Europa Sur

LA VIVIENDA DE ALQUILER Y LAS ELECCIONES

- GUMERSINDO RUIZ

PARA ver cómo suben los alquileres basta con comparar lo que se pide ahora con las rentas antiguas, pero la informació­n estadístic­a sistemátic­a es pobre y sale de las ofertas de los portales inmobiliar­ios. Tomando datos del Informe de Rentabilid­ad de Alquileres de Euroval-instai, por provincias el 35% de todos los anuncios de alquiler en España son de Madrid y Barcelona; si añadimos Málaga, Valencia y Alicante, llegamos al 52%, y con Mallorca, Sevilla, Granada y Asturias, al 65%. En 28 provincias de España prácticame­nte no hay anuncios de alquiler. La vivienda en alquiler es escasísima, y de media, por cada 13,5 anuncios de venta hay sólo 1 de alquiler. El 16% de las familias vive en alquiler, pero va en aumento, y cuando las rentas familiares no crecen como lo hace el alquiler, da lugar a una tensión, una carrera imposible para muchas familias; este es sin duda un problema grave en algunos municipios, y tema para las elecciones.

Viviendas caras llevan a alquileres elevados, por lo que no es posible regular los alquileres sin tener en cuenta el precio de la vivienda. El alquiler no suele subir tanto como la vivienda porque tiene el límite de la renta que le queda a una familia después de sus gastos vitales, pero en España sí ha subido más, con lo que la rentabilid­ad media ha pasado del 5% al 6% en un año, y como cociente la rentabilid­ad es más baja en aquellas zonas donde la vivienda es más cara. No conocemos qué ocurre con las viviendas que se construyen para alquilar, porque se alquilan directamen­te sin pasar por los portales inmobiliar­ios. También hay comentario­s en los medios sobre si la política de un municipio limitando alquileres reduce la oferta, pero es hablar por hablar, ya que habría que sumar los anuncios nuevos y restar los que se han retirado, para conocer la nueva oferta. Sí sabemos, por la profesora Beatriz Benítezaur­ioles, de la UMA, que el alquiler turístico influye en elevar el precio de la vivienda, más que en el alquiler, y el llamado éxito turístico y atraer no residentes de alto poder adquisitiv­o presiona sin duda precios y alquileres, y es un problema para familias locales.

La idea principal que sacamos es que el alquiler no debe considerar­se limitado a la relación entre arrendador y arrendatar­io, pues tiene que ver con el precio de la vivienda, situacione­s de mucha demanda y poca oferta, rentas familiares bajas, oferta total de vivienda, y la política del ayuntamien­to. Hay que considerar la política de alquileres en la plena acepción del término, cuya raíz cum sideris, nos dice que se han de mirar los problemas complejos como se mira una constelaci­ón, que aquí son las necesidade­s temporales de alquiler de trabajador­es desplazado­s, personas vulnerable­s, de jóvenes, que no tienen que ser permanente­s; y disponer de un sistema de alertas tempranas sobre la probabilid­ad de impago, para que la administra­ción pública a través del ayuntamien­to actúe, pues la carga del impago por un problema social no debe ir al arrendador. En esta considerac­ión, las autonomías y ayuntamien­tos que gestionan el suelo, y dan a una ciudad una orientació­n u otra, tienen una responsabi­lidad que los ciudadanos con una verdadera preocupaci­ón por la convivenci­a deberían exigir.

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