EN CIRCUITO
Cada coche mantiene su esencia en circuito, aunque sus rasgos se exageran y se crea una mayor distinción entre ellos. El Panamera se percibe directo y ágil cuando giras agresivo en las curvas, pero en la primera fase del giro su configuración de suspensión más blanda implica que los movimientos son un poco más pesados, casi engorrosos. La inclinación de la carrocería absorbe la mayoría de las órdenes dadas desde el volante, lo que implica que resulta complicado realizar correcciones con finura. Una vez encuentras el ritmo adecuado, el Panamera exhibe ese carácter fulgurante de punto a punto que ya notamos en carretera.
El E63 se siente más ‘como en casa’ al rodar en circuito, algo realmente sorprendente para una berlina cercana a las dos toneladas. Con una dirección precisa y una suspensión firme, sus movimientos son más eléctricos, mientras que la brutal mecánica te permite salir de cualquier giro con una rapidez inusitada. Sin embargo, su peso no puede disimularse por completo, y la salida de las curvas puede complicarse cuando tratas de controlar las enormes transferencias de masas.
Activar el modo Drift ilustra de manera muy gráfica la razón por la cual el E63 dispone de un sistema de tracción total. Así configurado, tiene tendencia a derrapar de atrás prácticamente en cualquier sitio, y su larga batalla implica que los derrapes pueden ser todo lo largos que quieras. No es la manera más efectiva de rodar en circuito, pero sí la más entretenida.