RECETA PARA FRENOS PREMIUM
Hay una buena razón para montar estos f renos: l os semáforos.
Fabricar unos frenos efectivos es relativamente fácil. Basta con un disco muy gordo, la pinza más grande que quepa en la llanta, y emplear unas buenas pastillas de freno; es decir, de esas que en frío ' chillan' sin frenar absolutamente nada, y en caliente dotan al pedal de un tacto progresivo y modulable mientras se desintegran en pequeños fragmentos incandescentes. Por desgracia, para un fabricante esa no es una solución del todo aceptable. El cliente de un Porsche espera que sus frenos no palidezcan bajando un puerto, pero también que paren el coche justo antes de cada paso de peatones cuando llevan a los niños al colegio. Y, en el caso del Cayenne, también esperan que sean capaces de transitar por un inmundo lodazal – aunque sólo sea una vez al año– sin que incontables piedrecitas alojadas en los orificios del disco emitan una cambiante y penetrante melodía al pararse en cada semáforo.
Es decir... los frenos del Cayenne tienen que hacer bien muchas cosas; que cumplir muchos compromisos. Y parece que estos nuevos PSCB son capaces de todo eso. De frenar sin desfallecer, sin rechistar y sin tiznar sus inmaculadas pinzas blancas. ¿Y sin alabearse? Para comprobar eso, aún tendremos que esperar unos meses...