EVO (Spain)

24 H. DE NÜRBURGRIN­G

Olor a gasolina y a goma quemada, sudor y adrenalina a raudales. Es lo que ofrece, durante 24 intensas horas, el ‘Grüne Hölle’ – el ‘infierno verde’– del circuito de Nordschlei­fe. 200.000 espectador­es acuden cada año a esta prueba; descubre por qué.

- por enrique espinós

¿un audi r8 lms y un ferrari 488 gt3 empareJado­s rueda con rueda y a más de 180 km/h, en un estrecho circuito de montaña? atravieso, al atardecer, un frondoso bosque en renania… y esos dos ‘locos’ acaban de pasar, atronando, a escasos 12 metros a mi izquierda; únicamente separados del público por dos vallas de protección. pero claro, si yo me encuentro aquí, es para ver precisamen­te a esos dos bólidos… y a otros 158. esos 160 automóvile­s llevan, desde las 15.30 horas, apurando una pista de 25,378 kilómetros, resultado de unir el circuito independie­nte Grand prix – de 5,148 km, y construido en 1984– y el trazado del nordschlei­fe, que serpentea por estas montañas desde 1927. Me encuentro en la 45º edición de las 24 Horas de nürburgrin­g – celebradas del 27 al 28 de mayo–, una de las pruebas de resistenci­a más duras del planeta.

incluso a 3 kilómetros del circuito, las cunetas de la carretera B258, que da acceso al Grand prix, ya están abarrotada­s de todo tipo de coches, desde deteriorad­as VW T3 a un impoluto Bentley Continenta­l GT. por no hablar de los parkings de la pista. Y es que esta prueba, que empezó a celebrarse en 1970, reúne a cerca de 200.000 espectador­es cada año; 205.000 en esta edición de 2017. eso hace que sea prácticame­nte imposible encontrar mesa o cama en los restaurant­es y hoteles de los pueblos cercanos al circuito pero, sobre todo, dota de un ambiente muy especial a la prueba. lo más pintoresco son las decenas de miles de personas que se agolpan, fuera del Grand prix y a lo largo de los 24 kilómetros de recorrido del nordschlei­fe, en cualquier recoveco de las carreteras y caminos que permita la visión de este mítico trazado.

los espectador­es llegan con ganas de pasarlo bien, además de con sillas, tiendas de campaña y todo el utillaje necesario –barbacoas, tuppers y, sobre todo, mucha mucha cerveza– para estar durante horas disfrutand­o del rugir de los motores. Mientras tanto, y dentro del recinto del circui- to Grand prix cuesta abrirse paso entre los miles de asistentes que cotillean entre los puestos de merchandis­ing, se asoman a los boxes – que comparten hasta seis equipos– o contemplan el espectácul­o de drifting que la marca japonesa de neumáticos Falken, patrocinad­or oficial de la carrera, había montado en el recinto. el público es una parte esencial de esta prueba y, por ello, la organizaci­ón le permite acceder libremente al paddock, al pitlane e incluso a pista, antes de que comience la carrera, para que pueda admirar los coches.

la otra parte protagonis­ta son los vehículos participan­tes; 160 coches de todo tipo, divididos ¡en más de 20 categorías! es por ello por lo que, en la parrilla de salida, ocupan cientos de metros y por lo que, para evitar accidentes, salen de forma lanzada y con los coches divididos en grupos según su potencia. en esta prueba se han dado cita hasta 34 vehículos de la categoría GT3: audi r8, BMW M6, Bentley Continenta­l, ferrari 488, porche 911 GT3 r, Mercedes aMG... incluidas dos unidades del espectacul­ar prototipo Glickenhau­s sCG 003C – desarrolla­do por el equipo del productor de cine norteameri­cano James Glickenhau­s–. Junto a ellos, compiten coches de lo más variopinto: desde varios aston Martin GT8 hasta porsche 911 GT3 y Cayman GT4, pasando por un dodge Viper, decenas de BMW M235i, VW Golf del campeonato TCr, Toyota GT-86 o, entre los automóvile­s más humildes, un seat león ex-super Copa, varios renault Clio rs, otros tantos opel astra opC –uno de ellos únicamente pilotado por chicas, las hermanas strycek–, dos opel Calibra, un BMW M3 e36 o un opel Manta ¡de la década de los 70!

al volante, 480 pilotos –tres por coche– que, para participar en esta carrera, han tenido que demostrar su conocimien­to del nordschlei­fe y lograr una licencia especial, ya sea realizando un curso específico o participan­do en las carreras del Vnl – el Veranstalt­ergemeinsc­haft langstreck­enpokalnür­burgring: un campeonato de re-

sistencia disputado únicamente en este circuito–. Como curiosidad, y según el reglamento de carrera, cada piloto sólo puede conducir un máximo de tres horas por turno, debe descansar dos horas antes de volver a ponerse al volante y pueden participar hasta en dos vehículos distintos. Ah, y otro detalle singular: los repostajes aún se realizan con un tradiciona­l surtidor; nada de modernas bombas de gasolina de alta presión.

La carrera: emoción hasta eL finaL El sábado, mientras la temperatur­a en el circuito superaba los 30º, uno de los dos prototipos Glickenhau­s, el nº 7, comenzó liderando la prueba tras lograr, el día antes, la pole. Pero horas más tarde, y tras sufrir un choque –los toques en las carrocería­s están a la orden del día, dado lo estrecho de muchos puntos del circuito–, el Audi R8 LMS nº 29 del equipo Team Land tomó el primer puesto, que ya no abandonarí­a hasta apenas 90 minutos antes del final de la carrera, cuando un problema con un sensor le obligó a entrar en boxes. Otro Audi R8, el nº 9 de la escudería WRT, tomaba el liderato, seguido del BMW M6 nº 98 del equipo ROWE, mientras que el R8 nº 29 volvía a pista en tercera posición.

Entonces, y a falta tan sólo de 35 minutos para el final de la prueba, llegó la lluvia. El Audi nº 29 estaba realizando en ese momento su última parada en boxes... y aprovechó para montar neumáticos de mojado. Tuvo suerte, ya que esa maniobra le permitió adelantar tanto al Audi nº9 como al BMW nº 98 y cruzar la línea de meta en primer lugar. Por su parte, en la última vuelta y, tras sendas paradas para montar neumáticos de lluvia, el BMW conseguía adelantar al Audi R8 nº9. La marca de Ingolstadt lograba así su cuarta victoria en esta prueba, tras las logradas en 2012, 2014 y 2015; pero BMW sigue ostentando el récord de triunfos: ha ganado las 24 Horas de Nürburgrin­g en 19 ocasiones.

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 ??  ?? A la izquierda: En el estrecho Nordschlei­fe, los vehículos casi se tocan al adelantars­e. Abajo: Con 160 coches, las entradas en boxes son constantes. Página opuesta: El Glickenhau­s SCG 003C partió desde la pole.
A la izquierda: En el estrecho Nordschlei­fe, los vehículos casi se tocan al adelantars­e. Abajo: Con 160 coches, las entradas en boxes son constantes. Página opuesta: El Glickenhau­s SCG 003C partió desde la pole.
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