SOBRECOSTE Y REDUCCIÓN DEL CONSUMO EN FUNCIÓN DE LA TECNOLOGÍA EMPLEADA
Por supuesto, la clave de cara a la introducción de sistemas de distribución digital es el coste. La gráfica superior ilustra el incremento en el precio aproximado que supone la implementación de los distintos sistemas de distribución variable que existen en la actualidad en un motor de cuatro cilindros. También se estima el ahorro potencial en combustible, que ronda el 18-20% en el mejor de los casos posibles.
Para hacernos una idea de cómo de viable es esta tecnología, y de lo elástico que es el presupuesto de un fabricante a la hora de adaptar un motor para que cumpla una normativa, mencionar que un sistema de tratamiento de gases mediante un catalizador de reducción selectiva SCR y AdBlue – que podríamos considerar el ‘peor escenario’ en cuanto a los costes que tiene que asumir un fabricante para poder homologar un motor– ronda, según el ICCT, los 1.200 € para un diésel de 1.6 litros de cilindrada – y los 350€ para un gasolina–. Dado que una distribución digital permite prescindir de algunos componentes – como la mariposa del acelerador y la cadena de distribución–, simplificar otros – como la recirculación de gases– y reducir las emisiones de CO , parece que en un futuro cercano su implementación será una alternativa económicamente viable.