otra orilla, en la región de Tánger, donde estaba establecida la tribu a la que pertenecía. Unos años antes, en el 743, el gobernador de al-andalus había asentado en la región de Algeciras y Sidonia tropas sirias, procedentes de Palestina, de las tribus yemeníes de Lajm y Yudám. Estos aportes de población llegados de Oriente (árabes y sirios) vinieron a unirse a los numerosos bereberes que ya residían en la cora algecireña y a los indígenas (hispanos) que debían residir en la zona con anterioridad a la invasión árabe-bereber.
Si en el plano político-militar, Abderramán I nombró como gobernador de la provincia al ya cita