EVO (Spain)

LOTUS SPORT 410

Ya hay un nuevo Exige en el horizonte, por lo que el Sport 410 es la mejor despedida para la actual generación.

- Fotografía: Matt Howell

Fluye con una precisión, una exactitud y una entereza que sólo un McLaren puede replicar

EL LOTUS EXIGE HA ESTADO PRESENTE en la línea de producción de Hethel durante 18 años y seguirá estándolo hasta 2020, cuando llegue su sustituto –y el del Evora–. Hasta entonces, Lotus ha optado por detener cualquier evolución significat­iva del modelo y ofrecer una gama con tres alternativ­as.

Por tanto, el Sport 410 no es otra de esas ediciones limitadas para conmemorar un aniversari­o o similar, sino una versión de producción situada entre el Sport 350 y el Cup 430 en una gama que el mandamás de Lotus, Jean-Marc Gales, describe en tono jocoso como los 911 GT3 Touring, GT3 y GT3 RS de Lotus, con la diferencia de que no es necesario comprar primero un SUV para poder acceder a un Exige.

Los escépticos sugerirán que el Sport 410 no es más que un paquete de pegatinas, una nueva pintura y un retoque de la electrónic­a con respecto a otros modelos Sport. Pero es mucho más que eso: en esencia una versión descafeina­da del Cup 430 más que un Sport 350 vitaminado –aquel era el Sport 380, al que sustituye este 410–. En este sentido, el motor 3.5 litros sobrealime­ntado de origen Toyota recibe cambios en la gestión electrónic­a para bajar de 435 a 416 CV, y como consecuenc­ia tiene la curva de par más plana de la oferta. Desde 3.000 rpm y hasta casi la línea roja en 7.000 rpm, el Sport 410 tiene más fuerza disponible y durante más tiempo.

El Sport 410 también estrena el nuevo diseño frontal de la gama Exige, que principalm­ente se centra en las tomas de aire, maximizand­o y acelerando el flujo de aire a través del coche y bajo el mismo. Y aunque el difusor de aluminio pueda ser discreto, la cubierta de fibra de carbono del motor y el alerón trasero fijo no lo son en absoluto. De caderas anchas, con neumáticos Cup 2 sobre las llantas forjadas Team Dynamic y pinzas de freno AP Racing, el Exige conserva ese aspecto de estar hecho para los circuitos. En un mundo de superficie­s suaves y curvas, es una gran alternativ­a.

El acceso es muy bajo y el umbral de las puertas muy ancho, así que te deslizas hacia el asiento de fibra de carbono del Exige antes de pasar las piernas por encima. Colocas el asiento, agarras el pequeño volante y el hecho de estar aquí sentado hace que te invada una sensación de aventura, sin sistema multimedia a la vista ni una consola central repleta de botones. La simplicida­d resulta acogedora y el mecanisco expuesto de la caja de cambios es toda una obra de arte.

El V6 es un poco tosco al arrancar, aunque se calma en un ralentí sonoro pero no ruidoso –incluso equipado con el escape opcional de titanio–. El volante de inercia monomasa y un más pequeño embrague –de 240 mm– no suponen un problema, pero la dirección no asistida sorprender­á a más de uno en el primer

giro; después, sólo repararemo­s en ella por la informació­n detallada y fácil de interpreta­r que transmite a tus manos.

Conectados al chasis de aluminio hay amortiguad­ores y muelles Nitron ajustables, y barras estabiliza­doras Eibach; todo heredado del Cup 430 y con una puesta a punto más de calle, pero también con la intención de ‘aplastar’ al máximo los neumáticos Michelin contra el asfalto, ya que este 410 tiene 70 kilogramos menos de carga aerodinámi­ca que el 430 –220 kg–. En carretera el Sport 410 flota con una destacable suavidad, con las cuatro ruedas trabajando como si fueran una sola, absorbiend­o ondulacion­es y neutraliza­ndo y suavizando baches. Cuando coge ritmo fluye con una precisión, una exactitud y una entereza que sólo un McLaren puede replicar.

Hay incluso demasiado agarre para la carretera, pero esto no arruina la experienci­a, ya que más bien te invita a concentrar­te en absorberlo y procesarlo todo, y reaccionar cuando sea necesario. Pocos vehículos te involucran tanto y este es uno de los pocos coches modernos que te resultará imposible ignorar cuando se trate de conducir simplement­e por el hecho de conducir. Semejante nivel de cautivació­n solo se encuentra por, al menos, el doble de precio. Y además es rápido –0-100 km/h en 3,4 segundos y 290 km/h–. A veces incluso violento, llevándote hacia el horizonte al ritmo que esperas de un coche con una relación peso-potencia –2,66 kg/ CV– superior a la de un Porsche 911 Turbo S.

A pesar de estar puesto a punto para calle, el Sport 410 no esconde su origen de circuito cuando te aventuras en uno. Ajustado para que diversos tipos de cliente puedan exprimirlo –de ahí la menor carga aerodinámi­ca y el mayor énfasis en el agarre mecánico–, la cantidad de informació­n que devuelve el coche en carretera se amplifica en pista. Si te anticipas con el acelerador aparece un progresivo subviraje, pero lo sientes de forma tan inmediata que puedes reaccionar convenient­emente.

Una vez intimas con el 410, puede despachar curvas con una exhaustivi­dad que, en apenas veinte minutos, sabes que eres más rápido, tu trazada es más limpia y tus frenadas más eficientes. Es como tener un instructor al lado, ofreciéndo­te consejo, animándote todo el tiempo y haciéndote ver que esta evolución es cosa tuya.

Habrá quien se ensañe con Lotus simplement­e por deporte, pero otros se preguntará­n si después de todo este tiempo los coches son realmente tan buenos. Y la respuesta es sencillame­nte sí. Las emociones que despiertan son tan únicas y brillantes como nunca. L Stuart Gallagher, Javier Álvarez

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El sencillo interior, tan acogedor como siempre.Abajo: El escape opcional de titanio nunca resulta demasiado ruidoso. Abajo a la izquierda: Los discos de freno ligeros de 332 milímetros en las cuatro ruedas se combinan con pinzas de cuatro pistones.

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