EVO (Spain)

ASTON MARTIN DB11 AMR

El DB11 es un fantástico GT. Y, como tal, tiene algunas dificultad­es a la hora de obsequiar a su conductor con algo verdaderam­ente apasionant­e. Ahí es donde entra Aston Martin Racing.

- E. Alonso

EL DB11 CREó GRANDES expectativ­as cuando llegó al mercado, hace apenas un par de años. Ciertament­e, marcaba un antes y un después en la firma de Gaydon, pues inauguraba una era de colaboraci­ón con Mercedes-Benz que, a priori, debería aportarle un salto tecnológic­o en todos los sentidos.

El DB11 resultó ser un fantástico GT. Estiloso, cómodo, refinado, de buena calidad, relativame­nte espacioso y con un enorme motor V12 de suave respuesta y prestacion­es convenient­emente contundent­es. Fruto de esa relación con Mercedes también deriva la inclusión, pocos meses después, de una mecánica AMG 4.0 V8 biturbo en el DB11 de acceso de la gama. Esto último originó un pequeño gabinete de crisis en Aston Martin: aquel DB11 con motor V8 de 510 CV no sólo ofrecía unas prestacion­es peligrosam­ente cercanas a las del DB11 5.2 V12 biturbo de 608 CV, sino que dinámicame­nte iba mejor gracias a su menor peso y a algunas evolucione­s en la suspensión.

Prácticame­nte desde aquel momento, Aston Martin se puso manos a la obra para de algún modo reacondici­onar el DB11 V12, tarea que encomendó a su división Aston

La ganancia en prestacion­es no resulta dramática, pero el chasis se siente mucho mejor afinado

Martin Racing. Y hoy estamos en el nuevo centro de desarrollo de la marca británica, en los aledaños del circuito alemán de Nürburgrin­g, para dar fe del resultado de algo que han bautizado como DB11 AMR, y que entre otras mejoras extrae 31 CV extra del motor 5.2 V12 biturbo, alcanzando 639 CV y conservand­o, eso sí, los 700 Nm de par originales.

El DB11 AMR que vamos a probar es el Signature Edition, una tirada limitada a 100 unidades que se caracteriz­a por la decoración con tonos lima y por los numerosos apliques de fibra de carbono. Costará unos 30.000 euros más que el DB11 AMR, pero en lo rela-

tivo a la conducción son idénticos. En cualquier caso, el AMR se distingue del DB11 por las ópticas oscurecida­s y por los acabados en negro brillante. Los tonos lima se trasladan también al interior, el cual percibo un poco mejor cuidado y rematado que en 2016, si bien los refinados materiales son los mismos: Alcántara, cuero y carbono, todo ello de primerísim­a calidad. La postura de conducción es bastante buena, y permanecen los botones, mandos y sistema multimedia de origen Mercedes.

En marcha es donde se deben reflejar las diferencia­s verdaderam­ente tangibles. La primera de ellas la aprecias nada más pulsar el botón de arranque, con una nota de escape más pretencios­a. En estos niveles de potencia es complicado notar una mejora prestacion­al, pero el AMR parece subir de vueltas con más alegría que el DB11 normal, aunque esta sensación puede ser sugestiona­da por el mayor ruido del escape.

En cualquier caso, el V12 mantiene su tan progresiva respuesta desde apenas 1.500 rpm y su implacable medio régimen, y en esta configurac­ión de 639 CV permite que el DB11 AMR acelere de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos, que son 0,2 seg. menos de lo que necesitan los DB11 V8 y V12 estándar. Corre una barbaridad, si bien es cierto que el gran aislamient­o del habitáculo, idéntico al del DB11, merma bastante las sensacione­s que golpean tus sentidos. Con el AMR vas más rápido de lo que jurarías, dicho de otro modo.

Además, y aquí sí que se aprecian mejoras evidentes, el AMR conserva los modos de conducción GT, Sport y Sport+, pero convenient­emente recalibrad­os. En el programa GT, el AMR es un cómodo y hasta silencioso coupé perfectame­nte utilizable a diario. Y, mientras que al selecciona­r Sport o Sport + en el DB11 V12 normal no lograbas percibir mucho más que mayor

ruido, estos programas en el AMR sí que aportan una pequeña dosis extra de tensión, con un pedal del acelerador más vivaz y cambios de marcha más apremiante­s procedente­s de la transmisió­n ZF de ocho velocidade­s.

Los programas GT, Sport y Sport+ también están disponible­s en la amortiguac­ión, y puedes elegir cualquiera de ellos con independen­cia de cuál tengas selecciona­do para el conjunto motor-cambio.

Los casquillos de la suspensión son los que estrenó el DB11 V8, que resultan más rígidos que los del V12. Esto, unido al diferencia­l de deslizamie­nto limitado específico para el AMR, repercute en, a mi juicio, el mayor beneficio que aporta esta nueva versión: una motricidad mucho más provechosa que la del DB11 V12.

Puedes recurrir con mayor prontitud al acelerador a la salida de los giros gracias a un eje trasero más confiable y que tracciona mejor. Obviamente, hablamos de un automóvil de 1.870 kg, por lo que la confianza no es gratis: tienes que ir generándol­a poco a poco, pero respecto al DB11 V12 normal, el AMR parece mucho más predispues­to a llevarse bien contigo.

Eso no quiere decir que puedas disponer de la imperturba­ble motricidad de un deportivo de motor central o trasero, aunque las derrapadas del AMR son mucho más progresiva­s, dulces y efectivas que las del DB11 V12; sensación a la que contribuye la dirección, por desgracia aún bastante remota pero más precisa, gracias a las ligeras llantas forjadas.

Los amortiguad­ores son un poco más duros, pero conserva la rigidez de los muelles del DB11 normal en aras de no variar en exceso el carácter GT de este vehículo. Aun así, eso es suficiente para que el coche exhiba un menor balanceo de la carrocería, y para que a ritmo fuerte entre en las curvas con mayor naturalida­d.

En general, el ajuste del chasis del AMR recuerda bastante al del DB11 V8, y eso es bueno teniendo en cuenta que hay 100 kg de diferencia entre uno y otro. Desde luego, respecto al DB11 V12, el AMR se siente más compacto y volátil.

Afinado por Matt Becker, el ingeniero jefe del equipo que llevó a cabo la puesta a punto del vehículo, el AMR es un DB11 más centrado en el conductor, más veloz y de manejo más preciso. Por lógica, su idiosincra­sia de gran turismo conlleva algunas limitacion­es en dinamismo, sin embargo, el AMR se siente como un vehículo de gran rendimient­o y enormes capacidade­s, a la altura de un Ferrari GTC4Lusso T.

En definitiva, el AMR es un DB11 un poco más deportivo, pero que conserva sus propiedade­s de GT. Quizá por ello muestre una personalid­ad algo ambigua, aunque precisamen­te esa mayor flexibilid­ad de uso que aporta es lo que le convierte en un automóvil mucho más gratifican­te de conducir que el DB11 V12 normal. Buena evolución...

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El DB11 AMR es residualme­nte más rápido que el DB11, logrando, por ejemplo, acelerar de 0 a 100 km/h en 0,2 seg. menos: 3,7 segundos. Sin embargo, aporta otros beneficios mucho más provechoso­s, como una mejor motricidad.
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Los asientos son tan confortabl­es como los de una berlina, mientras que los tonos lima se reservan para la edición limitada Signature Edition. Abajo: Dos teclas en el volante regulan de forma independie­nte la suspensión y el conjunto motor-cambio a través de tres programas: GT, Sport y Sport+.

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