VW TOUAREG
Hay una nueva iteración de los Porsche Cayenne, Lamborghini Urus y Bentley Bentayga que, como todos ellos, tiene personalidad propia.
TENGO UNA BUENA noticia y una no tan buena o, mejor dicho, un puñado de buenas noticias y otro tanto de esas noticias que no convencen tanto. ¿Por dónde empiezo?
¿Lo bueno? Si buscas un vehículo amplio; que vaya bien en carretera y en autopista; que pueda meterse con garantías por pistas forestales; que te lleve a tu estación de esquí favorita con las máximas garantías; que sea capaz de tirar de un remolque de tres toneladas y media por una pendiente del 8%; que disponga de todos los asistentes a la conducción imaginables; que te haga sentirte a sus mandos como el Capitán Kirk a bordo del USS Enterprise; y que te transporte desde A hasta B disfrutando del máximo confort imaginable mientras escuchas tu música favorita en su soberbio equipo de sonido Dynaudio, la tercera generación del Volkswagen Touareg colmará todas tus expectativas.
En el otro lado de la balanza, el Touareg tiene algunas desventajas frente a sus hermanastros del Grupo Volkswagen; a saber: Audi Q7, Porsche Cayenne, Bentley Bentayga y Lamborghini Urus, todocaminos todos ellos –junto con el más compacto Audi Q5– desarrollados sobre la plataforma modular MLB EVO, destinada a dar soporte a las carrocerías más grandes de cada casa propulsadas por plantas motrices longitudinales.
Así, lo primero que echamos en falta es una gama de motores que dé respuesta a quienes disfrutan conduciendo. Durante su fase de lanzamiento, tendremos que elegir entre un V6 TDI de tres litros –EA 897– disponible en dos variantes, 500 Nm y 231 CV o 600 Nm y 286 CV, o un V6 de tres litros de gasolina que entrega 450 Nm y 340 CV. Más adelante, la gama se ampliará con un V8 TDI de cuatro litros que rendirá 900 Nm y 421 CV, y también llegará un híbrido enchufable; sin fecha de presentación aún.
Sin embargo, no hay ni rastro de los V8 biturbo de gasolina que encontramos en tres de sus hermanastros, y realmente nos da la sensación de que mucho tendrían que cambiar los ajustes del bastidor para que un motor de altas prestaciones tuviera sentido en esta tercera generación del Touareg.
Lo cierto es que en las serpenteantes carreteras austriacas en las que hemos conducido por primera vez el Touareg, la sensación al volante es la de que todo está bajo control siempre, pero no hay mucho espacio para las emociones. He de decir que todas las unidades disponibles montaban el motor V6 TDI más potente, y alguna de ellas disponía del acabado R-Line, si bien, a diferencia de lo que ocurría en la anterior generación, no aporta un plus dinámico respecto a cualquier otra versión dotada de suspensiones neumáticas.
En realidad, no se puede decir que el Touareg no sea suficientemente dinámico. Volkswagen, de hecho, lo ha aligerado un poco a base de una dieta rica en aluminio, además de instalarle un sistema de barras estabilizadoras activas y otro de ruedas traseras directrices. Pero la curva de respuesta del acelerador, el tacto de la dirección o la suavidad de los cambios de marcha invitan a disfrutar del paisaje y a dejar el cronómetro en casa, algo que tiene mucho sentido tratándose de un todocamino.