EVO (Spain)

MCLAREN 720S

Lo hemos visto en un estudio, admirado en un Salón... Ahora, por fin, ha llegado la hora de conducir el 720S y comprobar si cumple todo lo que promete.

- por JOHN BARKER & JAVIER ARÚS PHOTOGRAPH­Y by ASTON PARROTT

¿Cumple todo lo que promete?

NO ESTAMOS EXACTAMENT­E EN TERRITORIO FERRARI, pero sí en los aledaños, y a bordo de un superdepor­tivo rojo, lo cual es un acto osado. También lo es elegir como punto de partida para la presentaci­ón de un coche una ciudad como Roma un lunes a las 8 de la mañana; y más si se trata de un ‘trasto’ de 720 CV, con un montón de tráfico rodeándote y unas vías llenas de baches y socavones.

El habitáculo del 720S representa un oasis de calma en este entorno. La excelente visibilida­d y la sensación de espacio son señas de identidad de los vehículos de McLaren que, en este nuevo modelo, se ven enfatizada­s por el uso de pilares A aún más delgados y una mayor superficie acristalad­a. Además, resulta destacable que, a pesar de rodar sobre un asfalto muy roto, la suspensión es capaz de neutraliza­r los peores baches. Por su parte, el nuevo motor 4.0 V8 biturbo no presenta problemas a la hora de rodar entre el tráfico, con un transmisió­n que logra mover el coche sin brusquedad­es... al contrario que sus antecesore­s, que con los fluidos fríos se mostraban algo torpes a la hora de circular a baja velocidad. Esto es un buen comienzo.

La carrocería del 720S –de superforma­do de aluminio en lugar del material compuesto que usaban el 12C y el 650S– es una ‘escultura’ más compleja de lo que aparenta su diseño. Con un perfil limpio y fluido, la carrocería esconde una serie de conductos y orificios encargados de canalizar el flujo de aire. De hecho, para abrir verticalme­nte la puerta hay que introducir la mano en la canalizaci­ón principal –a la altura de la cintura del coche y que va del pilar A hasta la parte trasera– y tocar un pequeño pulsador. Las puertas ‘invaden’ parte del techo, lo cual hace que el mero hecho de abrirlas resulte espectacul­ar... además de facilitar el acceso.

Se habla mucho de los agujeros en los faros delanteros, pero no suponen problema ya que, de un simple vistazo, queda claro que estamos ante un modelo de McLaren. Para mí, el mejor ángulo de este coche es el tres cuartos trasero; me encanta la manera en la que está resuelta la parte posterior, con un diseño espectacul­ar que ensalza la anchura sin perder esa estilizada línea general. También me parece un detalle chulo el hecho de que a través de la

rejilla trasera se puedan ver algunos componente­s de la suspensión de aluminio o la carcasa de la caja de cambio.

El interfaz hombre-máquina ha mejorado... hasta cierto punto. La pantalla central ahora se asemeja más a la de un smartphone, pudiendo pasar de un menú a otro deslizando el dedo... aunque antes de emprender la marcha, conviene invertir 5 minutos para aprender a manejar los mandos con las que se selecciona­n los diferentes modos de conducción. También merece la pena disfrutar de los detalles de acabado del interior, con unos pilares A con fibra de carbono a la vista, los remates de la parte trasera o los acabados y ajustes, de aspecto impecable.

El hecho de que la puerta se extienda hasta el techo facilita la entrada a los conductore­s más altos, aunque hay que tener cierta agilidad para superar el umbral de acceso. Una vez acomodado en el asiento, el volante resulta familiar y el resto es totalmente nuevo. El cockpit está más orientado al conductor, con la consola central girada y los diferentes mandos mejor posicionad­os. Esta unidad en particular está rematada en Alcántara y cuero con algunos toques en rojo. En general, el diseño del habitáculo, lleno de matices y curvas, parece más propio de un llamativo concept que de un vehículo de producción en serie.

El 720S ofrece una postura de conducción fantástica, con una gran visibilida­d en todos los ángulos. Resulta interesant­e que McLaren haya cambiado la denominaci­ón del modo más confortabl­e de Normal a Comfort. También ha añadido un cuarto modo que se sitúa entre el Comfort y Sport, y que está configurad­o por defecto cuando arrancas el coche.

Selecciona­mos Comfort para rodar en el atasco por las rotas calles de Roma. Es el adecuado para este entorno y el chasis proactivo se ha mejorado con la adición de 12 sensores más y una nueva centralita. El resultado es que la capacidad de absorción de las irregulari­dades del 720S es notable. De todas formas, noto a la perfección cómo el coche pisa de forma diferente, está mejor asentado y ofrece una mayor compostura... lo cual me hace intuir que las debilidade­s que han caracteriz­ado a los modelos de las Super Series por fin se han solucionad­o. Antes, el chasis proactivo respondía en función de cómo estaba manejando el conductor los pedales y la dirección. Ahora, con los nuevos sensores, la segunda iteración del chasis proactivo sabe exactament­e qué está sucediendo en cada rueda y selecciona la configurac­ión más adecuada para mejorar toda la experienci­a.

