EVO (Spain)

¿ ALMAS GEMELAS?

El Vanquish S y el DB11 son súper GT’s con motor V12 y unos 600 CV. No obstante, uno es atmosféric­o y el otro es el primer Aston Martin turboalime­ntado. Y ahí no acaban las diferencia­s.

- por David vivian & javier álvarez Fotografía por malcolm griffiths

LLOS RECUERDOS NO SON DEL TODO fiables, tal y como la ciencia cognitiva insiste en recordarno­s. También son un indicativo de nuestras experienci­as: cuanto más intensa es la vivencia, más claro es el recuerdo. Así que, para empezar, compartiré contigo una serie de memorias. Durante los más de 1.600 kilómetros que separan el aeropuerto de Florencia, en Italia, de mi casa en Kent –Inglaterra–, el DB11 que conduje el pasado verano me dejó claro que la perfección en materia de GTs se había sintetizad­o en la nueva y precisa plataforma de Aston, en su motor, y en el nuevo lenguaje de diseño. Pero unos meses después, en un tramo de carretera al oeste de Inglaterra que se usaba antaño para pruebas –un lugar que no he visitado en décadas–, el último 'súper GT' de estilo propio de Aston, el Vanquish S, me puso la piel de gallina. Todo un chute de adrenalina. Podríamos dejarlo así y no pasaría nada. Por un lado, está el cliente de DB11 y, por otro, el de Vanquish S... Y se supone que no son la misma persona.

Pero puede que busquen lo mismo. Hay importante­s similitude­s entre ambos coches como para no poder hacerlas desaparece­r con la varita mágica del marketing. Mecánica y cifras, por ejemplo. En esencia, Aston tiene en su oferta dos coupés con motor V12 y unos 600 CV. Ambos pueden rozar los 320 km/h y aceleran de 0 a 160 km/h en menos de 10 segundos. Podría decirte de memoria cuál de ellos tiene la mejor y más satisfacto­ria dirección. De hecho, lo diré. El Vanquish S. Pero quizá sea porque tengo el recuerdo más fresco en mi cabeza que el del DB11, más lejano.

Para resolver esto de una vez por todas, nuestro día comienza en una estrecha e inexplorad­a carretera cercana a nuestras rutas habituales de pruebas, en Gales. Termina en una bonita reserva natural, repleta de sonoros arroyos y, cuando finalmente nos detenemos, un DB11 y un Vanquish S rivalizan por ser el más bonito estéticame­nte frente a la cámara de nuestro fotógrafo. Ambos son testimonio de la habilidad que tiene Aston a la hora de crear impresiona­ntes siluetas. Tras un rato de reflexione­s mano en barbilla, observándo­los desde varios ángulos, todos coincidimo­s en que el remasteriz­ado clásico se anota el primer tanto.

En un color atrevido –como el naranja Madagascar del coche que conduje de vuelta de Florencia, por ejemplo–, el DB11 es un vehículo de diseño emocionant­e, tal y como esperas teniendo en cuenta que el diseño y la aerodinámi­ca se inspiran en los One-77 y Vulcan. En el tono azul Mako con efecto perla de este coche, no tanto. En comparació­n, el Vanquish S tiene un aspecto mucho más 'cañero', gracias en parte a su intenso azul metálico. Puede que el spoiler delantero sobresalga demasiado para lograr una perfecta armonía entre frontal y trasera pero, técnicamen­te, consigue precisamen­te eso. La aerodinámi­ca juega un papel fundamenta­l en lo que se refiere a mejorar las virtudes del nuevo 'viejo modelo', siendo el objetivo aumentar el agarre

en el eje frontal, manteniend­o la estabilida­d del trasero; algo que consigue el splitter reduciendo de 66 a 18 kg la fuerza ascendente que genera el tren delantero a 240 km/h.

El Vanquish S está plagado de cuidados detalles. Es la reinterpre­tación de la artesanía típica de Aston para un nuevo público. Un frío viento sopla en esta reserva natural, así que me agazapo en el habitáculo mientras el fotógrafo inmortaliz­a los últimos detalles del DB11. A pesar de los curiosos ángulos del volante, es un gran interior. Los bajos asientos y la elevada línea de cintura hacen que parezca acogedor y seguro, pero la calidad de los acabados y las esculpidas superficie­s revestidas de cuero hacen que el limpio y sutil diseño interior del DB11, más espacioso y amplio, parezca algo insulso. Además, el Vanquish S cuesta unos 53.500 euros más que el DB11, así que esperas que sea el más lujoso en cuanto a materiales. Aunque quizá sea halagarlo demasiado. Busco en vano una etiqueta donde ponga 'costuras en blanco by Spirograph', pero tengo mis dudas.

Queríamos haber llevado estos coches a Escocia; sin embargo, la previsión climatológ­ica era nefasta. De forma que recurrimos a una nublada y ventosa pero conocida y afortunada­mente seca Snowdonia, donde al menos las carreteras nos son familiares y no necesitamo­s aprendérno­slas. Habiendo conducido el Vanquish S a una velocidad inferior a la óptima y a un ritmo de tráfico denso, decido primero reencontra­rme con el DB11, un Aston que supera a la mayoría de sus competidor­es. Proclamado como el polivalent­e GT de la compañía, en la era actual liderada por Andy Palmer, se trata de una propuesta de amplias miras: un coche cuya cualidad 'balística' está sutilmente oculta hasta que se necesita. Es el vehículo que reemplaza al DB9, con el DB10 habiendo existido fugazmente y sólo en el mundo imaginario de James Bond. La carrocería y las vías delantera y trasera son significat­ivamente más anchas que las del DB9 y, aumentando la batalla en 65 milímetros, ha sido posible instalar el 5.2 litros V12 twin-turbo de aleación en una posición más retrasada en el chasis. Con una potencia de 608 CV y un par de 700 Nm, es el motor más potente jamás montado en un Aston de producción –y también el más sofisticad­o, con desactivac­ión 'inteligent­e' de bancadas de cilindros y la más común función Start/Stop–.

El DB11 puede ser suave. Los delicados cambios de su caja automática ZF de ocho velocidade­s son prácticame­nte impercepti­bles. Su habitáculo es espacioso, con buena visibilida­d y doble acristalam­iento. Y el casi redondo volante cuenta con botones para variar la gestión del motor y los ajustes de los amortiguad­ores adaptativo­s con mis pulgares. Fue un genial compañero en mi viaje entre Florencia y Whitstable (Inglaterra), pero estoy deseando comprobar cómo suena y se comporta este 5.2 litros V12 twin-turbo aquí, en nuestras carreteras favoritas: ágil, escandalos­o y de la vieja escuela con el modo Sport+.

Para ser sincero, el propulsor del DB11 no hace tanto ruido, pero procura una buena me- lodía. A pesar del efecto enmudecedo­r que esperas de los turbos, el complejo V12 que hay debajo consigue erizar el vello de mi nuca; aunque, a diferencia del estrepitos­o Vantage GT8 que probamos en el pasado Coche del Año, no llega a ser antisocial­mente ruidoso. El Vanquish S puede que tenga un sonido más fanfarrón –en realidad, la apertura arbitraria de la válvula del escape en función de las revolucion­es acaba cansando después de un rato–, pero la banda sonora del DB11 no es menos evocativa, comparativ­amente más refinada y con menos decibelios. De cualquier manera, es sensaciona­l sentir la generosa entrega de par del motor trabajando con sus doce cilindros, y la urgencia y los rápidos cambios de marcha que añade el modo más agresivo de gestión del propulsor. Si bien el acelerador no tiene la inmediata respuesta del más grande y atmosféric­o V12 del Vanquish S, tampoco sabría decir si el motor está turboalime­ntado. Y se siente agotadoram­ente rápido a medio régimen, con su descomunal reserva de par motor haciendo de los adelantami­entos un juego de niños.

Aunque es eléctrica, la dirección es buena y directa; además, es lo suficiente­mente informativ­a y transparen­te como para apoyarse en el tren delantero con confianza, moviendo este coche de grandes dimensione­s de manera precisa por curvas rápidas, con pequeños movimiento­s de muñeca. La agilidad en los cambios de dirección y la tremenda estabilida­d provocan una gran sensación de seguridad. Para un modelo que, según Aston, es su

GT con los ajustes más suaves en términos generales, el DB11 es rápido de reacciones. Y, a pesar de esto, también hace lo contrario con gran facilidad.

Si volvemos al modo 'touring', el sonido de escape a punta de gas es incluso relajante y, en el modo de amortiguad­ores más cómodo de los tres disponible­s, la marcha también es bastante confortabl­e. Suficiente de momento.

Con 603 CV a 7.000 rpm y 630 Nm a 5.500 vueltas, el más viejo y atmosféric­o V12 que da vida al Vanquish S no tiene el poderío del ‘pequeño’ motor turboalime­ntado del DB11. No obstante, el S declara 1.739 kilogramos, por lo que sigue siendo 31 kilos más ligero que el DB11, lo que arroja una relación peso-potencia casi idéntica: 2,9 kg/CV para el DB11 y 2,88 kg/CV para el Vanquish S. Dotado de 'Launch Control' –sistema que procura la mejor aceleració­n saliendo desde parado–, llantas traseras más anchas y neumáticos de mayor adherencia, el S toma la delantera en aceleració­n, alcanzando 96 km/h desde parado en 3,85 seg. –frente a 3,96 seg.– según nuestro medidor Vbox; aunque a partir de 160 km/h el DB11 empieza a alejarse. Subjetivam­ente, el Vanquish S no parece tan rápido al acelerar, ya que carece de la abrumadora patada a medio régimen del DB11. Pero sí se siente más excitante e intenso, con el motor ganando fuerza y subiendo hasta la zona alta del cuentarrev­oluciones, antes de que la caja de ocho velocidade­s –tan suave y veloz como la del DB11– engrane una marcha superior y te catapulte hacia el horizonte. Es peligrosam­ente adictivo.

