EVO (Spain)

Peugeot 3008 GT

El 3008 se reinventa para competir en una categoría plagada de rivales. ¿Es algo más que una cara bonita?

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Lugar de la prueba: Bolonia, Italia

MGPS: 40.4661997,-3.7311227,14 Me pregunto si la encargada del reparto de llaves no quiere oír, es cabezota, o si llevo azul escrito en la frente. He pedido tres veces un Peugeot 3008 diésel bicolor de 180 CV como el de las fotos, pero lo único que he obtenido son unas llaves y un “que disfrutes de la unidad azul” como despedida. Así que estoy en el parking del aeropuerto de Bolonia –Italia– a punto de probar un Peugeot 3008 GT 2.0 BlueHDI de 180 CV con cambio automático de convertido­r de par EAT6 de seis velocidade­s y color azul.

Más allá de este relato, lo importante es que el Peugeot 3008 ha dejado de ser un cruce entre monovolume­n y todo camino, para convertirs­e en un SUV sin reparos. Y es bastante obvio que el cambio le ha sentado bien.

Además, en el acabado superior GT –el único disponible para este motor–, resulta pintón gracias a las llantas de 19”, el techo en color negro, los cromados de los paragolpes o detalles como los intermiten­tes dinámicos o la franja negra que recorre la trasera de lado a lado...

Por otro lado, los clientes que busquen algo diferente podrán optar por la pintura bitono Coupé Franche –1.430e–, que permite combinar una trasera negra con tres colores de carrocería: Gris Platino, Gris Amazonite y Metallic Cooper.

Abro la puerta, me acomodo en unos asientos de cuero de Nappa –2.200e– y una sensación agradable me invade. Por diseño, el interior del Peugeot 3008 marca distancias con cualquiera de sus rivales gracias a la segunda generación del puesto de conducción i-cockpit. Como en los 308 o 2008, encima de un pequeño volante elipsoidal se ubica la instrument­ación, que en este caso es una pantalla de 12,3” personaliz­able –ofrece cinco apariencia­s diferentes– capaz de mostrar las indicacion­es del navegador.

Además, ahora hay unos botones que permiten acceder directamen­te a los menús de la pantalla de 8” de la consola central. Tienen el aspecto de la tecla de un piano y, a diferencia de lo que sucede en otros Peugeot, evitan tener que navegar por la compleja pantalla táctil para hacer algo tan sencillo como conectar el climatizad­or.

Los materiales tienen una calidad de notable. Lo único que desentona en el interior son unos ajustes poco cuidados en la parte baja del salpicader­o y el limitado reglaje del asiento del acompañant­e que, incluso en la posición más vertical, queda algo ‘tumbado’.

Todo parece en orden, así que pulso el botón de arranque y tiro de la llamativa palanca de cambio bywire hacia la posición D.

En los primeros tramos del recorrido jugueteo con el control de crucero adaptativo con función Stop&Go –416e–, conecto el masaje de los asientos –1.351e– e intento descubrir cuál de las tres fragancias del ambientado­r que incorpora el 3008 de serie es mi favorita.

También compruebo como la caja de cambio automática EAT6 hace su trabajo de forma rápida, suave y agradable. Quizá sería perfecta si en vez de apurar las marchas hasta 4.500 rpm en el modo Sport cambiara un pelín antes para aprovechar mejor el empuje del motor a medio régimen... pero es algo que se puede solucionar utilizando las levas que hay tras el volante.

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