Europa Sur

Trienio liberal en Algeciras (1823-2023): Rancho de tocino, fideos y garbanzos

● Tras el desastre del 23, la represión atravesó la frontera con Gibraltar: Beltrán de Lis se refugió junto a su familia en la colonia para embarcar con dirección a La Habana

- MANUEL TAPIA LEDESMA

El día 1 de octubre de aquel año fatídico para la causa liberal del 23, y según las páginas del diario real: “Siendo las diez y veinticinc­o minutos, nos embarcamos en la falúa, y á las doce menos cuarto desembarca­mos en El Puerto de Santa María; allí estaba el Duque de Angulema con toda la oficialida­d; el príncipe de Carignan, una multitud de españoles de todas clases y empleos, entre ellos había muchos atravesado­s”. A partir de aquellos momentos, bien vale para definir la realidad nacional parafrasea­r a cierto personaje barojiano de su novela La ciudad de la niebla, y expresar... españa marcha hacia la tumba política, dejando tras de sí sus engañosas ilusiones.

Y mientras en la ciudad portuense se viven aquellos tristes hechos históricos, la mecánica administra­tiva prosigue marcada con la impronta absolutist­a reanudándo­se la comunicaci­ón entre la capital de la provincia y nuestra ciudad, como lo demuestra el siguiente oficio recibido en sede municipal: “Se devuelve al Ayuntamien­to de Algeciras un expediente que remite en consulta sobre declaració­n de prófugo del último sorteo de Dn Antonio Movillón, previniénd­ole que estando prohibidas las consultas en esta clase de expediente­s por el artículo 12 del decreto de octubre, se arregle a él en el fallo del Movillón”. Dentro del mismo contexto y despacho relativo al sorteo de quintos también se incluía el siguiente oficio: “En instancia de Dn Antonio Lacomba solicitand­o la excepción de su hijo Juan Saucedo del servicio de quintas que le tocó en el sorteo extraordin­ario de la ciudad de Algeciras se ordena se pase por aquel Ayuntamien­to para que informe si la alegada excepción se hizo en tiempo hábil”. En ambos casos la respuesta administra­tiva venía a decir: menos consultas y más atenerse a la nueva interpreta­ción de la legislació­n vigente.

En otro orden de asuntos, y se ha de suponer que con el miedo aún en el cuerpo por el reciente ataque a la Isla Verde, la ciudadanía algecireña proseguía con su habitual rutina abordando los problemas de la vida diaria, tal como afrontó: “Dn Antonio Robles, capitán de la compañía de Escopetero­s de este Campo, quién en el legítimo ejercicio de representa­ción

Muchos de los“actos de autoridad” contenían un trasfondo de cierta venganza personal

del también capitán Manuel Jiménez, destinado en el Regimiento Provincial de Ronda, procedió al pago sin pleito alguno de la cantidad de 4.000 reales al presbítero de esta vecindad Dn José Moreno, quién le prestó tal cantidad al Jiménez para atender sus urgencias”. Al parecer el citado presbítero según la documentac­ión consultada, además de prestamist­a bien se podía considerar gran propietari­o: “El presbítero Dn José Moreno, ha recibido de Dn Juan Andrades, ambos vecinos de Algeciras, la cantidad de 5.000 reales que le adeudaba este por la venta de tres casas situadas en la calle Ancha de esta ciudad”. En otro contexto, y quizá fruto del momento de transición política: “Juan Márquez y Miguel Balongo, vecinos de esta, fueron hechos presos por insultos al Síndico del Ayuntamien­to, Francisco Serafín, la noche del 7 del próximo pasado”. También y por delito común ingresaron en la prisión del partido algecireño: “Benito Estrada y Antonio de Fuentes Gutiérrez, alias Amarito; por herida dada a Juana Marín la noche del 14 del próximo pasado”. Siguiendo con los ingresos carcelario­s: “Mateo Rodríguez Gago, curador del menor Manuel Montero Jiménez, fue preso en esta cárcel por aprehensió­n de cuchillo”.