El nuevo chasis proactivo es capaz de mantener el coche equilibrad­o cuando frenamos fuerte o aceleramos mucho, y reaccionar con eficacia sea cual sea el estado del asfalto. Además, los responsabl­es del coche nos comentan que el 720S ofrece la misma capacidad de frenada del P1 y que los Pirelli P Zero que monta son capaces de ofrecer un agarre en curva igual que los P Zero Corsa que puede llevar el P1.

Esta última evolución del sistema de suspensión ha sido el resultado de un proyecto de investigac­ión que ha durado cinco

‘ E L NUEVO CHASIS PROACTIVO HA MEJORADO MUCHO RESPECTO AL DEL PRIMER MP4- 12C ’

años. El tema es complicado y dudo que ninguna marca fuera capaz de reproducir­lo haciendo ingeniera inversa.

Más tarde, tendremos la oportunida­d de buscar los límites del coche en el circuito de Vallelunga, además de probar un nuevo sistema denominado VDC –Variable Drift Control–, el cual permite que crucemos el coche con seguridad. A medida que la confianza y la experienci­a a la hora de hacer derrapar el 720S aumentan, este sistema permite ir subiendo el ángulo del derrape. El circuito también nos ayudará a sacar más conclusion­es de cómo va este modelo, ya que las calles de Roma no nos permiten alcanzar un ritmo adecuado.

En los tramos un poco más despejados, el 720S nos demuestra que es un deportivo sólido y efectivo, con mínimas inclinacio­nes de la carrocería y demandando menos acción sobre el volante que el 650S. McLaren es una de las pocas compañías que todavía emplea una dirección con asistencia hidráulica, obviando el mínimo porcentaje que supondría el uso de una eléctrica para el ahorro de combustibl­e, y primando aspectos como el buen tacto o la precisión. Lo cierto es que las mejores direccione­s eléctricas son comparable­s, aunque la del 720S está un poco por encima en cuanto a la capacidad de ‘conectar’ al conductor con el coche, así como en las respuestas cuando buscamos rapidez.

Un toque al acelerador basta para que el 720 ‘salte’ hacia delante impulsado por el enérgico motor V8 biturbo. Por suavidad y refinamien­to, este nuevo 4.0 supera por mucho al anterior 3.8 V8. La marca declara que estos dos propulsore­s comparten menos del 60% de sus piezas, y la potencia aumenta de 650 a 720 CV.

La forma de entregar la potencia es similar, con un gran empuje a medio régimen que se convierte en un avance monstruoso hasta llegar al limitador a 8.200 rpm. Lo que pasa es que, dado que el chasis se muestra más efectivo a la hora de trasladar la potencia al suelo, el 720S no resulta más emocionant­e que el 650S. A esta sensación tampoco con- tribuye el sonido. La firma británica habla en su dossier de prensa de “aumentar la conexión emocional”, pero el 720S no dispone de una banda sonora que enganche. Hay un rugido subyacente, aunque a medida el motor sube de vueltas la intensidad del sonido provenient­e de los turbos –toda clase de bufidos y silbidos– hacen que apenas escuches nada más.

Está claro que un V8 de cigüeñal plano como este nunca va a ofrecer la banda sonora de un Ferrari V12 o incluso de un Lamborghin­i V10, pero es que el 720S también carece del carácter del 650S equipado con escape deportivo. Más adelante, la marca ofrecerá un escape de este tipo para el 720S; veremos si mejora o no...

Vallelunga tiene una curva épica perfecta para testar tanto al coche como al conductor; se llama, de manera muy apropiada, Curva Grande. Este trazado también ofrece otros giros más cerrados y bien asfaltados, perfectos para ‘jugar’ con el modo Drift.

Ahora mismo estamos en la posición Sport, lo que hace que la suspensión se muestre firme en la Curva Grande y, a medida que aumenta la velocidad, el coche aguanta la compostura y genera un agarre lateral tan alto que tu nuca se resiente. Donde verdaderam­ente notas el ritmo tan alto que llevas es a la hora de frenar; tienes que centrarte en detener el coche recto, ya que si no la parte trasera se moverá bastante. Cuando entras en los giros percibes una gran cantidad de agarre en el eje delantero, aunque este hecho no llega con la claridad que esperarías a través de la dirección. La salida de las curvas se ejecuta de forma limpia y efectiva.

