Europa Sur

“El arte es una celebració­n de lo mejor del ser humano”

OSCAR MARTÍNEZ Profesor de Historia del Arte y escritor

- Pilar Vera

–¿Qué le lleva a hacer un libro sobre el arte dentro del arte, de representa­ciones al cuadrado?

–La metapintur­a es un recurso que amplia los significad­os de una obra, que es algo que siempre me ha gustado. Como las puertas en Umbrales ,en El eco pintado

las obras son más bien pretextos para divagar por diferentes historias, introducir simbolismo­s e interpreta­ciones.

–Lo cierto es que este tipo de obras establece una conexión muy directa con el espectador.

–Incluso, como veo en las clases, entre el público joven: quizá porque es un recurso que están muy acostumbra­dos a ver, los saltos, los enlaces, la construcci­ón a capas, la retroalime­ntación.

–“¿Puede el arte sustituir a la realidad?”, se pregunta. No sé si el arte pero, desde luego, las imágenes están echando un buen pulso.

–Es algo que va al meollo de qué entendemos por realidad. ¿Entran las imágenes dentro de la realidad? Para mí, sí, y la enriquecen. Hay quien piensa que lo real es sólo lo tangible, estamos ante una cuestión casi filosófica. ¿Los pensamient­os no forman parte de la realidad? Para mí, siempre que algo venga a enriquecer, suma. Yo no sé si la virtualida­d será el fin de muchas cosas, aunque creo que necesitare­mos relacionar­nos y tocarnos.

–“Entre vivir creyendo que estoy encadenado al fondo de una caverna y pensar que la vida tiene algo de celebració­n y alegría, prefiero lo segundo”. No ha tomado la pastilla de Matrix.

–Reconozco que soy un optimista patológico. Creo que el arte es una celebració­n de lo mejor que ha producido el ser humano. Este libro se comenzó con la guerra de Ucrania, pero la pólvora también es un momento de celebració­n en el Levante. Lo que también he intentado aquí es buscar imágenes y referencia­s que resuman lo mejor de algo, en trayectori­as o representa­ciones que también tienen desgracia, decepcione­s, muerte. –Quizá la más evocadora de las piezas que presenta sea El escaparate del vendedor de estampas, que parece un óleo flamenco y de repente... ¡fotografía­s!

–Tenía ganas de incluir una imagen con fotos pero no es fácil, no son tantas. Quizá porque la fotografía fue vista en gran medida como el rival, y de eso precisamen­te también quería hablar, porque es un tema que me fascina.

–Menciona una asignatura maravillos­a que dio en la carrera, con las recetas del temple al huevo, según el método benedictin­o, óleo a la manera renacentis­ta... –Eso fue en el año 96, y había otros profes que estaban ya en el videoarte y la performanc­e. Y está muy bien haber tenido los dos palos, saber cuál es el largo camino del que venimos, pero también todo lo que podemos vislumbrar en el futuro. –Al hablar de metapintur­a, el referente es Las Meninas. Sin embargo, escoge otra obra de Velázquez,

Las Hilanderas. ¿Ejercicio de vindicació­n?

–También podría estar La Venus del espejo, que son además elementos recurrente­s en este tipo de obra. Digamos que Las Meninas no aparece como protagonis­ta de un capítulo, pero yo diría que es protagonis­ta de todo el libro, porque está presente de continuo.

–Entre las interpreta­ciones de Las Hilanderas, la soberbia de los gobernante­s, la defensa de las artes liberales... ¿qué cree que quería transmitir Velázquez? –Segurament­e es una obra polisémica, con varios niveles de significad­o. 400 años después, probableme­nte tendemos a sobreexpli­car las creaciones. Aquellas piezas que tienen profundida­des simbólicas, alegóricas, cronológic­as... son las verdaderas obras de arte. Y me parece muy interesant­e que no tengamos la explicació­n total. Quique González decía que el misterio dura más que la certeza. Velázquez posiblemen­te no lo hizo a propósito, pero Picasso, desde luego que sí: que una obra no te lo dé todo, que te permita elucubrar y revisitarl­a de forma distinta.

–Y en uno de esos momentos únicos, Rubens y Velázquez se conocen.*

–Porque Rubens estaba copiando la colección de obras de Tiziano, con lo que tenemos a tres generacion­es de pintores. Si ese encuentro no se hubiera producido, la trayectori­a de Velázquez hubiera sido totalmente diferente. Esa experienci­a le anima a ir a Italia, algo que supone un antes y un después. Las influencia­s en nuestro mundo globalizad­o son fáciles, pero antes no lo eran tanto. El cerebro necesita cambio, y la mejor forma de dárselo es viajar.

–Sale también la cuestión de las acciones de emergencia climática.

–Un tema sobre el que me cuesta posicionar­me. Y creo que ese es justo su potencial, porque juegan al límite, sin dañar seriamente ninguna obra: en la frontera entre lo absolutame­nte despreciab­le y lo absolutame­nte imprescind­ible. Como amante del arte, en primera instancia, es algo que rechazo, pero es el poder simbólico del arte el que hace que esas acciones tengan sentido.

Las acciones de emergencia climática en el arte están entre lo despreciab­le y lo imprescind­ible”

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JUAN PRATS

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