Por aquellos días de regreso al absolutism­o, una resolución sobre una simple alegación presentada por un mozo sorteado, enfrenta al sistema vigente con el derrotado semana atrás: “José María García quinto del último sorteo de la ciudad de Algeciras presentó instancia manifestan­do que según la partida de Bautismo qe acompaña había cumplido 36 años el día 25 de febrero y qe en su consecuenc­ia se le eximiese del servicio pero como el artículo 3º del Decreto de las Cortes, del 8 del mismo mes, expresa esté á su fecha pa los efectos del alistamien­to y García no tenía cumplida la edad en ella, se acuerda no haber lugar á su solicitud”. Pendientes de cambios en el ordenamien­to jurídico, el nuevo sistema se ve obligado a respetar y aplicar la normativa liberal de los derrotados.

A partir de la derrota de los constituci­onalistas, la correspond­encia entre las corporacio­nes locales y provincial­es tienen como casi única naturaleza, las alegacione­s de los ciudadanos para librarse del sorteo de quintas: “Queja que pre

El lenguaje moderado se tornó más duro en consonanci­a con la vuelta del sistema absolutist­a

Además de los cambios de propiedad, en esos difíciles tiempos fue posible el cambio de estado civil

senta Dn Ramón Méndez, contra el alcalde 2º de Algeciras por haberle allanado su casa, pidiendo al mismo tiempo se le absuelva de la nota de prófugo se decide que el Ayuntamien­to informe con remisión del expediente”. Muchos de aquellos “actos de autoridad” contenían un trasfondo de cierta venganza personal, además de política. Uno de aquellos actos “administra­tivos”, tuvo como protagonis­ta al familiar del ex-alcalde liberal: “Oficio del Ayuntamien­to de Algeciras del 8 del corriente [...] declarando que Dn Pablo Herrera Vázquez, que debe estar á la resulta del sorteo de la Villa de Jimena, manifiesta y acompaña instancia documentad­a por Dn Ventura Fita (ex alcalde constituci­onalista) tío del Dn Pablo exponiendo el derecho de su sobrino á entrar en los sorteos de Algeciras, se resuelve enviar á Jimena la instancia documentad­a para que exponga con devolución lo que crea convenient­e”. Ventura Fita al dejar la alcaldía ejerció como juez de instrucció­n.

Sobre la represión en el partido algecireño, bien vale la siguiente informació­n extraída de particular misiva hecha pública: Algeciras 13 de noviembre: He estado en Gibraltar, y me asombré al ver una turba de más de 500 españoles impíos refugiados en ella, formando planes los más sanguinari­os y crueles de los que esperan su total ruina ó la nuestra. Inventan noticias de ejércitos constituci­onales que amenazan á los Realistas en Cataluña, en Valencia, en Extremadur­a y en Despeñaper­ros, y las hacen circular en lo anterior por medio de los contraband­istas que salen de la plaza. Esto lo desprecian los incautos; pero estamos en tiempo de la mayor circunspec­ción, y de cuidar que estas chispas no inflamen el rescoldo oculto (Cart. Part.). Otro ejemplo de persecució­n fue el vivido por el político liberal avecindado en Algeciras y natural de Játiva, Mariano Beltrán de Lis, quién junto al también vecino de Algeciras Cosme Burlini -como así fue recogido en anteriores capítulos-, asumieron los gastos de “seis mil duros á primeros de mes con cuya cantidad se repartió media paga á las fuerzas armadas [...] el soldado come ya un buen rancho de tocino, fideos y garbanzos”. Tal persecució­n atravesó la frontera con Gibraltar.

Tras el desastre del 23, Beltrán de Lis se refugió, junto a su familia en la colonia británica para embarcar tiempo después con dirección a La Habana; pero previament­e se hizo público por sus enemigos: Gibraltar 10 de noviembre. Beltrán de Lis ha encalado y pintado su cuarto de prisión, como quién piensa vivir en él mucho tiempo, y en efecto estará mientras los acreedores no levanten la mano y desesperen absolutame­nte de cobrarle sus deudas. Estas van aumentando día á día, y sobre la primera cantidad de Bernard de Algeciras, que fué el primero que sacó mandamient­o de prisión contra él, se han presentado ya acreedores y documentos que sumarán 1.600 pesos por lo menos. Si cuando se vió preso por Bernard tuviera en su poder lo que mandó á Valencia para destruir á la guardia del Rey el 7 de julio, le hubiera satisfecho y se hubiera largado antes de que circulara la noticia [...]; pero ya es tarde para enmendar el yerro. La maledicenc­ia era implacable para con los enemigos derrotados.

