VW POLO GTI
La sexta generación del Polo ya cuenta con su propia variante GTI, que por primera vez alcanza 200 CV de potencia. Pero resulta que en el segmento de los hot hatches no se triunfa con cifras, sino con emociones. ¿Cuáles son las que transmite este Polo GTI
UARDO BUEN RECUERDO del VW Polo GTI de anterior generación, sobre todo a raíz de una larga ruta que me hice a sus mandos por el norte de España, donde encontré con él una compenetración inusual. De hecho, hace pocos meses recomendé su compra a un amigo que buscaba un coche pequeño y potente. Me acabó haciendo caso, y hoy sólo tiene palabras de agradecimiento.
Por eso voy con muchas ganas al Circuito de Mallorca, donde probaré un nuevo Polo GTI que debería ser más gratificante que su predecesor; al menos si nos basamos en los datos que figuran en su ficha técnica. Y es que cuenta con la versión A0 de la cualificada plataforma MQB, y desecha el antiguo motor 1.8 TSI de 192 CV en favor de un propulsor 2.0 TSI que alcanza 200 CV. Con esta mecánica, el Polo GTI es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 6,7 segundos asociado al cambio auto- mático DSG de seis velocidades, que es el único disponible hasta el momento. Pero tranquilo, si al igual que yo, eres de los que te gusta tener un tercer pedal que pisar, en primavera Volkswagen pondrá a la venta un Polo GTI con cambio manual.
Por diseño, el nuevo Polo GTI sigue la línea de su antecesor, luciendo detalles sugerentes pero siempre sobrios y discretos, lejos del descaro que sí puedes encontrar en los adhesivos de un DS 3 Performance o en la pintura bicolor de un Peugeot 208 GTI. En el Polo GTI, los paragolpes, los faldones y el pequeño alerón de color negro destacan sobre todo lo demás. También hay unas llantas de 17” y una parrilla delantera con la característica línea roja propia de los VW GTI.
Dentro, los únicos elementos que no puedes encontrar en un Polo convencional son el volante y los asientos deportivos, estos últimos tapizados en la clásica tapicería de cuadros
‘Clark’, presente en los VW GTI desde el primer Golf GTI de los años 70.
Antes de salir a la pista, el plan es familiarizarse un poco con el GTI sobre las carreteras de la isla de Mallorca. La postura de conducción es fantástica. Rápidamente te sientes cómodo y las generosas orejeras de los respaldos sujetan tu cuerpo con decisión. Las primeras sensaciones que recabo son algo ambiguas, ya que el coche corre bastante, pero de momento no encuentro atisbo de verdadera deportividad. Hay mucha fuerza a bajo régimen y apenas existe retardo en la respuesta del acelerador, pero para mi gusto la entrega de potencia es demasiado lineal, tanto que da la sensación de que en el último tramo de revoluciones le falta carácter a este motor 2.0 TSI. En cierto modo es lógico, ya que esta versión del propulsor EA888 es más bien descafeinada, pues 200 CV son muchos menos de los que está capacitado para entregar. Dicho de otro modo, que esta variante del motor 2.0 TSI está ‘capada’ es quizá un poquito más evidente de lo que me gustaría.
Hasta 4.500 rpm, el empuje es muy contundente, pero desde ahí hasta el corte se mantiene demasiado constante. Eso repercute en que proporciona buen rendimiento y un provechoso margen de uso en conducción deportiva, si bien las sensaciones con las que te brinda no son especialmente emocionantes. Su predecesor, en cambio, tenía menos fuerza a medio régimen, pero sus últimas revoluciones eran más excitantes, ya que el motor 1.8 TSI se ‘encabritaba’ de forma mucho más manifiesta.
No soy muy amigo de las transmisiones automáticas en este tipo de coches, pero el cambio DSG admite pocos reproches, salvo por el hecho de que sus desarrollos son algo largos para un automóvil deportivo.
Los cambios de marcha se efectúan de forma instantánea, y apenas vacila en las reducciones cuando necesitas bajar más de una marcha en una frenada fuerte.
Sin embargo, aunque esta caja automática DSG es mejor que la que equipa un Renault Clio R.S., no puede evitar eliminar una parte crucial de la experiencia de conducción de un hothatch, que no es otra que la de buscar la máxima implicación de su conductor. Además, aunque la manejes manualmente con las levas del volante –que, a pesar de que tienen un tamaño ridículo, va especialmente bien de este modo–, sube una marcha de forma automática si tocas el corte de inyección. Si bien esto último es algo positivo a efectos prácticos, no lo es tanto en un tipo de vehículo cuyo cometido principal debe ser involucrar al máximo a quien se ponga tras el volante. En cualquier caso, yo no tendría duda alguna en esperar a primavera para hacerme con un Polo GTI con cambio manual, lo cual por otro lado probablemente suponga un ahorro de algo más de 1.000 euros en la factura final.
En algunos tramos de carretera un poco rotos, corroboro que el trabajo en la suspensión ha sido es- tupendo. De serie, los amortiguadores del Polo GTI son adaptativos, y disponen de un modo deportivo que logra poner un poco de picante al comportamiento del coche. La suspensión es firme, 15 mm más corta que la del Polo estándar, bastante absorbente y muy competente a ritmo intenso, pues logra que el GTI gire muy plano incluso bajo fuertes apoyos en curva. No brillan tanto los frenos, que con unas modestas pinzas flotantes en el eje delantero, cumplen sin grandes alardes.
