SU CORTO Y éPICO LEGADO
Todo comenzó con un desencuentro entre Henry Ford y Enzo Ferrari. La ruptura de cierto contrato desencadenó la leyenda del Ford GT, cuyos orígenes ahora mismo vas a conocer.
GT40
LA HISTORIA DEL FORD GT40 ES MUY CURIOSA. A comienzos de los años 60, Henry Ford estaba empeñado en competir en carreras de resistencia, con especial fijación en las 24 Horas de Le Mans. Para llevar a cabo su cometido, acordó con Enzo Ferrari la compra de la marca italiana. Cuando el contrato de compraventa estaba cerca de cerrarse, Enzo se echó para atrás en el último momento, así que Henry, algo enojado, se vio obligado a fabricar su deportivo desde cero. Contactó con los fabricantes Lotus, Cooper y Lola, siendo al final un modelo de este último, el Lola Mk6 GT, el elegido como base para crear el Ford GT40 en 1964. Inicialmente, el coche se bautizó como Ford GT, si bien poco después se añadió el ‘40’ en alusión a la altura de su carrocería: 40 pulgadas –1,016 mm–. GT40 es como Ford denominaba a su programa deportivo para participar en carreras de resistencia.
¿Y qué tal le fue a Henry? Las primeras carreras del GT40 fueron desastrosas a nivel de fiabilidad, así que decidió poner el programa GT40 en manos del prestigioso especialista Carroll Shelby. Y fue entonces cuando el GT40 comenzó a funcionar. Llegaron las primeras victoras e inscribió su nombre en la historia de las 24 Horas de Le Mans copando los tres escalones del podio en 1966, batiendo en la pista a los Ferrari, que se habían impuesto las seis últimas ediciones de esta carrera. El GT40 repitió victoria en Le Mans en 1967, 1968 y 1969 y, al final de este último año, ya viéndose sobrepasado por algunos de sus rivales en tecnología, abandonó su periplo en las carreras de resistencia.
En cuanto a sus motorizaciones, el GT40 se caracterizaba por la utilización de mecánicas V8, mientras que competidores como Ferrari recurrían a bloques V12. El GT40 empleó diversos motores V8 de Ford con cilindradas de 4.2, 4.7, 5.0 y 7.0 litros.