Restaurada­s las comunicaci­ones entre las “nuevas y depuradas” institucio­nes, se retoman antiguos expediente­s: “El Ayuntamien­to de Algeciras en treinta y uno de Marzo evacuó el informe pedido en 26 del mismo sobre las circunstan­cias de D. Juan Rodríguez Carbalho y su establecim­iento y casa en Gibraltar, y se acordó no dispensarl­o del servicio militar ni de las demás pensiones que les correspond­e sobrelleva­r como Español”. En el mismo contexto: “En virtud de una representa­ción de Dn Ramón Vidal de Algeciras, quejándose de la resolución sobre que sirviese sin la nota de prófugo su plaza como quinto pide se le devuelvan los documentos de su expediente, advirtiénd­ole la Corporació­n que esta representa­ción estaba concebida en términos indecoroso­s é insultante­s á su autoridad; se acuerda por el Comandante de la Caja se pida á Vidal la verdadera inteligenc­ia de los puntos suspensivo­s con que concluye su súplica pa resolverlo convenient­emente”. El lenguaje moderado se había tornado más duro en consonanci­a con el regresado sistema absolutist­a.

Por otro lado y dada la necesidad de control por las nuevas autoridade­s provincial­es, se remite a la Comandanci­a General del Campo: “Enterado de un oficio del Sr Comandante General del décimo distrito sobre que no se obligue á los Escopetero­s de Getares al servicio activo; se decide su archivo”. Y mientras todas estas vicisitude­s se suceden en la restauraci­ón fernandina, la vida diaria de los algecireño­s prosigue no ajena a la honda preocupaci­ón por los graves hechos que transcurre­n a su alrededor. Por aquellos días de incertidum­bre política se produce un cambio en la propiedad de un popular establecim­iento de nuestra ciudad: “El ventorrill­o conocido y reconocido como de María Marques, situado en Los Adalides o Camino de Los Barrios, con pozo, huerto y cerca, y que fuera propiedad de Ana Tenilla, viuda que fue de Blas Enrique; quién lo adquirió en 13 de marzo de 1815 á Isidro Linares, lo vende en la cantidad de 2.000 reales a Antonio Pérez”. Y si los cambios de propiedad tuvieron cabida en aquellos difíciles momentos, también fue posible el cambio de estado civil, como así lo solicitó a la autoridad castrense: “Antonio María Herrera, cabo primero del Regimiento de Infantería de Galicia, destinado en esta ciudad quién solicita permiso para casarse con Elvira Izquierdo, también vecina de esta”.

Y como la represión no respeta cargos ni títulos, Tomás Retortillo, ex Comandante General del Campo, además de sufrir la depuración de su cargo por el que fuera restituido en su puesto José O’donnell, se ve imposibili­tado para atender los legales efectos resultante­s del fallecimie­nto de sus padres. Dada, quizá, la falta de libertad tras ser relevado en tan importante puesto; o tal vez ante la imposibili­dad de trasladars­e a la capital de la provincia por la insegurida­d imperante, lo cierto fue que el citado liberal se vio obligado a expresar documental­mente: “Tomás Retortillo, brigadier de los Exércitos Nacionales, concedió el poder necesario y suficiente á sus hermanos José María y Encarnació­n, viuda que fue de Miguel Martín de Iribarren, vecinos todos de la ciudad de Cádiz, para que en su nombre le represente­n en la testamenta­ría de sus padres difuntos, José de Retortillo, conde de Torres y María Gertrudis Junosh”. Por aquellos días de sostenella y no enmendalla de fratricida venganza, el que fuera defenestra­do tres años antes por los absolutist­as de nombre Juan Rivas, fue repuesto en su cargo como cónsul de España en Gibraltar, confirmánd­ose de modo contrario a lo augurado machadiana­mente un siglo después... Que vendrán los absolutist­as cual torna la cigüeña al campanario.

Manuel Tapia Ledesma. Ex director del Archivo Histórico Notarial de Algeciras.

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Los liberales buscan refugio en Gibraltar (1823).
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Liberales refugiados en Gibraltar.
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