MUSEO DE JAMES BOND
Gran parte de la leyenda de James Bond, el agente secreto más famoso de la historia del cine, descansa en un museo cerca de Covent Garden, en Londres –Inglaterra–. Y los coches son los grandes protagonistas.
Gran parte de la leyenda de James Bond, el agente secreto más famoso de la historia del cine, descansa en un museo cerca de Covent Garden, en Londres – Inglaterra–. Y los coches son los grandes protagonistas
En 1962, Albert r. broccoli y Harry Saltzman llevaron por primera vez a la pantalla grande a James Bond, en la película Agente007contraelDr.No. Desde el principio, con esa primera secuencia de persecución al volante de un Alpine Sunbeam azul, los productores entendieron la importancia de los coches en la saga. De hecho, a lo largo de las siguientes 24 películas, se fueron convirtiendo en uno de los elementos centrales de las diversas entregas, con especial protagonismo de Aston Martin.
Una importante parte de ellos están reunidos en el Museo del Cine de Londres, en Covent Garden, que desde marzo de 2014 está dedicado en exclusiva y de manera permanente a todo lo relacionado con el personaje creado en los años 50 por Ian Fleming.
La puerta de entrada al recinto, en el número 45 de la ajetreada calle Wellington, pasa bastante desapercibida para los viandantes. Apenas un par de bandeloras con el lema Bond in Motion – así se denomina la exposición– llaman la atención. En primer lugar, el visitante se da de bruces con todo el merchandising: camisetas, llaveros, maquetas... hasta fragancias para hombre o mujer con el lema 007. Sobre nuestras cabezas, la planta superior también está dedicada a la parte comercial, algo que nos hace preguntarnos dónde estará la exhibición, pues el local no parece extenderse mucho más allá.
Acto seguido, una amable señorita nos señala unas escaleras que descienden hacia una planta semisótano: empieza el show. Al dejar atrás el último escalón aparece el primer coche: se trata del Rolls-Royce Phantom III de 1937 con el que los secuaces del villano Goldfinger persiguen a Bond en la película homónima.
Tras una breve explicación por parte de Diane, nuestra guía, pasamos a una zona de descanso, donde están expuestas algunas motos – sí, como iremos viendo más adelante, no todo son coches– que tuvieron cierto protagonismo en algunas películas de la saga. No obstante, lo mejor está por llegar. En la siguiente sala aparece ante nuestros ojos el Aston Martin Vanquish que protagoniza una de las escenas más espectaculares del cine contemporáneo – al menos, lo es a ojos de un servidor–. A sus mandos, Bond –interpretado por Pierce Brosnan– intenta zafarse del cruel Zao en Muere otro día, de 2002. Como se puede apreciar en la imagen que abre este reportaje, se trata de una de las unidades que se emplearon en el rodaje, dotada con lanzamisiles, ametralladoras y demás artilugios para defenderse de los ‘ malos’.
Junto al Vanquish está aparcada una moto de nieve Bombardier MX Rev Ski-Doo, otro de los vehículos em--
pleado por el agente 007 para huir de sus enemigos. El museoo se distribuye por películas. Por falta de espacio no están representadas las 24 y, en ocasiones, cambian los automóviles. No se utilizan réplicas: todos los vehículos expuestos se usaron en alguna de las películas.
Otro rincón estelar es el dedicado al Aston Martin DBS, protagonista tanto de Casino Royale –2006– como de Quantum of Solace –2008–, en ambos casos con un catastrófico destino. En la primera, Bond vuelca para evitar atropellar a su amada y da hasta siete vueltas de campana; un hecho, por cierto, que figura como récord en el libro Guinness. La unidad expuesta en el museo corresponde a la segunda película, que no queda en mejor estado tras una vibrante persecución en la que, incluso, pierde la puerta del conductor.
