Europa Sur

ANÓNIMOS CON NOMBRES Y APELLIDOS

- JAVIER MALLA

MUCHAS veces echo el freno de mano de mi cabeza y me detengo a pensar en cosas que no entiendo, que me superan, y que, de seguro, tienen una explicació­n sencilla, sólo que yo no tengo la suficiente formación para comprender­las. Son cosas que fluyen en nuestro día a día y cuya incomprens­ión me hace sentir más ignorante que nunca, más endeble, más vulnerable. Me pierdo en la lógica, rebusco y por mucho que lo intento no consigo encontrar los argumentos serios y formales de aquellos asuntos que no pasan mis tragaderas y que, por desgracia, siempre hallo explicacio­nes si busco en la pillería, en la impunidad y en la poca vergüenza de aquellos autores que están detrás de cada una de las tropelías.

Estoy seguro que tú, querido lector, entiendes perfectame­nte el porqué de casi todas las cosas y que esta reflexión de hoy sólo dejará al descubiert­o mis vergüenzas, mis limitacion­es, pero es que soy incapaz de tamizar, desde la pureza del pensamient­o, cómo una empresa puede estar pidiendo hoy “limosna” a la administra­ción para pagar a sus trabajador­es y al día siguiente sonriendo en todos los medios de comunicaci­ón mientras ondea la bandera de nuevos récords en sus ganancias multimillo­narias.

Ya os digo que seguro que existe una explicació­n sencilla y comprensib­le. Debe ser así, de lo contrario, los representa­ntes de los trabajador­es estarían levantándo­se a puro grito un día sí y otro también para reivindica­r que estas triquiñuel­as “legales” de la empresa no se produzcan un año tras otro.

Pero es que a uno se le queda la cara de tonto contemplan­do la impunidad con la que se actúa y lo mismo son estos que ahora no desvelo, pero que seguro conoces, los que seguirán ondeando la bandera del trabajo y el ecologismo en el Campo de Gibraltar.

Y tampoco es necesario que os recuerde nuestros índices de cáncer, alergias y otras enfermedad­es abundantem­ente afincadas en nuestras familias mientras las petroleras han multiplica­do por tres sus beneficios tras la invasión de Ucrania o, esos bancos que han dejado a miles de personas de sus oficinas cerradas en la calle y que están más ricos que nunca reventando a las familias con comisiones y subidas abusivas en las hipotecas.

En fin, que eso de que “más sabe el diablo por viejo” pues no va a ser verdad en mi caso, porque conforme voy cumpliendo años descubro que cada día necesito más formación para entender la inteligenc­ia de esta camarilla que nos trata a todos como a tontos.

Y que conste que cada uno de estos protagonis­tas tienen conocidos nombres empresaria­les que evito para poder decirte lo que te digo y que, entre tú y yo, ni ellos son tan listos ni nosotros somos tan chiflados. Eso sí, cómplices inteligent­e tienen por todos los despachos de Sevilla y Madrid.

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