EVO (Spain)

MERCEDES- AMG E63 S ESTATE

Esta variante demuestra que no hace falta comprar la versión S para disfrutar de similares cualidades.

- Fotografía por Adam Shorrock

NO SER QUE SEAS UN GRAN seguidor de la marca, resulta complicado que no veas este coche como un discreto Clase E familiar con algún detalle deportivo. El diseño exterior en ningún caso transmite el hecho de que cuenta con 570 CV y 750 Nm de par; y, desde luego, nunca adivinaría­s por su pinta que es capaz de pasar de 0 a 100 km/h en apenas 3,6 segundos. Su carrocería ensanchada y las cuatro salidas de escape añaden un ápice de agresivida­d, mientras que las llantas de 19’’ parecen pequeñas en semejantes pasos de rueda. Con las pocas pistas que también aporta el interior, realmente este coche no parece un familiar ultradepor­tivo... al menos en el sentido moderno.

Incluso si optas por la variante S, lo que supone añadir 13.450 euros a la factura final, tampoco es que se note demasiado el potencial... ni siquiera con las llantas de 20’’ o los asientos tipo baquet. Aunque las diferencia­s en el apartado técnico sí son destacable­s. En este modelo sin la ‘S’, se pierden por el camino 40 CV y 100 Nm de par –algo poco sustancial por otra parte– y, mientras que ambas versiones cuentan con un sistema de tracción total, el E63 ‘normal’ no lleva el modo Drift, capaz de desconecta­r por completo el eje delantero para convertir a este automóvil en una máquina de deslizar. Tampoco tiene soportes de motor de dureza variable o un diferencia­l de deslizamie­nto limitado controlado electrónic­amente –en su lugar emplea uno de bloqueo mecánico–. Ambos coches usan una suspensión neumática adaptativa, así como la caja de cambio automática de nueve marchas que emplea un set de embragues bañados en aceite en lugar de un convertido­r de par.

Ahora bien, cualquier impresión de que esta variante sin la S es una especie de quiero y no puedo se difumina en cuanto arrancas el motor V8. El sonido es profundo y emocionant­e desde el ralentí hasta el limitador, situado a 7.000 rpm. Con el escape deportivo opcional –1.493e–, el E63 exhibe la típica banda sonora de AMG, sobre todo cuando selecciona­mos los modos de conducción más deportivos, añadiendo toda clase de petardeos, burbujeos y detonacion­es cada vez que tratas el acelerador como si fuera un balancín.

El E63 es terribleme­nte rápido a pesar de ‘déficit’ de potencia respecto a su hermano de gama. Cualquier pisotón en el acelerador se traduce en un avance superlativ­o, con la tracción total trasladand­o al suelo toda la fuerza con tremenda eficacia. Te das cuenta de los beneficios de que las cuatro ruedas sean motrices, sobre todo, cuando sales desde parado; incluso con el asfalto mojado, el E63 sale disparado como un cohete sin titubear en absoluto. Y lo que es todavía mejor, el sistema nunca interviene de manera innecesari­a, lo que hace que la experienci­a de conducción resulte muy placentera.

‘Es brutalment­e rápido. Cualquier insinuació­n en el acelerador se traduce en una capacidad de empuje surrealist­a’

Si aceleras en mitad de una curva, la respuesta del V8 es instantáne­a... lo que provoca que la parte trasera reaccione con la misma prontitud. El diferencia­l mecánico hace lo que puede, aunque la sensación inicial es que parece un tracción trasera, ya que puedes aumentar el ángulo de la derrapada cuanto más pises el pedal derecho. Si pisas el acelerador sin contemplac­iones en esta situación, los neumáticos traseros desisten en su empeño de traccionar y te puedes marcar una cruzada antológica.

La pérdida de adherencia se produce de forma un poco abrupta, pero la dirección está bien puesta a punto y es lo suficiente­mente directa como para realizar un efectivo contravola­nte de manera rápida y segura. Justo en ese instante es cuando notas que la tracción total entra en juego, ayudando a recuperar la trayectori­a correcta. Este ejercicio es tan sencillo de realizar y placentero, que en ningún momento echa de menos el modo Drift de la variante más potente.

Si hay que hablar de alguna debilidad en el conjunto, es lo remoto que se percibe la parte delantera del coche. La dirección eléctrica y la suspensión neumática no transmiten casi nada de informació­n de lo que sucede ahí abajo. Las llantas más grandes que lleva el S mitigan un poco este efecto a costa de sacrificar confort.

Una ventaja de tener un propulsor con semejante cantidad de potencia y par es que el peso extra que supone la carrocería familiar respecto a la berlina –110 kg– no se nota apenas a la hora de acelerar; además, el chasis puede perfectame­nte con los kilos de más y no se percibe una mayor masa en los apoyos en las curvas. Sí es cierto que puedes llegar a notar que esta carrocería Estate es menos rígida que la berlina, ya que la suspensión trasera se sacude en mayor medida en algunos baches cuando selecciona­mos los modos más duros de la suspensión. Es un defecto menor teniendo en cuenta la cantidad de espacio que ganamos para el equipaje.

Al final, esta variante no es sólo una versión menos potente o inferior a la S, sino que el E63 ‘básico’ ofrece una cantidad similar de virtudes sin sacrificar rendimient­o o eficacia en el mundo real. Es la opción inteligent­e.

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 ??  ?? Arriba: El habitáculo del Clase E es una gran lugar para recorrer kilómetros. En la foto: El sistema de tracción total hace bien su trabajo, e incluso permite cierto grado de diversión al volante.
Arriba: El habitáculo del Clase E es una gran lugar para recorrer kilómetros. En la foto: El sistema de tracción total hace bien su trabajo, e incluso permite cierto grado de diversión al volante.

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