EVO (Spain)

SSANGYONG TIVOLI RALLY RAID 4WD

- por M. TInEo

si te llamas ssangYong y eres una marca centrada en el mundo de los todo terrenos – o todo caminos, según se mire–, lo más probable es que no haya un mejor escaparate para demostrar de lo que eres capaz que un campeonato de raids. Así nació la colaboraci­ón entre la filial española de la marca y el piloto Óscar Fuertes en 2015, año en el que ambos lograron el título en la categoría de Dos Ruedas Motrices y el tercer puesto absoluto del certamen con un buggie de tracción trasera y motor V8 de gasolina.

Fuertes venía de ganar el Campeonato de España de Rallyes de Tierra en 2014 con un Mitsubishi Lancer Evo, y toda su vida deporti- va había estado unida a los rallyes desde que empezó a competir con un Peugeot 205 GTI a primeros de los 90 y compartien­do habitáculo con su hermano Iván. Por tanto, debutar en raids y obtener semejante resultado fue toda una inyección de moral para el equipo.

Sin embargo, para luchar por la victoria absoluta, hacía falta algo más. Así que el año pasado el equipo adquirió un prototipo fabricado por el especialis­ta portugués Cattiva. De sus instalacio­nes salió una estructura tubular de cromomolib­deno –un tipo de acero muy empleado para fabricar arcos antivuelco, por ejemplo– con un peso de unos 220 kilos sobre la que se instaló la carrocería de fibra con forma de SsangYong Tivoli que puedes ver en estas páginas; además de un motor diésel con 3.0 litros y dos turbos y unos 300 CV colocado en posición delantera aunque bastante centrada, y un cambio secuencial de seis velocidade­s firmado por Sadev, uno de los más reconocido­s fabricante­s de cambios de competició­n del mundo. Uno de los problemas del buggie es que sólo tenía tracción trasera, pero en el nue- vo coche se montó un sistema de tracción total con un diferencia­l central de acoplamien­to viscoso que asegura un reparto del 50% sobre cada eje, en los que a su vez se instalan sendos diferencia­les autoblocan­tes.

Para redondear el conjunto, se equipó al Tivoli con un sistema de suspensión firmado por Öhlins con dos amortiguad­ores por rueda; y con unos frenos AP Racing con pinzas de cuatro pistones y discos de 360 mm en ambos ejes. Así nació el SsangYong Tivoli Rally Raid 4WD. La cosa promete, ¿verdad? Pues sí, y no sólo porque te lo digamos nosotros: pocos días después de esta prueba, este SsangYong se puso líder absoluto del Campeonato de España de Raids, y es uno de los claros favoritos a final de año.

Quizá por la proximidad de aquella carrera, la Baja Extremadur­a, Óscar Fuertes se muestra un poco inquieto antes de esta prueba. “Queda poco más de una semana, así que sé bueno, que una avería podría dar al traste con nuestra participac­ión”, me comenta con una inquietant­e risa nerviosa mientras yo me aprieto los arneses del asiento del copiloto.

Nuestra prueba va a tener lugar en una finca cercana a Villacastí­n, en un circuito con zonas medias y lentas que por momentos nos va a parecer más adecuadas para un ligero coche de rallyes que para uno de raids como este Tivoli, cuyo peso es de 1.953 kilos. Óscar nos dará una primera vuelta para mostrarnos los secretos del Tivoli Rally Raid y, después, nos cederá el volante a nosotros para que podamos sentir cómo trabaja el coche del equipo SsangYong–Infova.

Desde el asiento del copiloto, lo primero que sorprende es la facilidad con la que el coche pasa por las zonas bacheadas. Da igual el tamaño del agujero que haya en el suelo, porque el SsangYong pasa por encima sin inmutarse. “La suspensión Öhlins se lo traga todo, no te puedes ni imaginar los agujeros que hemos pasado en las carreras a más de 120 km/ h. Al principio, cuando empiezas a competir con este tipo de coches, llegas a fondo a un sitio y, de repente, ante ti aparece una zanja que cruza la pista de lado a lado. Vas tan deprisa que no hay tiempo para frenar, así que cierras los ojos, aguantas la respiració­n y dices “que sea lo que Dios quiera”; entonces, pasas por encima como si no hubiese nada, sin que el coche sufra lo más mínimo. Es una pasada”, nos confirma Fuertes.

Llega la hora de intercambi­arnos los baquets. Óscar Fuertes es más alto y corpulento que yo, pero no tengo grandes problemas para quedarme en una posición más o menos cómoda al sentarme en su asiento. “Si te fijas, la postura de conducción es un poco rara, porque apenas se ve el morro”, me dice. “Tienes que ir un poco a la aventura, pero con el paso de los kilómetros te acabas acostumbra­ndo y no supone mayor problema”, apostilla el piloto madrileño mientras me ayuda a poner el volante, que es extraíble para facilitar tanto el acceso como la salida del coche.

Óscar me recuerda que el momento de arrancar es delicado, pues el embrague es cerámico y es fácil calar el motor si no lo haces todo bien. Embrago, tiro de la gran palanca secuencial y el clásico clonck de las cajas de carreras me avisa de que la primera ya ha entrado. “Tienes 750 Nm de par desde 1.500 rpm, así que casi no necesitará­s acelerar para ponerte en marcha”, me aconseja Fuertes. Le hago caso y el

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 ??  ?? Arriba: El salpicader­o es muy sencillo y cuenta, única y exclusivam­ente, con todo lo necesario para la competició­n. Encima: Óscar Fuertes fue nuestro copiloto de lujo; nos explicó todos los pormenores de su Tivoli.
Arriba: El salpicader­o es muy sencillo y cuenta, única y exclusivam­ente, con todo lo necesario para la competició­n. Encima: Óscar Fuertes fue nuestro copiloto de lujo; nos explicó todos los pormenores de su Tivoli.

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