La fundación: su mejor obra
El escritor logró en 2002 hacer realidad uno de sus sueños: poner en marcha una institución para jóvenes creadores
ANTONIO Gala afirmó más de una vez que su mejor obra era su fundación. Con ella cumplió su sueño (esbozado por primera vez a mediados de los años 90) de crear una institución destinada al crecimiento artístico de jóvenes con especiales habilidades en los campos de la música, la literatura y las artes plásticas. Cientos de residentes han pasado por un centro que fue inaugurado en 2002 y que ha conocido diferentes directores como Elsa López, Concepción Martínez Simancas (cuyo paso fue muy breve), Carmen Burgos y José María Gala.
La Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores, con sede en el antiguo convento del Corpus Christi, en la calle Ambrosio de Morales, arrancó con el apoyo inicial de Cajasur y Arenal 2000. En estos 20 años ha pasado por varias etapas y por dificultades de diversa índole, pero nunca ha desertado de su objetivo inicial: acoger cada curso a un grupo de jóvenes castellanohablantes (entre 15 y 20) y ofrecerles los medios y el ambiente adecuados para el desarrollo de sus capacidades. “Vamos a desarrollar una labor de jardinería; hay que regar a los jóvenes sin podarlos demasiado”, afirmó el escritor en el acto inaugural de la institución, el 22 de octubre de 2002. En una conferencia titulada Aprendizaje de la vida, Gala explicó a los asistentes que la fundación poco tenía que ver con una escuela o centro de enseñanza: “Se trata de que los chicos trabajen solos; aquí van a encontrar poca maestría. Tienen que buscarse ellos mismos, encontrarse dentro de ellos mismos, multiplicarse por ellos mismos”.
La Fundación Antonio Gala, añadió su mentor, “no es ni una Institución Libre de Enseñanza ni una Residencia de Estudiantes” y “está abierta a todas aquellas personas que puedan ayudar a los jóvenes”.
“Ponme como sello sobre tu corazón” (un verso del Cantar de los cantares) es el eslogan de la fundación; la “fecundación cruzada”, la clave de su funcionamiento. En su primer año de vida desarrolló una intensa actividad y se convirtió en uno de los principales focos culturales de la ciudad, una faceta que ha ido aminorando con el paso de los años, si bien todavía acoge periódicamente exposiciones, presentaciones de libros y otro tipo de actividades. José Hierro, Arturo Pérez-reverte, José Luis Sampedro, Juan Manuel de Prada, Nativel Preciado, Luis Mateo Díez, Olvido García Valdés y Concha Velasco fueron algunas de las personalidades que visitaron la fundación en sus primeros años. El rey Felipe VI estuvo en 2003 y, acompañado por la reina Letizia, en octubre de 2011. Uno de los grandes momentos de la institución en sus primeros meses fue la recepción oficial con los reyes Juan Carlos y Sofía en el Palacio de la Zarzuela.
La fundación ha sido el principal argumento para el reencuentro de Gala con Córdoba. Las ceremonias de apertura y clausura de cada curso eran ya momentos tradicionales en los que el escritor mostraba su perfil más distendido o más emotivo, según los casos, aunque hace años que su ausencia debido a su delicado estado de salud ha marcado estos actos. Especialmente sentimentales eran los discursos de los actos de despedida. Al de 2011 no pudo acudir por la enfermedad y fue el miembro del patronato Andrés Peláez quien leyó sus palabras. En el anterior, junio de 2010, afirmó ante los jóvenes que “ser generoso y optimista es el mejor camino del creador”. “Debemos enriquecer a los menos dotados, aportarles nuestra luz y nuestro trabajo, vuestra juventud y mi vejez, nuestra generosa alegría”, indicó. Y subrayó: “De aquí no se va nadie; no se clausura nada”.
Antonio Gala pervive en sus obras y en su fundación, que queda ahora como el principal referente para el estudio de su obra (ya ha dado algunos pasos en este sentido) y a la que el escritor donó diversos objetos y documentos. Se echarán de menos sus visitas, su verbo, su presencia tutelar, incluso sus salidas de tono, que alguna hubo. Pero las pinceladas, las frases, los compases, las ideas, las asociaciones que sean capaces de generar los jóvenes que a ella acudan compondrán un homenaje continuo a quien hizo posible este espacio de encuentro y creación en el corazón de Córdoba.
El libro es una pértiga que permite dar saltos inimaginables en el espacio y en el tiempo; el testigo de la más hermosa carrera de relevos; un infalible e íntimo amigo silencioso”
Hay circunstancias en que la vida se detiene, se paraliza sobre un momento concreto, como una mula que se niega a avanzar, como una vieja ebria que se desploma y se adormece”