MI PRIMERA EXPERIENCIA CON UN COCHE AUTóNOMO
Antes de comenzar el año 2018, he tenido la satisfacción de compartir un Tesla Model S autopilotado de nivel dos. Callejeamos por Madrid desde casa a la autopista de Burgos, la A-1, y nos llevó, por vericuetos de Alcobendas, hasta el teatro donde el colega Tomás Díaz-Valdés presentó su libro “Ángel Nieto. Las curvas de la Vida”. Llegamos justo a tiempo.
Fue una suma de emociones, entre la experiencia técnica recién vivida, dos motos de nuestro campeón en el escenario, las palabras de Tomás, autoridades, amigos y los aplausos del numeroso público. Además, el autor me dedicó el libro con afectuosas expresiones.
Después, regreso en el Tesla, como copiloto de mi hijo Juan, director general de esta empresa, jefe editorial de nuestros productos informativos impresos y digitales. Pero no condujo todo el tiempo. Fue casi otro pasajero más, confiándole al coche ocasionalmente su orientación, pilotaje, prudencia, aceleración, frenada…
Como no hubo problemas en la ida ni en la vuelta, aplaudo por igual a la máquina como a su confiado conductor humano responsable. Aunque mi visión ya no es correcta, conservo aún capacidad de asombro y felicitación, en este caso, por el adecuado proceder de Juan, siempre atento y dispuesto a la corrección pero, en principio, delegando las reacciones a la voluntad digital. Vaya mi felicitación a Tesla por el buen comportamiento de su automóvil.
Como es lógico, entusiasmado, espero repetir la experiencia con cuantos modelos autónomos se presenten.
Esta posibilidad de conocer a fondo cuantos coches salen al mercado está al alcance de nuestros lectores en los concesionarios. Y si lo deseado es conducir un supercoche, el de tus sueños, ha nacido también Drive& Dreams, experiencias económicas al volante de los mejores superdeportivos.
El mundo robótico se perfecciona en todos los aspectos y cabe esperar su intromisión hasta en los problemas de conciencia. La última sorpresa, en el ámbito de la Medicina, nos la ha proporcionado el robot Xilaoyi, recién licenciado por una Universidad médica de China, donde ya puede ejercer como médico. Lo acabo de leer como noticia encastrada al pie del artículo editorial de Luis María Ansón, en ElCultural, suplemento semanal del diario ElMundo.
Así termina la noticia: “El nuevo robot es capaz de investigar sobre millones de estudios y experimentos médicos, comprobar los datos del paciente, emitir diagnóstico y proponer las recetas adecuadas. Todo ello en escasos minutos.” Y no es un artefacto para el futuro, sino de venta inmediata, en este mismo año. Así las cosas, no tardará en ponerse en marcha la máquina para tomar decisiones acertadas, incluso con capacidad para corregir las normas hasta lograr el necesario acierto justo y sensato en todos los órdenes de la vida. De momento nos contentaríamos con practicar el uso de la verdad, máxima virtud con derecho a universal respeto.