GOODWOOD FESTIVAL
El paraíso existe y está en la Tierra. Concretamente, en el Reino Unido, a poco más de una hora al sur de Londres. Eso sí, sólo se manifiesta durante cuatro días al año, a comienzos del verano.
Todos los años recibimos decenas de convocatorias para asistir a concentraciones automovilísticas. Por lo general, se reparten entre los miembros de la redacción en función de la carga de trabajo y disponibilidad, ya que muchas tienen lugar fuera de los días laborables. Curiosamente, el fin de semana que se realiza en Inglaterra el Goodwood Festival of Speed, nadie tiene planes...
¿Qué es el FOS? Es una reunión anual que se produce entre finales de junio y principios de julio, evitando que coincida con otro macroevento como las 24 Horas de Le Mans. El lugar es la finca Goodwood Estate, un idílico entorno en el condado de West Sussex, muy cerca de Chichester, aproximadamente a hora y media dirección sur del aeropuerto londinense de Heathrow.
Es difícil definir con palabras qué se siente la primera vez que accedes al recinto, una impresionante finca de casi 5.000 hectáreas. El rugido constante de los motores queda silenciado por la magnificencia de la Goodwood House, residencia del gran responsable de este evento, Lord March, y donde se dan cita nombres ilustres del mundo del automovilismo. En su balcón distinguimos la figura de Bernie Ecclestone, que este año recibe un homenaje por su aportación a la Fórmula 1. En su honor, una gigantesca escultura con cinco brazos –foto de la izquierda– que representan sus otras tantas etapas: piloto, mánager, dueño de una escudería, empresario y leyenda.
Sin embargo, el controvertido Ecclestone comparte protagonismo con Ferrari, que celebra su 70 cumpleaños. Y qué mejor que reunir una amplia representación de sus deportivos y monoplazas más representativos, que además recorrerán el hillclimb, un trazado de 1,87 kilómetros que supone el eje central del festival. Escuchar cómo los mecánicos ponen en marcha un Ferrari 158 de 1964 justifica por sí sola la visita a Goodwood, y apenas hemos recorrido unas decenas de metros.
La actividad es frenética en la pista, constantemente poblada por vehículos de todos los tipos y épocas. Para dar sentido a semejante amalgama, la organización los divide en diversas clases: monoplazas de antes de la Segunda Guerra Mundial, iconos del Campeonato del Mundo de Turismos, superdeportivos actuales... También hay espacio para las motos, para los coches de drift –sin duda, una de las modalidades más llamativas– e incluso para un mastodóntico camión del Dakar.
Los más entendidos reconocen, con cierto asombro, un ejemplar único: el Audi Quattro RS 002, un prototipo diseñado como evolución de los Grupo B del Campeonato del Mundo de Rallyes, y que debido a la prohibición de estos en 1986, nunca llegó a ver la luz. O el Rolls-Royce Sweptail, un capricho de un millonario chino que, según dicen, está valorado en unos 12 mi-
llones de euros. Tampoco falta el Renault Zoe e-Sport Concept que mi compañero Eduardo tuvo la oportunidad de probar y cuya prueba puedes leer en este mismo ejemplar.
Desde 2010, Goodwood también es utilizado por las marcas como escaparate de su gama, dentro del denominado Moving Motor Show. Así, podemos visitar un concesionario de Alfa Romeo, BMW, Honda, Maserati, Porsche... Otras firmas proponen actividades para demostrar de qué son capaces sus modelos; de este modo, podemos disfrutar de una pista de drift a bordo de un Jaguar o derrapar en barro en un Porsche Cayenne.
¡No Nos vamos aúN! hay más...
Es prácticamente imposible recorrer Goodwood en una única jornada. Sobre todo, porque aún nos tiene reservada una sorpresa: el Rally Stage. Siguiendo el trazado del hillclimb llegamos al Rally Stage, una zona dedicada en exclusiva a los rallyes. Y aquí tampoco falta ninguno de los coches que forman parte de la memoria de todo aficionado: los míticos Grupo B –Lancia 037 y Delta S4, Audi Quattro S1, MG Metro 6R4 y Ford RS200–; la época de leyendas como Colin McRae, Carlos Sainz y compañía –Ford Focus, Subaru Impreza, Toyota Corolla, Mitsubishi Evo...–. También hay lugar para algún representante de lo más exótico, como un Aston Martin Vantage V8 GT4 o el Citroën 2CV bimotor que aún figura como uno de los más originales en participar en un Rally Dakar.
Y más allá de las máquinas, el elenco de pilotos que acude a este evento es, si cabe, aún más espectacular. Nombres como Giacomo Agostini, Emerson Fittipaldi, Damon Hill, Tom Kristensen, Jochen Mass, Hannu Mikkola, Walter Röhrl, Robert Kubica, Adrian Newey, Nico Rosberg... La ‘armada’ española también está bien representada, con Marc Gené a los mandos del Ferrari F60 de Fórmula 1; Andy Soucek con el Bentley Continental GT3; o Lucas Ordóñez con un Nissan GT-R Nismo. Más allá del mundo del motor, puede cru- zarte con de el mismísimo Mr. Bean –el actor británico Rowan Atkinson– o con el guitarrista del grupo Genesis, Mike Rutherford, ambos jurados del concurso de elegancia organizado por Cartier.
El espectáculo continúa incluso de puertas afuera. No es habitual ver una flota de Rolls-Royce haciendo de transfer para los invitados VIP, o filas de superdeportivos en las monumentales retenciones de entrada y salida del circuito; quizá el aspecto más negativo de un festival con una organización impecable en todos los sentidos.
Un servidor tiene muy claro que, sea como sea, algún día volverá a pisar el verde césped del Goodwood Estate, donde también se celebran otros acontecimientos como el Revival –del 8 al 10 de septiembre–, reservado a vehículos fabricados entre 1948 y 1966, o el Members’ Meeting –marzo de 2018–, para coches de los años 50 y 60. En definitiva, Goodwood es el epicentro del motor en el Reino Unido y, por tanto, de toda Europa... mientras el brexit lo permita.