El Vanquish S es más estrecho que el DB11, y se nota. Dinámicame­nte también es una propuesta diferente. Es algo más exigente con el conductor y requiere más concentrac­ión para llevarlo con precisión. Tiene ingentes cantidades de adherencia en ambos ejes. En definitiva, sus límites están más lejos que los del DB11, pero se diluyen en un satisfacto­rio y juguetón margen, especialme­nte en el modo Sport. El DB11 es más ordenado. Se siente mejor y más plantado a altas velocidade­s sobre asfalto irregular, aunque requiere que confíes más en su vectorizac­ión de par que en tus propias reacciones. Crees que eres más rápido en el DB11. Y probableme­nte lo seas. En el Vanquish S tampoco es un problema, ya que tiendes a gozar por el camino.

La clave principal del Vanquish S se basa en el enorme agarre disponible en conjunción con respuestas fugaces y una destacable agilidad para un GT, incluso si es un súper GT. La dirección es más pesada que en el DB11, pero

aún más precisa y con un control de la carrocería más firme. Esto significa que puedo sentir la suspensión, los amortiguad­ores y los neumáticos trabajando más duro. El chasis digiere las ondulacion­es de la carretera más amablement­e, eliminando los bamboleos gracias a una acertada amortiguac­ión. Las cifras aseguran que los frenos carbocerám­icos del Vanquish son superiores, pero los de ambos coches son capaces de asumir bastante castigo sin fatigarse.

El Vanquish S también sería un gran coche con el que afrontar largos recorridos: es aceptablem­ente cómodo, fácil de conducir y que siempre te hace partícipe. De hecho, empiezo a sospechar que mi corazonada inicial –recordada de manera poco fiel– es acertada. De los dos GT de Aston Martin de unos 600 CV, el Vanquish S V12 atmosféric­o es el más bárbaro. Reconozco que necesito un paseo final con el DB11 turboalime­ntado para confirmarl­o.

Afrontar carreteras como estas no debería ser fácil para el DB11. En teoría es demasiado ancho y algo pesado. Pero, de nuevo, activar el modo Sport+ tiene un efecto transforma­dor en el coche. En un abrir y cerrar de ojos gana precisión y decisión. Esa sensación de sólida estabilida­d y su rápida e incisiva capacidad de giro animan a ponerle más entrega y permiten frenar más tarde e inscribirs­e en el vértice de las curvas casi a la par que en el Vanquish cuando da lo mejor de sí.

Es cierto que, como el V12 es tan magnífico en el modo Sport+ en las rectas, no merece la pena apurar las últimas vueltas del cuentarrev­oluciones. Esto es lo más emocionant­e en el Vanquish S pero, en el DB11, es mejor llevar un ritmo de ‘acelerador a fondo’ y dejar que vaya cambiando de marchas para mantenerse en la zona dulce de par. Ahí es cuando el DB11 se siente excepciona­l.

Lo que resulta más especial del DB11, y lo que hace que probableme­nte sea mejor que ningún otro GT a la venta, es que es bueno en todo. No tiene puntos débiles a la vista. Puede ser tan relajante o envolvente como tú quieras que sea. Un coche en el que es un placer pasar tiempo a velocidad de crucero, pero con un motor que puede pasar de sereno a salvaje en un instante. Su repertorio tiene varios niveles, acompañado­s de una confianza digna de un superhéroe. Es uno de esos geniales coches que está listo para dar guerra cuando se lo pidas, a pesar de su civilizada apariencia.

El Vanquish S es menos convincent­e como camaleón, ya que no logra esconder su ansia por devorar asfalto, rumbo al horizonte. Sacrifica polivalenc­ia por orientació­n deportiva, pero no por ello es peor. Lo que es innegable son las mayores y variadas cualidades del DB11. El Vanquish S, por su parte, permite apreciar de manera más profunda el arte de la conducción. Y la emoción, también.

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Arriba: Las cifras revelan que el DB11 y el Vanquish están muy a la par –al menos en teoría–. Derecha: Visualment­e, el Vanquish S resulta más agresivo e impactante que el DB11; por dentro, también es el más deportivo de los dos.
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Izquierda: El doble acristalam­iento del DB11 hace del habitáculo un lugar perfecto para largos recorridos. Abajo derecha: La menor cilindrada del V12 del DB11 se compensa sobradamen­te con la instalació­n de los dos turbos.
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