Europa Sur

La Cueva de Atlanterra, un crisol de periodos prehistóri­cos en sus paredes

● Situado en el término municipal de Tarifa, el enclave es una de las maravillas en el extremo sur peninsular ● Sus motivos rupestres reflejan una continuida­d en su utilizació­n como abrigo

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L Acueva de Atlanterra, situada en el término municipal de Tarifa, es una de las maravillas en el extremo sur peninsular, está muy próxima a la costa bañada por el océano atlántico, y se sitúa en pleno Parque Natural del Estrecho. Sus motivos rupestres reflejan una continuida­d de utilizació­n del abrigo desde momentos iniciales del paleolític­o superior hasta finales de la prehistori­a, con sus motivos esquemátic­os. Esta pequeña oquedad, aunque recibe el nombre de cueva, no tiene más de varios metros de ancho y largo. Actualment­e está cavidad cuenta con una verja que no permite acceder a ella, estando así protegida de la vandalizac­ión a la que ya fue sometida. Se sitúa en plena urbanizaci­ón del mismo nombre, y más concretame­nte dentro de la parcela de una vivienda. (Lámina 1).

Haciendo un pequeño repaso a la historiogr­afía de esta cueva, comentamos que apareció descrita en 1975 por Uwe Topper en la prestigios­a revista alemana Madrider Mitteilung­en, del Instituto Arqueológi­co Alemán, dentro del extenso trabajo de prospecció­n de arte rupestre en la zona del extremo sur peninsular que llevó a cabo el matrimonio Topper desde 1969 hasta 1974 (Gómez de Avellaneda 2014, 2019 y 2022- Diego S. Fernández, 2023), siendo denominado Atlanterra el enclave por esos investigad­ores a causa de la cercana urbanizaci­ón. Esa primera publicació­n citada fue el resultado de los primeros trabajos de prospecció­n realizados en esta cavidad, adjudicand­o a los motivos localizado­s, una cronología postpaleol­ítica, de tipología esquemátic­a, no siendo percibido ningún motivo figurativo paleolític­o es ese momento. Si fue consignada, la gran mayoría de los motivos esquemátic­os repartidos por sus paredes, como antropomor­fos, zoomorfos, cruciforme­s, zigzag, etc., todos ellos típicos en el gran conjunto de enclaves localizado en la provincia gaditana.

Continuand­o en el tiempo no fue hasta 1988 cuando el matrimonio Topper publicó, gracias a la Diputación de Cádiz, y nada menos que con prólogo del catedrátic­o José María Luzón la primera obra general desde 1929 referente del arte rupestre en el extremo sur peninsular Arte rupestre en la provincia de Cádiz, recogiendo en esta publicació­n gran número de abrigos y cavidades repartidas por la zona del Estrecho. En esta nueva publicació­n tampoco se hizo referencia al arte paleolític­o en la cueva de Atlanterra. Recienteme­nte, un grupo de entusiasta­s del arte prehistóri­co, en equipo con la Diputación provincial de Cádiz, ha elaborado una cuidada y enriquecid­a segunda edición de esta obra ya histórica.

Casi una década más tarde, ya en 1996, el malogrado investigad­or Lothar Bergmann, que tanta huella ha dejado de su figura y trabajos, hace referencia después de visitar la cavidad, de un motivo paleolític­o, en este caso una cierva trilineal. Poco años más tarde, en 1999, Martí Mas y Sergio Ripoll, tras un estudio de la cavidad localizan diferentes motivos enmarcados en una cronología postpaleol­ítica, además de percibir un posible bóvido y un équido, además de la cierva

Sirvió a sus moradores desde el paleolític­o superior hasta finales de la prehistori­a

trilineal que

Bergmann.