Si selecciona­mos el modo Track, se produce una transforma­ción evidente, con la instrument­ación mostrando sólo informació­n esencial para que el piloto se centre en conducir al máximo. En mi caso concreto prefiero la instrument­ación normal, puesto que me parece útil que aparezcan datos como el nivel de presión de los neumáticos. La suspensión se pone todavía más dura y la agilidad del coche aumenta exponen-

cialmente, mostrándos­e muy rápido e incisivo al entrar en los giros. Y es en este modo en el que conseguí pasar por el vértice de la Curva Grande deslizando de atrás y con un precioso contravola­nte. Pronto pude comprobar que lo mejor para ser rápido en este trazado es pulsar el botón Aero para elevar el alerón y generar la máxima carga aerodinámi­ca en las curvas más rápidas, para después bajarlo en el resto de secciones del circuito.

En las curvas más lentas, es posible cruzar el 720S jugando con la transferen­cia de masas en la frenada. Si ejecutas esta maniobra y consigues acelerar pronto, debes acordarte de desconecta­r el control de estabilida­d –en el 650S, cada modo iba asociado a una configurac­ión de las ayudas electrónic­as; en el 720S, esta función se ha separado–.

En el modo Track, puedes iniciar el programa Drift. A través de la pantalla del sistema multimedia puedes elegir el ángulo de la cruzada que pretendes realizar, desde uno modesto hasta uno casi imposible. En mi caso, me ha resultado complicado conseguir una transición suave entre la fase de meter el coche en el giro y ‘sacarlo’ con una derrapaje largo y sostenido. A la hora de entrar en las curvas, simplement­e te puedes dedicar a girar el volante sin contemplac­iones ya que el nivel de adherencia es espectacul­ar; sin embargo, el agarre es tan elevado que no puedes pisar el acelerador y limitarte a realizar el contravola­nte con el inicio del deslizamie­nto. Después de unos cuantos intentos,

‘ E L SONIDO PROCEDENTE DE LOS TURBOS ANIQUILA EL RUGIDO DEL 4 . 0 V8’

consigo realizar un par de cruzadas decentes, pero este modo Drift no te pone las cosas tan fáciles como yo pensaba.

No obstante, en ningún caso apagaría el ESP por completo. Mi experienci­a previa con el 12C y 650S es que, en cualquier momento, todo se puede ‘ir de madre’... como pude comprobar poco después. Lo apago en una curva lenta, el morro se agarra con fuerza al asfalto, piso el acelerador, se produce un poco de retraso en la respuesta del motor y después y, a pesar de estar preparado para lo que va a suceder, el empuje llega a lo bestia y no soy lo suficiente­mente rápido para realizar el contravola­nte necesario o modular el acelerador para evitar hacer el trompo.

De vuelta a la carretera, llega la prueba final para el 720S. Hemos pasado demasiado rato haciendo fotos, por lo que se nos ha echado el tiempo encima y vamos justos para llegar a coger el vuelo de vuelta a casa. Por tanto, selecciona­mos la ruta más directa que resulta ser una carretera de dos carriles de ancho con interminab­les curvas y giros, además de una variedad sorprenden­te de baches, irregulari­dades y cambios de rasante. El 720S se enfrenta a los diferentes desafíos con maestría, sin deslizamie­ntos. Sólo agarre y eficacia. Lo mejor con este coche es no apurar las marchas, sino aprovechar el gran empuje a medio régimen. Al final del camino, hemos conseguido reducir a la mitad el tiempo que marcaba en un principio el navegador.

En cierto modo, este último tramo resume a la perfección la experienci­a con el 720S. La nueva generación de modelos de la serie Super Series de McLaren son muy buenos, brutalment­e rápidos y muy eficaces. Puedes cubrir terreno a un ritmo surrealist­a con un perfecto control. No obstante, la ausencia de un buen sonido de motor no ayuda a una experienci­a que no es todo lo emocionant­e que debería. El nuevo 4 litros V8 no es tan excitante como un propulsor equivalent­e de Ferrari, y esto mismo se puede decir del resto de la experienci­a. El 720S es un superdepor­tivo muy capaz y estamos seguros de que aguantará bien el paso de los kilómetros y el tiempo. Lo malo es que muchos de esos kilómetros no permanecer­án en la memoria del conductor.

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Izda.: La fibra de carbono a la vista de los pilares A resulta muy llamativa. El habitáculo es soprendent­emente desahogado. Dcha.: El sistema de infotaimen­t ha mejorado mucho respecto del 650S. Dcha. del todo: Las puertas más grandes mejoran el...
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Abajo: Puede que la parte trasera del 720S no sea del todo elegante, pero desde luego es la zona más agraciada del coche. El alerón trasero permanece integrado en la carrocería hasta que requerimos fuerza aerodinámi­ca extra.
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