TWINGO GT VS VW UP TSI
Si buscas un microurbano eminentemente deportivo, es muy probable que hayas pensado en el Twingo GT que ha desarrollado Renault Sport. Pero, por 600e menos, VW vende un discreto Up! 1.0 TSI capaz de mucho más de lo que imaginas...
AHí DETRáS, EN EL PORTóN del maletero del Twingo, pone GT. Es verdad que al otro lado del portón y en las puertas laterales traseras se ve la firma de Renault Sport, pero el nombre del coche que tengo delante es Twingo GT. Supongo que esto se debe a que Patrice Ratti, el jefe de Renault Sport, dijo en su día que un auténtico Renault Sport no podía tener un motor de menos de 1.0 litros de cilindrada. Y, ahora, la cuestión es: ¿cuánto hay de Renault Sport en este Twingo?
Lo cierto es que, estéticamente, el Twingo es pintón. La gran doble salida de escape, las tomas de aire del motor en las aletas traseras, las llantas de 17 pulgadas y hasta las franjas negras que recorren el capó de dan un aspecto de lo más racing.
En el interior hay algunos detalles con cierto aire deportivo. Los asientos no son nada del otro mundo y hasta tienen la misma forma que los de cualquier otro Twingo pero, echándole imaginación, uno puede buscar cierto parecido con un semibaquet debido a que tienen el reposacabezas integrado. El pomo del cambio es como el que llevaba el anterior Twingo Renault Sport, y lo cierto es que eso me recuerda que aquel coche iba de maravilla. No corría mucho. La postura de conducción era de juzgado de guardia. ¡Pero qué divertido era!
Me acomodo como puedo. Las piernas van relativamente estiradas, pero el volante no se regula en profundidad. Bueno, no se va del todo mal. Giro la llave y el motor turbo tricilíndrico de 0.9 litros y 109 CV cobra vida con un sonido bronco y unas vibraciones que no logran pasar desapercibidas. El ambiente, por un momento, es deportivo. Inicio la marcha. El motor parece acusar cierto retraso en la respuesta del turbo y el cambio manual de cinco marchas, aunque no tiene el tacto más agradable del mundo, te permite cambiar con bastante rapidez y mucha precisión. La cosa va bien. En ciudad, el Twingo GT se comporta como el rey de los semáforos, y tienes la sensación de ir en un Twingo diferente, con personalidad.
Llega la hora de salir a carretera. Dicen en Renault que el GT acelera de 0 a 100 km/h en menos de 10 segundos, pero no dan la cifra exacta. Viendo cómo va, apuesto a que no es mucho menos de 9,9 segundos. Bueno, si al menos es divertido...
Mientras voy por la autopista pensando en que un consumo de 7,5 l/100 km quizá sea demasiado para un motor tan pequeño y un coche relativamente ligero –1.055 kilos–, empiezo a diseñar la ruta de prueba que haré con el GT. Empezaré por una carretera bien asfaltada, de curvas largas y con alguna que otra zona enlazada. Fácil. Sin embargo, en cuanto empiezo a apurar un poco las frenadas y las trazadas, compruebo que hay demasiadas similitudes con cualquier otro Twingo. Y eso no es bueno. En línea recta el coche no se muestra demasiado preciso, sobre todo porque el eje delantero tiene cierta tendencia a moverse hacia los lados. Y, si sopla el viento, más todavía. En curva, en cambio, el eje delantero sí se muestra más aplomado, y la dirección gana un poco de precisión pese a estar un poco más asistida de la cuenta.
El verdadero problema llega cuando compruebas que el hecho de tener el motor sobre el eje trasero no es una buena solución en este caso. Cuando intentas forzar el ritmo, notas que ahí detrás hay una masa que tiene ligera tendencia a desplazarse. Eso, en un Porsche 911, tiene su encanto. Pero en el Twingo... en el Twingo no es lo mismo. La suspensión no es demasiado dura, así que el movimiento vertical de las ruedas hace que ese penduleo genere unas inercias que no transmiten demasiada confianza. Además, en un coche potente siempre puedes contar con un buen número de caballos para sacarte del atolladero. En cambio, los 109 CV del Twingo no parecen estar por la labor si la cosa se complicase... De todas formas, tampoco pasa nada, porque el ESP del Twingo GT –que no es desconectable ni tiene una función Sport– tiene la misión de cortar el grifo en cuanto empieza a notar que algo no va del todo bien. Y eso es algo que pasa con demasiada frecuencia.