Obviamente, la firma británica se lleva gran parte del protagonismo dentro del museo. Es más, si Casino Royale se utilizó para dar a conocer un modelo que aún estaba en fase de prototipo, el DBS, en Spectre –2015– fueron aún más allá. Según nos contó el director de diseño de Aston Martin, Marek Reichman, durante la presentación del Vantage, cuando la familia Broccoli visitó la factoría de Gaydon en 2014 para hablar sobre un coche para la película, vieron los primeros bocetos de Vantage y se interesaron muchísimo por él. Pero como no era posible ya que aún estaba en fase de desarrollo, crearon el DB10, del que únicamente se construyeron diez unidades.
Aunque lo que todos esperamos durante nuestra visita al museo es la presencia del DB5; el ‘coche Bond’ por antonomasia, que le ha acompañado en nada menos que seis películas. Su imagen y la del agente 007 estarán unidas para siempre; es más, es el modelo más famoso de su historia desde su aparición en Goldfinger –1964–. Su última presencia hasta el momento ha sido en Skyfall –2012–, donde acaba destruido tras ser ametrallado desde un helicóptero. En este caso, y por fortuna, la ‘magia’ del cine crea una ilusión óptica, ya que el coche ‘desintegrado’ es una mezcla de una maqueta a escala con muchos efectos especiales.
La lista, no obstante, no acaba aquí. Uno de los modelos más llamativos del museo es el Aston Martin V8 Vantage de 007: Alta tensión –1987–, la primera de las dos películas protagonizadas por Timothy Dalton. ¿Qué tiene de especial? Que lleva incorporados dos esquís y un cohete para poder deslizarse por la nieve a toda velocidad, un gadget nunca visto en la saga.
Otros fabricantes también han empleado la saga para publicitar sus últimos lanzamientos y tienen su lugar en el museo. La firma americana Ford, por ejemplo, mostró el nuevo Ka en Quantum of Solace, al igual que previamente hizo con el Mondeo en Casino Royale. En otras ocasiones, sin embargo, la presencia de vehículos no responde a promociones de lanzamiento y son bastante menos glamurosas. Es el caso del Land Rover Defender pick-up que conduce la agente Eve Monneypenny en Skyfall, que tiene su rincón en el museo.
Más extremo es el caso de Lotus, que realizó a mano un Esprit para La espía que me amó –1977– que debía poder transformarse en submarino. Se utilizaron siete unidades para rodar las escenas subacuáticas, y una de las que sobrevivió está expuesta en el museo.
No se utilizan réplicas: los coches expuestos se usaron en alguna de las películas
otra marca que tuvo un paso fugaz por la franquicia fue bmw; en concreto, entre 1995 y 1999, en goldeneye, el manaña nunca muere y el mundo nunca es suficiente, todas protagonizadas por pierce brosnan. en nuestra visita estaba expuesto uno de los z8 que se utilizaron en la última... pese a que en la cinta sufre un trágico final, partido en dos por una especie de sierra mecánica adosada a un helicóptero. si alguien sufrió por aquella pérdida – en su época costaba más de 120.000 euros y, actualmente, no se encuentran en el mercado de segunda mano por menos de 190.000e–, puede volver a dormir tranquilo: se trataba de una maqueta.
para los fans acérrimos de la saga, el apartado de miscelánea es incluso más interesante. desde el indescriptible artefacto volador ‘little nellie’ de sólo se vive dos veces –1967– hasta la lancha motora que aparecía en el mundo nunca es suficiente.
más allá del mundo del motor, se pueden admirar armas de todo tipo, bocetos en los que se representaban algunas escenas y guiones originales, además de diversos elementos de atrezo, como pasaportes o carnet de conducir de los personajes. en la vitrina dedicada a skyfall también aparece una claqueta autografiada por el mismísimo daniel craig; un objeto digno de colección, sin ninguna duda.
en definitiva, un lugar de peregrinaje obligatorio para todo amante de la saga bond, y muy recomendable para cualquier aficionado al cine y/o a los coches. para quien piense planificar un viaje, debe saber que el london film museum está abierto los siete días de la semana, salvo en ocasiones especiales – el espacio se dedica a eventos– o el día de navidad y el ‘boxing day’ –26 de diciembre–. además, la exposición es permanente y no tiene fecha prevista de finalización. un consejo: no la dejes pasar.