Audi Q2 2.0 TDI 190
El Q2 más ‘deportivo’ tiene un motor de gasóleo... al menos, hasta la llegada del 2.0 TFSI.
Lugar de la prueba: Santander, España
HGPS: 43.4623057, -3.8099803 HABRéIS NOTADO QUE he entrecomillado la palabra ‘deportivo’, un adjetivo poco adecuado para asociarlo a un vehículo de este tipo, con algunas –muy pocas– excepciones. No obstante, quien busque algo de ‘picante’ en un modelo como el Q2, encontrará en el diésel 2.0 TDI de 190 CV la opción más adecuada, ya que Audi nos va hacer esperar hasta mediados de 2017 para disfrutar del gasolina 2.0 TFSI de idéntico caballaje.
La presencia de estas dos poderosas mecánicas es uno de los motivos que elevan al Q2 al Olimpo de un segmento donde, por el momento, no tiene competencia a estos niveles de potencia. De hecho, campará a sus anchas hasta marzo de 2017, fecha en la que Mini lanzará la segunda generación del Countryman, cuya gama responde punto por punto a la propuesta de Audi y del que hay que esperar, además, unas notables cualidades dinámicas. Se avecina una rivalidad de las que hacen época... aunque el primer round se lo lleva el Q2, que ya está en los concesionarios.
Además, muy bien tendrán que hacerlo sus rivales para superar el acertado equilibrio del más pequeño de la gama Q: una gama que cubre todas las necesidades, un habitáculo práctico... y una estética camaleónica gracias a las múltiples opciones de personalización que ofrece. Este apartado es, precisamente, uno de los más destacados, puesto que Audi se ha salido de sus patrones habituales, con una carrocería plagada de aristas y líneas rectas. Como en los A1 y R8, los pilares traseros –también llamados sideblades– están disponibles en varios colores de contraste – negro, gris, carbono...– y la oferta de tonalidades para la carrocería comprende algunos tonos ‘chillones’ poco habituales en Audi.
Sin embargo, el modelo en el que hará más mella la irrupción del Q2 es el A3 Sportback, ya que están situados en una horquilla de precios prácticamente idéntica, con la ventaja para el recién llegado de un interior más práctico y un maletero de mayor capacidad –405 litros frente a 380 l del A3–.
Dejando a un lado las comparaciones, lo cierto es que la versión más potente del Q2 tiene pocas fisuras. Al motor poco más se le puede pedir: es muy rápido –7,0 seg. para pasar de 0 a 100 km/h–, tiene un consumo bajo en toda circunstancia –6,5 litros/100 km– y, en combinación con el cambio automático de doble embrague S tronic, aporta un elevado agrado de conducción.
Para quien busque la máxima eficacia – que no deportividad– le recomiendo, como opción económica, la suspensión deportiva –270 euros–, con una altura rebajada en 10 milímetros. Y, si dispones de un buen presupuesto, mejor opta por la amortiguación adaptativa –960 euros; ver Técnica–, que va un paso más allá al permitirnos modificar la dureza según queramos.
Sea cual sea la opción elegida, con el Q2 podrás sentir con gran fidelidad lo que sucede bajo las ruedas, con la ayuda de una dirección con desmultiplicación variable de serie y un guiado realmente preciso. Otro aspecto que tiene mucho que ver en esta sensación es la suspensión