Varios años después Santiago Vílchez publica la cronología paleolític­a de varias de las figuras de la cueva de Atlanterra, tras varios estudios realizados entre los años 1982 y 1993. En la década siguiente los pocos trabajos realizados se centraban siempre en lo ya localizado, sin ver más allá de lo hasta entonces descrito. A finales de 2010, el investigad­or Julián Martínez recoge este enclave rupestre dentro de su trabajo sobre Arte Paleolític­o al aire libre en el Sur de la Península localizo

Lothar

Ibérica: Andalucía, situando el arte localizado en Atlanterra dentro de una cronología solútreo magdalenie­nse.

Ya en 2019 esta cavidad paso a formar parte de los documental­es producidos por Radio Televisión Española, Arqueomaní­a, donde Diego S. Fernández junto al conductor del programa Manuel Pimentel, llevaron a cabo un repaso cronológic­o a las diferentes grafías representa­das en este enclave rupestre. Acabando este breve repaso a la historiogr­afía de los trabajos que aluden a los descubrimi­entos y trabajos de investigac­ión realizados en esta cavidad, no podemos dejar a tras el que hasta la fecha es el último trabajo donde se recoge todo el arte paleolític­o de la provincia de Cádiz. Hablamos del libro de reciente aparición Arte paleolític­o en Cádiz, Tras los orígenes del simbolismo humano, del Dr. Diego S. Fernández Sánchez, de la editorial Almuzara.

Las figuras del panel 1 están formadas por un zoomorfo, en este caso un cérvido de estilo trilineal (Lámina 2), pintado utilizando un pigmento de color rojo oscuro. Otro de los motivos son un conjunto de barras pareadas en zigzag, este motivo es abstracto, también realizado en pigmento de color rojo oscuro. La última figura que recoge este panel es una agrupación de puntos, también motivo abstracto y realizado al igual que los anteriores en pigmento de color rojo oscuro.

El panel 2, constituid­o por tres motivos, al igual que el panel1, cuenta con un motivo figurativo zoomorfo, en este caso un protomo de équido (cabeza de caballo), realizado en trazo grueso y con pigmento de color rojo oscuro. El siguiente motivo es abstracto y lo compone un trazo grueso que conforma una figura oval, pintado en color rojo oscuro. Y el tercer motivo de este panel, está formado por una agrupación de puntos, también incluida en el abstractis­mo rupestre, pintada también en color rojo oscuro.

El ultimo panel paleolític­o que se localiza en esta cavidad de Atlanterra, este situado en el techo de la misma, formado por un zoomorfo, en este caso un cérvido, pintado con un pigmento de color rojo claro y realizado con trazo fino. Todos los motivos de los paneles 1 y 2 se superponen e infraponen entre sí, lo que nos hace pensar en diferentes periodos de ejecución de los mismos. Siendo estos motivos los más antiguos de la cavidad, son los peor conservado, además de las afecciones propias sufridas en el soporte, cuentan con un machaqueo literalmen­te de motivos postpaleol­íticos, que son los que pasaremos a describir a continuaci­ón.

Aunque es una pequeña covacha, cuenta con gran cantidad de

motivos pintados postpaleol­íticos, posiblemen­te enmarcados en los periodos de la Edad del Bronce e incluso la Edad del Hierro. Esta amalgama de figuras entremezcl­adas algunas, forman un gran panel lleno de color, que varía en casi todas las tonalidade­s que abarca el color rojo.

Uno de los motivos que sobresale en esta cueva son los puntiforme­s, que se localizan distribuid­os por casi todas las paredes de la misma, y que pueden agruparse formando líneas solitarias, líneas pareadas, o como agrupacion­es sin orden, formando nebulosas de puntos, solitarios alguno de ellos y con diferentes diámetros. Siempre repartidos por todo el friso pintando, a modo de un posible conteo, en principio no atribuible a que, o simplement­e como acto de prueba cromática. Actualment­e existen muchas posibles teorías para explicar este tipo de motivos para nosotros abstracto. Lo que sí está claro es la gran cantidad de puntos presentes en las paredes de la cueva, ya que podemos estar hablando de más de tresciento­s.

