No hay lugar más lejano que aquel al que uno no quiere ir

Hace unos años me llamaron de la fundación ‘Lo que de verdad importa’ para ofrecerme la oportunidad de colaborar con ellos contando a la gente mi experiencia personal de vida. Pensé que era una buena idea, pero hasta el momento en el que tuve delante a su presidenta, María Franco, y cenamos, no me di cuenta de que yo siempre sería parte de la fundación.

Creo recordar que el primer evento en el que participé con la fundación fue en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid. La fundación escogió a tres ponentes que habían pasado por momentos o situaciones muy duras en su vida, para que los compartieran con los jóvenes y les explicaran lo que, para ellos, es realmente importante en la vida. En definitiva, transmitir unos valores, y tuve la suerte de ser yo una de esas personas. La fundación cuenta con ponentes de la categoría de Irene Villa, Pedro Aguado o Juan Pablo Escobar – hijo del mayor narcotraficante de la historia–. Es un orgullo pertenecer a este grupo de fenómenos y ayudar con mis vivencias a transmitir unos valores de superación a la sociedad.

A finales de octubre, la presidenta me comentó que anualmente, durante el último congreso del año, dan un premio denominado ‘Algo más que una canción’, y que, en esta ocasión, sería maravilloso poder dárselo a Café Quijano y Taburete por la canción que han cantado juntos y que Manolo Quijano compuso con el título ‘Perdonarme’. Me preguntó si podía hacer algo para que acudieran al congreso de Madrid para recibir el premio, y antes de que terminara le dije que ya me había puesto en marcha. ¡No sabe que cuando ella dice rana yo salto!

Llamé a Manolo y le dije: “chaval, tienes que ir con tus hermanos y con Taburete a recoger un premio en el congreso de jóvenes de Madrid de la fundación ‘Lo que de verdad importa’, que este año os lo han otorgado a vosotros”. Manolo me respondió que se lo diría a sus hermanos y me diría algo. Sus hermanos son encantadores y me quieren mucho, así que estaba seguro de que por ellos no habría problema. Según fueron pasando los días, Óscar, hermano de Manolo, me explicó que harían lo posible para estar, así que llamé a María y le dije que seguramente conseguiríamos que vinieran los Quijano, y ella me incicó que el representante de Taburete le había confirmado que ellos sí irían.

Me hace mucha ilusión ayudar a esta fundación porque son personas extraordinarias y de verdad hacen una labor encomiable.

Sin embargo, cuando quedaban veinte días para la celebración del Congreso, me llamó Manolo Quijano y me dijo que el 24 de noviembre les iba a ser muy difícil asistir, pues les habían surgido dos conciertos, uno el 23 en Barcelona y el mismo 24 en León. Ufff, ¡no podéis faltar! En ese momento pensé en cómo le iba a decir a María que se estaba complicando la presencia de los Quijano en Madrid, pero decidí dejar pasar un día para pensar y, en ese tiempo, me volvió a llamar Manolo para decirme que Chuspi, su mánager, se pondría en contacto conmigo para estudiar la manera de asistir. Se me abrió el cielo y rápido busqué un plan B para darle solución al tema cuando me llamara Chuspi, que no tardó en telefonearme para decirme que estaba muy complicado. Pero antes de que siguiera le dije que difícil sí, pero no imposible, y le expuse mi plan B: Tocáis en Barcelona el 23, cogéis el AVE el 24 por la mañana a Madrid, os recogen en la estación, recibís el premio y os llevan de nuevo a la estación para llegar al concierto del mismo día 24. ¡Mejor imposible! Entre todas las gestiones me llamó Manolo y me dijo que tenía que venir yo de Miami a entregarles el premio… ¡Madre mía! Le dije que me encantaría, pero que no sabía si se podría hacer, a lo que me contestó “después de lo que estás haciendo, como para no venir tú”. Ahí se quedó la cosa, y llamé a la fundación para darles la noticia de que venían seguro y que contasen dentro del operativo de todo el congreso con su presencia para la entrega del premio.

Cinco días antes del congreso me llamaron y me dijeron que hiciera las maletas, porque me iba a Madrid el mismo día del evento a dar yo el premio. Me hizo mucha ilusión, y cuando me quise dar cuenta, estaba subido en un avión con destino a España. Llegué con nervios, y estando en el congreso muy impaciente por que todo saliera bien, apareció Willy del grupo Taburete a saludarme, porque cuando estuvieron en Miami grabando el vídeo de la canción compartí vida con todos ellos y es un gran tipo. En esto llamó Óscar Quijano y me dijo que ya estaban en Zaragoza… ¡Qué nervios! Al llegar a Madrid se encontraron con mucho tráfico, pero finalmente llegaron a tiempo, los presenté y el público se quedó atónito y perplejo, pues era una sorpresa su presencia. Les di el premio y, posteriormente, me puse a bailar con ellos en el escenario. Nada más terminar su canción, se despidieron y salieron corriendo para coger el AVE a León y llegar a su concierto. Gracias, gracias, y mil gracias. Gracias al grupo Taburete y a Café Quijano. Ha sido muy difícil lograr vuestra presencia, pero sabía que no me ibais a fallar porque sois grandes y la fundación ‘Lo que de verdad importa’ se lo merece por la extraordinaria labor que hacen.

Desde estas líneas quiero dar un abrazo y un beso a cada una de las personas que han hecho posible esta gesta.

Un abrazo fuerte y feliz Navidad L arodriguez@luike.com @tonejo_rodriguez