SUBARU IMPREZA
Tras más de cuatro años de ausencia en el mercado español, el Impreza ha vuelto. Y en ese periodo le ha dado tiempo a reinventarse, con lo bueno y con lo malo que eso supone.
OLVIDA EL CONCEPTO que tienes del Subaru Impreza. El inconfundible alerón, el color azul... todo eso queda definitivamente reservado para el WRX STI. Tan sólo hay que echar un vistazo a la ficha técnica de la nueva quinta generación del Impreza para darse cuenta de que ha sido reconcebido por completo. 114 CV de potencia, 150 Nm de par, cambio automático de variador continuo... El Impreza ya no busca ser un compacto deportivo, sino uno en el que prime el confort y la seguridad, dejando de lado el rendimiento puro. De hecho, incluye de serie elementos como la frenada de emergencia autónoma, el control de crucero adaptativo o el de mantenimiento de carril; todos forman parte del dispositivo Eyesight.
Y eso es decepcionante sólo según se mire. Los más puristas dirán que cómo se les ocurre mancillar uno de los nombres más venerados del automovilismo. Sin embargo, aquellos que conciben el acto de conducir no como una actividad lúdica, sino como una tarea doméstica más, verán en estos cambios algo positivo. Y estos últimos, nos guste o no, conforman la mayor parte de la población con carnet de conducir.
Su carrocería, en nuestro mercado únicamente de cinco puertas, mide 4,46 metros de largo y luce un diseño tirando a sobrio. Dentro sucede un poco lo mismo, pero resulta agradable comprobar cómo la marca se ha preocupado de presentar acabados de calidad, con buenos ajustes, materiales agradables al tacto, y sin abusar de elementos táctiles.
Puedes regular la temperatura del climatizador o cambiar de emisora sin dejar de mirar la carretera, y eso es esencial de cara a la seguridad. Por otro lado, la habitabilidad en la parte trasera es muy buena, sobre todo en lo relativo a anchura y espacio para las piernas.
Hasta aquí, el Impreza es un compacto modélico, no cabe duda. Sin embargo, en marcha rápidamente comienzas a comprobar que el dinamismo ha pasado a un segundo plano. O tercero. La única motorización disponible corresponde a un bloque 1.6 bóxer atmosférico cuyas cifras de potencia y par son, como mencionamos antes, muy discretas.
No hay posibilidad de escogerlo con cambio manual porque, de esa forma, el dispositivo Eyesight no podría englobar tantas funciones. Esto no sería problema si la caja automática no fuese de variador continuo... pero lo es. Al menos, y esto tiene un gran mérito, Subaru ha trabajado en su caja Lineartronic para inten-