Según voy acumulando kilómetros, me voy sintiendo más a gusto. El Polo GTI es tan afable, tan
‘Las primeras sensaciones son algo ambiguas. El GTI es rápido, pero le falta tacto deportivo’
benigno, que depositas ciegamente toda tu confianza en él. El problema es que nunca te pone a prueba, jamás te exige que te esfuerces y, por tanto, tu capacidad de disfrute está algo limitada. El único momento en el que sí reclamará de tus habilidades como conductor es en las frenadas muy fuertes, con una leve insinuación del eje trasero –que es de torsión– que puedes contrarrestar con un aún más leve contravolante. Al final, te encuentras cubriendo terreno a una velocidad bastante mayor de lo que percibes, y con una relajación impropia de la que sueles adquirir en un urbano deportivo.
Como primera toma de contacto, esto ha estado bien, así que ahora vamos a dar algunas vueltas al cir- cuito mallorquín. La última vez que estuve aquí fue con un Audi RS 4... y el trazado es tan estrecho y revirado que se sentía un poco desubicado. El Polo GTI debería, por contra, encontrarse más a gusto.
Tal y como comencé a observar fuera de la pista, la dirección del Polo GTI es bastante rápida, aunque no demasiado comunicativa. El motor sigue mostrándose enérgico, pero ‘vergonzoso’ en la parte alta del cuentarrevoluciones, y los frenos ofrecen una mejor resistencia de la esperada, así como un tacto que permite que sea bastante fácil dosificar el pedal.
Cuando probé el VW Polo normal en su presentación para la prensa hace apenas seis meses, dije que era un buen punto de partida para el
‘Con un autoblocante y 20 CV más, el Polo GTI podría mostrar una cara mucho más fresca y excitante’
Polo GTI, pero que debían cambiar bastantes cosas para hacerlo excitante. Por desgracia, no parece que hayan sido tantas, o al menos los cambios no se reflejan con suficiente claridad.
Aunque el Polo GTI no sea una vorágine de emociones, es justo decir que es bastante correcto en cada cosa que hace, o mejor dicho en lo que le ordenas hacer. El reparto de pesos está muy bien compensado, entra a las curvas con decisión, la adherencia lateral en giros rápidos es muy elevada, frena razonablemente bien, y corre.
Sin embargo, aparte de su relativa inexpresividad, hay un aspecto que emborrona las virtudes del vehículo: la motricidad. Este Polo GTI no dispone de diferencial autoblocante, sino del sistema electrónico XDS, que basándose en la aplicación selectiva de los frenos y en colaboración con el modo Sport del ESP –que no es desconectable– logra emular parte de los beneficios de un autoblocante, manteniendo una mejor trayectoria en curva a base de frenar un poquito la rueda interior al giro.
En las curvas rápidas funciona bien, tolerando todo el agarre lateral que los neumáticos Michelin Pilot Sport 4 pueden digerir; algo a lo que también ayudan los 9 cm extra de batalla que este Polo GTI gana respecto a su predecesor. El problema es que, a la salida de los giros más cerrados, el XDS se ve sobrepasado por el par del motor. Por mucho que intentes trazar lo más recto posible, la rueda delantera interior acaba por patinar cuando aceleras con contundencia.
Para mí, la solución propicia hubiese sido la instalación del diferencial autoblocante mecánico que equipa el Golf GTI Performance pero, observado desde otro punto de vista, quizá lo que nos quiere decir Volkswagen con esto es que tiene planes de hacer con el Polo lo mismo que en la gama Golf, donde existe un Golf GTI y un Golf GTI Performance, este último con 15 CV más y un diferencial autoblocante, entre otras mejoras.
Es más, para batir a los mejores urbanos deportivos del mercado, que a mi juicio ahora mismo son el Peugeot 208 GTI by Peugeot Sport y el Renault Clio R.S. Trophy, Volkswagen necesita un Polo GTI Performance. El tratamiento Peugeot Sport transformó un 208 GTI mediocre en un 208 GTI sensacional; y la versión Trophy del Clio R.S. extrajo todo el jugo posible al excelente chasis del modelo francés, aparte de brindarle con un poco más de potencia. Pues la realidad es que conduciendo el Polo GTI sientes una expresividad y un rendimiento latentes. Una versión GTI Performance los liberaría, y entonces presiento que sí podría hacer frente a los mejores hothatches.
Ya sólo con la adición de un autoblocante, el supuesto Polo GTI Performance sería un hothatch mucho más capacitado de lo que actualmente es este GTI. Si además se beneficia de un leve incremento de potencia para que en el último tramo de revoluciones encuentres algo de violencia, el hipotético Polo GTI Performance mostraría una cara mucho más freca y excitante, y perfectamente podría ganarse nuestras cinco estrellas .
Por tanto, a mi juicio el VW Polo GTI es un muy buen coche, pero no un muy buen hothatch, simplemente por el hecho de que se siente más rápido que expresivo, y eso no es lo ideal en un automóvil de este tipo. Es algo frustrante que se muestre tan dócil y sereno, porque en algún lado por ahí abajo tiene cualidades para ser muy buen deportivo. Sólo podemos esperar que nuestras fantasías se cumplan a modo de Polo GTI Performance... L
Eduardo Alonso (@ealonso_evo)