Con todo, al final, el Twingo GT es un poco frustrante en este tipo de carretereas y a este ritmo. Está claro que en Renault Sport sabían que
‘Tener el motor y la tracción detrás debería ser siempre sinónimo de diversión’
ésta no era la mejor plataforma para hacer un buen deportivo; o, al menos, no lo es mientras que el precio final tenga que estar por debajo de los 15.000e. No me cabe la menor duda de que si en Dieppe, la ciudad donde se encuentra sede de Renault Sport, hubiesen querido hacer u Twingo Renault Sport de verdad, lo habrían hecho; otra cosa es que, para conseguirlo, el precio se habría disparado escandalosamente...
De vuelta a la redacción, el Twingo GT me deja entrever con más claridad cuál es su verdadera filosofía: un microurbano con cierto tacto deportivo, pero sin mayores aspiraciones a nivel de prestaciones.
Dejo el Twingo aparcado junto al Up! TSI. Todo lo que tenía el Renault de pintón, el Volkswagen lo tiene de soso. Su diseño es cuadradote y, salvo por las siglas TSI en el portón trasero, nada le diferencia de cualquier otro Up!. Quizá pienses que este Twingo y este Up! no son modelos comparables, pero lo cierto es que los dos tienen casi el mismo precio: el VW cuesta 600e menos –14.190e–. En el interior pasa exactamente lo mismo, aunque casualmente sus asientos son muy parecidos a los del Twingo. En el Volkswagen, la postura de conducción es un poquito más tradicional porque vas con las piernas menos estiradas, pero el volante tampoco se regula en profundidad.
Pongo en marcha el motor. El sonido es parecido al del Twingo, y eso que el VW no tiene un escape deportivo. Me pongo en marcha. El cambio tiene un tacto más suave y agradable que el de su rival francés, pero su precisión también es excelente.
El propulsor 1.0 TSI de 90 CV parece, a priori, en clara desventaja con el del
Twingo, que tiene 109 CV. Sin embargo, el Up! declara una aceleración de 0 a 100 km/h en 9,9 segundos, y cada vez que apuro las marchas, obtengo la confirmación de que efectivamente no es más lento que el Twingo GT. Lo que sí se nota es que su tacto es un poco menos deportivo, más que nada porque tienes la sesanción de estar conduciendo un Up! normal y corriente... pero con un motor que responde con mucha más intensidad.
No se le puede pedir más, aunque cada vez que acelero hasta las 5.500 rpm y paso a una marcha superior, no dejo de pensar en lo bien que le habría venido tener unos desarrollos de cambio un poco más cortos. Pero, claro, con los que tiene es muy fácil moverse a un ritmo muy vivo sin pasar de 6,0 l/100 km de media y, al final, eso es mucho más importante para este coche que las prestaciones puras.
En línea recta, el VW se muestra mucho más preciso que el Twingo GT. Simplemente, va como tiene que ir. Y, cuando llegas a las primeras curvas, te das cuenta de que lo más probable es que esta configuración de motor y tracción delantera es mucho más efectiva que la del todo atrás del Twingo GT, al menos a la hora de intentar hacer un pequeño y asequible coche con ciertas aspiraciones prestacionales.
Y digo prestacionales porque el Up! no tiene gran cosa de deportivo. Su suspensión es un poquito blanda, pero lo cierto es que cuando te acostumbras a esa pequeña limitación, te das cuenta de que el Up! es bastante más rápido de lo que esperabas, tanto que intentar seguir su ritmo con el Twingo GT es poco menos que imposible. Y es que mientras que el eje delantero se muestra muy preciso, las reacciones del trasero son bastante nobles y predecibles. Tan sólo debes tener en cuenta dos cosas. Los citados tarados de la suspensión vienen a recordarte que esto no es un GTI, y la corta distancia entre ejes provoca algunas reacciones un tanto bruscas si se te ocurre levantar el pedal del acelerador con cierta viveza en una curva larga, si bien la situación nunca llega a ser peligrosa ni delicada. Es en estos casos cuando uno nota que el ESP, que tampoco es desconectable, puede llegar a entrar en acción, pero