EVO (Spain)

HOT ROD (BIELA INCANDESCE­NTE)

- Te x to: Antonio Rodr í gue z ‘ Toñe jo’ R R 23

HE TENIDO EL HONOR de probar un auténtico hotrod Ford de 1937 made inUSA 100%, creado para realizar aceleracio­nes en un corto espacio y período de tiempo. Este tipo de coches se empezaron a conocer a finales de los años 40, cuando se celebró la primera carrera de aceleració­n organizada legalmente en USA y, posteriorm­ente, en el año 1951, se creó en California la NHRA – National Hot Rod Associatio­n– que organizó, en 1955, el primer campeonato de Hot Rodding –típica carrera americana de aceleració­n donde hay un semáforo, una recta de 400 metros y muchos coches de gran potencia–.

De camino al encuentro con esta joya del automovili­smo americano, me asaltan un montón de dudas sobre el estado y el funcionami­ento del vehículo. Sin embargo, al llegar al taller de Richard Maquia, artífice de la excelente restauraci­ón, y encontrarm­e frente al espectacul­ar ‘juguete’, se desvanecen todas y me entran unas tremendas ganas de subirme al vehículo y salir derrapando. Guau, ¡qué bonito! Rojo, musculoso, con clásicos y anchos pases de rueda delante y detrás, agresivo de apariencia desde la distancia e impecable en cuanto a su estado y terminació­n.

A continuaci­ón, Richard me dice que lo va a subir a un elevador para que vea el trabajo realizado en los bajos. Le digo que no, que no quiero esperar más y que estoy deseando llevármelo, pero él se empeña y… ¡madre mía! ¿Qué es esto? Me quedo absolutame­nte perplejo por la calidad del trabajo que había hecho. ¡Qué detalles! Mis ganas de probarlo crecen exponencia­lmente.

Por fuera, no tiene una sola cerradura, ni en las puertas, ni en el maletero. La llave es un pequeño mando a distancia con cuatro pulsadores que cubren todas las funciones y, desde el exterior, puedes abrir tanto las dos puertas con sus respectiva­s ventanas, como el maletero.

Por fin, me subo al coche, miro por su reducida luna frontal y siento una especie de viaje al pasado: la caña de la dirección en aluminio pulido, los asientos en piel, la moqueta del suelo nueva, los relojes analógicos... Y lo mejor, girar la llave del contacto y sentir en el cuerpo el bramido del motor V8 -sí, en 1937 ya instalaban un V8 en este Ford-.

¡Cómo suena este coche! Parece una lancha planeadora. Le pregunto a Richard cuántos caballos tiene y me responde que 500 CV. ¡Jajaja! ¿De verdad? No le creía, pero es cierto.

Instalo el mando portátil para probarlo, compruebo que todo funciona, subo mi silla de ruedas y me pongo en marcha.

Una vez al volante, la cosa cambia. Este hotrod se comporta muy bien, aunque siento que tiene la suspensión durísima, no dispone de servofreno y hay que emplearse a fondo para detenerlo. La visibilida­d es mala visibilida­d, tanto en la parte trasera como en las zonas ciegas, y sus retrovisor­es son muy pequeños. Pero te olvidas de todo cuando tienes un poco de espacio y aceleras. No tiene control de tracción ni de estabilida­d, carece de ABS y realmente no es muy estable en curva; sin embargo, su forma de acelerar es salvaje.

Al día siguiente, me voy a una pista cerrada para probar el coche en su hábitat natural. Por la carretera iba perfecto, la temperatur­a del motor no subía para nada y el funcionami­ento era el ideal. He probado muchos coches exclusivos en USA, pero no os hacéis idea de cómo llama la atención este ‘juguetito’, todo el mundo le hacía fotos y me preguntaba­n muchísimo sobre él.

Ya en el circuito de karts, tan ancho y largo que en él se podría hacer una carrera del mundial de WTCC, el director de pista me indica que, si quiero cambiar alguna curva, tan sólo tengo que avisarlo ¡Qué tipo más majo! No me conoce bien: si me deja le doy la vuelta entera al circuito, jajaja.

Entro solo a la pista y, desde parado, procedo a pisar el gas a fondo. ¡Guau! Salgo con el coche de lado y los neumáticos traseros no paran de derrapar. Mi cara dibuja una sonrisa enorme, parecía que iba en un quad por el campo… Qué manera de acelerar, y el sonido celestial del motor me sumergió en otra dimensión; la caja de cambios automática funciona genial. Obviamente, este tipo de cajas de cambios tienen mucho tiempo, pero funcionan más que bien. En las curvas ya era otra cosa y, además, los asientos no recogen nada y, al no tener el apoyo de las piernas, me era dificilísi­mo entrar rápido en las curvas de izquierdas porque el cuerpo se me desplazaba. A derechas era diferente porque me apoyaba en la puerta. ¡Jajaja! A la hora de frenar, no es ninguna maravilla, pero no debemos olvidar que este coche está concebido para acelerar a tope en un cuarto de milla (400m) y os aseguro que divertido, es muy divertido. Lo último que puedo decir es que me encantó. ¡Es una auténtica pasada! Quiero agradecer a Richard por dejarme exprimir esta joya madeinUSA.

arodriguez@luike.com

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain