Alpine A110
Hemos conseguido dar una vuelta en el deportivo más esperado del año. Si estás pensando en un Porsche Cayman, espera...
ESTAMOS VIVIENDO un gran momento en la historia de Alpine. La mítica firma francesa ha permanecido ‘escondida’ durante un par de décadas en los cajones de varios centros de diseño/desarrollo – ver fechas clave Alpine– y por fin, vuelve a la palestra con un novedoso y espectacular producto: el completamente nuevo A110.
Y por ser un hito tan especial hemos decidido hacer una excepción en esta sección de pruebas, incluyendo por primera vez un test desde el asiento del copiloto. Si piensas que no merece la pena seguir leyendo, déjame que te explique un par de cosillas.
Estoy sentado junto a Terry Baillon, responsable de la puesta a punto de los chasis de Renault Sport, y circulamos a un ritmo bastante alto por carreteras secundarias al sur de la localidad francesa de Lyon. Él conduce y yo no paro de fijarme en todos los detalles... tratando de imaginar lo divertido y entretenido que debe ser pilotar este modelo, porque desde mi asiento las sensaciones que percibo son realmente buenas.
Se trata de un modelo intrigante y que me genera mucha curiosidad. Sus responsables no se han obsesionado en absoluto con el tema de la potencia: el motor central 1.8 turbo de cuatro cilindros declara 252 CV y 320 Nm de par. En lugar de fuerza bruta, la marca se ha centrado de forma casi obsesiva en mantener el peso en el mínimo posible... hasta el punto de que el prototipo que estamos copilotando arroja una cifra de tan sólo 1.103 kg con todos los fluidos, incluyendo el depósito de gasolina medio lleno –si quieres saber todos los detalles de su concepción, te recomendamos que leas el apartado de técnica–.
El resultado de esta severa dieta es una relación peso-potencia de
‘El prototipo que estamos copilotando declara un peso de tan sólo 1.103 kg’
4,37 kg/CV, lo que supone quedarse muy cerca de un Porsche 718 Cayman y su 4,45 kg/CV. Pero para generar esa cifra, el Porsche necesita más potencia –300 CV– porque pesa más –1.335 kg–. Y esta es la razón por la que, en pocas palabras, el A110 será diferente de conducir a su rival germano.
“Hemos buscado alcanzar el punto máximo de agilidad en este modelo”, comenta Baillon a medida que rodamos a un ritmo más bien alto por esta fantástica carretera. “Quitando la mayor cantidad de peso posible, resulta más sencillo hacer que todo lo demás funcione bien”. Y con la manera en la que el A110 cambia de dirección, con apenas inercias perceptibles, uno no puede dejar de pensar que este Alpine se comporta realmente bien.
Desde el asiento del pasajero, también puedo apreciar la calidad de los materiales empleados en el habitáculo y la baja complejidad en la disposición de los diferentes elementos que lo componen. Parece un interior caro, con unos asientos de carbono posicionados cerca del suelo y una excelente visibilidad teniendo en cuenta que se trata de un coche de motor central. Los sonidos procedentes del propulsor – que escucho sobre todo a través de mi oído izquierdo– son muy convincentes. La banda sonora es más bonita de escuchar que la del nuevo Porsche Cayman con motor turbo; y el nivel de aceleración también resulta el apropiado. Si bien en el 0 a 100 km/h me da la sensación de que está bastante por encima de los 4 segundos – la marca declara un cifra teórica de 4,5 seg.–, en el 0 a 160 km/h creo que ronda los 12 segundos.
Pero es la suspensión lo que más me impresiona de este coche, al menos desde el asiento del pasajero. Como suele ser habitual en la
época que vivimos, este Alpine ofrece tres modos de conducción –Normal, Sport, Track– para alterar la respuesta del motor, del cambio, las ayudas electrónicas o el sonido del escape. Pero el conjunto muelle/amortiguador permanece inalterado sea cual sea el elegido, lo que demuestra la confianza que tiene Alpine en este nuevo producto. Y, para ser honesto y directo, funciona muy bien.
El A110 recuerda por su forma de moverse en la carretera a los primeros Lotus Elise, en el sentido en el que es capaz de transmitir una grata sensación de agarre, fluidez y compostura en todo momento. Eso sí, no ofrece respuestas eléctricas como podía suceder con el Elise. En definitiva, la suspensión parece capaz de lidiar con prácticamente cualquier cosa que se encuentre. Rápido, refinado, compuesto. Estamos ante un producto completo.
Conduciremos el nuevo Alpine A110 entre octubre y noviembre, y tengo que decir que después de esta experiencia de acompañante, estoy contando los días.