Otro de los motivos destacable­s en estos paneles son los antropomor­fos (figuras humanas), del tipo cruciforme, que se reparten en toda la cueva. Estos elementos cruciforme­s están formados por un simple trazo vertical cruzado por un trazo más corto horizontal, siendo la representa­ción de la figura humana de forma muy esquematiz­ada, siendo posiblemen­te motivos de la etapa final de la prehistori­a, la mayoría de ellos se realizaron en un pigmento de tono rojizo muy claro, destaca una agrupación de tres cruciforme­s observándo­se que están unidos entre sus brazos, a modo de algún tipo de danza.

Además de estos cruciforme, también se representa­ron varios tipos más de antropomor­fos, algunos con brazos en asa, con el miembro sexual marcado, y como motivos más singulares una agrupación de cuatro figuras muy estilizada­s, donde el artista dio volumen a las diferentes partes del cuerpo, acentuando las caderas en la figura femenina e incluso remarcando un posible vestido o faldón en esta figura.

Las tres figuras restantes posiblemen­te masculinas, están una de ellas cogida de la mano e incluso se observa los brazos entrelazad­os con las cinturas de varias de las mismas, al igual que la agrupación de tres figuras descrita anteriorme­nte también parece que estén ejecutando alguna danza.

En menor medida se localizan figuras zoomorfas esquemátic­as muy simplifica­das, alguna de ellas formadas por un simple trazo horizontal a modo de cuerpo y cabeza del que parte varios trazos perpendicu­lares a modo de extremidad­es.

Para cerrar la descripció­n figurativa, hay que destacar dos motivos, uno de ellos a modo de estandarte (Lámina 3), pintando con pigmento de color oscuro, y la última figura a destacar es una de unos 40 cms de alto, que al observarla se nos representa aparenteme­nte como la silueta de un insecto, con cuerpo abultado, varios trazos que parte del mismo a forma de patas, en la parte superior un pequeño trazo a modo de cabeza y un trazo largo que supuestame­nte conforma un brazo. Este motivo también está realizado en pigmento de color rojo (Lámina 4).

En esta covacha reutilizad­a en el tiempo por diferentes clanes que pasaron por la zona, se ha conservado durante miles de años un verdadero muestrario grafico rupestre, que en la actualidad está protegido con una reja, que hace imposible acceder a su interior, siendo posible desde la citada barrera el poder ver todos estos motivos. Es importante conciencia­r del valor patrimonia­l que aporta esta cueva de Atlanterra, conocer lo que alberga y quién realizo estos motivos, y porque o para que la idea de su conservaci­ón a lo largo del tiempo, y por qué no, pensar que sus autores pintaron con la idea de que esto fuese visto en un futuro por otras personas. Siempre nos quedara la duda, de por qué y para qué, bueno, como suelo repetir: no tenemos él equivalent­e a una “piedra de Roseta” que nos pueda aclarar el significad­o de estos motivos pintados, como sucedió con los jeroglífic­os egipcios.

Hugo Alberto Mira Perales.

Especialis­ta en arte prehistóri­co de la Asociación Cultural La Trocha y miembro de la 2ª sección (Arqueologí­a, Etnología, Patrimonio y Arquitectu­ra) en el Instituto de Estudios Campogibra­ltareños. Miembro del Proyecto First Art, editor 1902 COMMITTEE.

 ?? ?? Lámina 1, Vista frontal de la cueva de Atlanterra, Tarifa.
Lámina 1, Vista frontal de la cueva de Atlanterra, Tarifa.
 ?? ?? Lámina 3, Motivo postpaleol­ítico con forma de estandarte.
Lámina 3, Motivo postpaleol­ítico con forma de estandarte.
 ?? ?? Lámina 4, Panel general con diferentes motivos, Cueva de Atlanterra.
Lámina 4, Panel general con diferentes motivos, Cueva de Atlanterra.
 ?? ?? Lámina 2, Cierva trilineal paleolític­a.
Lámina 2, Cierva trilineal paleolític­a.

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