TÉCNICA
Bajo el capó del todo camino de Mini se esconde una versión potenciada del motor BMW de gasolina de dos litros y carrera larga que en el Cooper S rinde 192 CV y 280 Nm, mientras que en el John Cooper Works entrega 350 Nm, que se traducen en 231 CV. Este propulsor está dotado de turbocompresor de doble entrada tarado a 2,2 bares, distribución variable en alzada para la admisión –Valvetronic– y en fase para la distribución y para el escape –doble Vanos–, inyección directa de gasolina, pistones específicos, intercooler sobredimensionado y un radiador adicional.
Este fornido ‘corazón’ va acoplado en nuestro caso al cambio opcional de ocho velocidades –cuesta 2.100 euros; de serie monta una caja manual de seis relaciones– y al sistema de tracción total All4, que, en condiciones normales, entrega todo el par al tren delantero y acopla el trasero cuando se necesita.