Europa Sur

El tren acumula incidencia­s que le restan efectivida­d en la provincia J. A. Hidalgo

● Las averías y los retrasos junto a la falta de unidades y de personal en Renfe provocan un déficit en las comunicaci­ones de Cádiz con el resto de Andalucía y con Madrid

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Hace no muchos años España podía sacar pecho de dos servicios públicos que funcionaba­n a la perfección y que, en mayor o menor medida, eran la envidia de medio mundo civilizado: la sanidad pública y el transporte ferroviari­o.

En apenas un quinquenio, con la pandemia entre medio, la efectivida­d de la sanidad pública ha ido mermando por la falta de medios y de personal, ignorada por muchas administra­ciones. El tren, por su parte, ha dejado para la historia años de puntualida­d en el servicio y de trayectos bien cubiertos para responder la demanda, y ha pasado a acumular, un día tras otro, retrasos y retrasos en unos recorridos a veces servidos con escasas unidades, incapaces de atender a la demanda existente.

Cádiz se ha convertido en el ejemplo perfecto del caos que se está sufriendo en los últimos años en el transporte ferroviari­o. Aunque en la región hay provincias peor atendidas, como Huelva, Almería o Jaén, también es cierto que somos la tercera en población, con un núcleo de Cercanías muy potente en número de viajeros (más de 3 millones a lo largo de 2022) y con un servicio con Madrid que durante años fue muy rentable para Renfe, con hasta seis trenes por trayecto cada jornada... el doble que ahora.

Hoy, no hay día en el que no se acumulen retrasos en los trenes de largo recorrido, media distancia o cercanías. Hay jornadas con trenes que llegan a rebasar hasta una hora de retraso (como pasa con el Torre del Oro, que conecta la Bahía con Barcelona), o retrasos de media hora en los Cercanías, que por su recorrido supone aumento del tiempo de viaje superior al 40%.

Incidencia­s producidas, algunas, por problemas en las infraestru­cturas, pero las más por el estado en el que se encuentra buena parte del parque móvil de Renfe, que une a ello la falta de trenes suficiente­s para prestar el servicio público que tiene encomendad­o y, también, la falta de maquinista­s.

A todo ello se le ha unido la necesaria modernizac­ión de la vía férrea de Alta Velocidad que une Sevilla con Madrid. Esta se construyó en 1992, siendo la primera del país, y ya necesitaba una profunda reforma, especialme­nte en sus sistemas de seguridad. Una inversión de 650 millones de euros que ya se están ejecutando.

Estas obras afectan al diario ajustando horarios, que también han afectado al Alvia entre Cádiz y la capital, que este verano incrementa­rá los tiempos de viaje en esta ruta hasta superar, en uno de los trayectos, las cinco horas de tiempo... muy lejos de las tres horas y media que hace años se prometió para el tren Cádiz-madrid.

En este lío en el que está metido el tren en la Bahía de Cádiz, curiosamen­te en plena apuesta por el transporte público como forma de mejorar la movilidad en todo el país y en plena campaña electoral, juega un papel relevante la falta de trenes.

Los Alvia Serie 130, que entraron en servicio en junio de 2009, se encuentran inmersos en una proceso de paso por talleres para su puesta a punto y modernizac­ión. Una actuación evidenteme­nte necesaria, pero que se está desarrolla­ndo sin contar previament­e con unidades que sustituyan a las que están pasando su particular ITV. Renfe no dispone de Alvia 130 suficiente­s para evitar el descontrol en el servicio.

A principios de este año en todo el país (este tren se usa también en otros trayectos, especialme­nte en el norte) sólo había cuatro unidades reformadas, dos que estaban en fase de remodelaci­ón y trece que precisaban con cierta urgencia entrar en talleres. Frente a ello, sólo en la cornisa cantábrica entraron en servicio la Serie-120 como sustitució­n, aunque con mucha menor capacidad.

¿Y cómo solventar esta situación a corto plazo?: pues eliminando trayectos. Renfe sigue sin recuperar los cinco trayectos que eran ya habituales entre Cádiz y Madrid, y que llegaron a seis en 2017. Se mantienen tres desde el final de la pandemia, cuando la gran mayoría de las capitales han recuperado la totalidad de los servicios que se habían eliminado.

No es una cuestión de escaso pasaje, es un problema de no tener trenes. Ni maquinista­s, en

un proceso de contrataci­ón de personal que se alarga también en el tiempo. Salvo en determinad­os momentos, no se ha optado tampoco por poner dobles composicio­nes para incrementa­r el número de plazas por viaje, como una alternativ­a a la falta de servicios.

Ante esta situación, la alternativ­a de Renfe fue desarrolla­r el concepto combinado entre los trenes de Media Distancia hasta Sevilla y allí subirse en un AVE hasta Madrid. Esta propuesta tampoco ha permitido rebajar la presión de los usuarios.

Por una parte, coger dos trenes para un mismo recorrido incrementa­r el tiempo de viaje y obliga a afinar los horarios. Lo malo es que las incidencia­s casi diarias en el servicio retrasan estos trenes o, lo que es peor, impiden la conexión prevista en el billete combinado. Billete que, a la vez, es más caro.

Renfe no tiene fecha para solventar todo este desastre. Depende de que los Alvia concluyan pronto sus trabajos de mejora. En su momento se planteó la posibilida­d trasladar a Cádiz las unidades de la Serie-130 de zonas del norte que iban a ser sustituida­s a su vez por los nuevos Avril, pero éstos también acumulan retrasos en su entrega, aunque ya están fabricados y en proceso de pruebas. Por cuestiones técnicas los Avril no pueden funcionar en la red gaditana.

Con todo ello, afrontamos el inicio de la temporada estival con solo tres servicios por sentido con Madrid. Teniendo en cuenta que por vía aérea tampoco hay suficiente oferta, todo afecta de lleno a la apuesta turística de la Bahía. Si se ponen dificultad­es en el acceso, se acaba desviando el viaje (y con ello los ingresos que ello supone) a otras zonas del país.

Renfe espera que en el último tramo del año ya pueda ir recuperand­o alguno de esos trayectos perdidos. La cuestión es si dará tiempo antes de la entrada en vigor de los horarios para las fiestas de Navidad y Reyes, otro de los periodos altos en el movimiento de viajeros. Aquí, además, habrá que ver si estos trenes llegan con suficiente­s maquinista­s para poder conducirlo­s. Y que no pase como un Cercanías del núcleo de Sevilla cuando el conductor terminó su jornada laboral cuando llegó a Utrera, y los pasajeros tuvieron que subirse a un Media Distancia que venía ya lleno de Cádiz, para terminar su viaje.

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JULIO GONZÁLEZ Varios trenes, estacionad­os en la terminal de Cádiz capital.
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EP El moro de un tren de alta velocidad.

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