DARÁ QUE HABLAR
Desde luego, no son todos los que están, pero puedes tener la seguridad de que todos los que están... lo son. Estos 10 motores se han ganado con creces la entrada en el Salón de la Fama del Automóvil.
Analizamos los diez mejores motores de la historia
ESTE ARTÍCULO NO está completo. eso sería del todo imposible. no se puede condensar la historia de los motores del automóvil en tan sólo diez representantes... y no cabe ninguna posibilidad de que vosotros, los lectores, estéis plenamente de acuerdo con la selección que hemos hecho. De manera que no deberíais tomarla demasiado en serio, porque no es el resultado de un proceso de oposición, sino más bien de una celebración de los mejores motores térmicos de la historia del automóvil. por eso, tampoco hemos querido organizarlos en un ranking, porque sería imposible.
en cualquier caso, los 10 motores que hemos seleccionado se han hecho un hueco en estas páginas por destacar en los siguientes aspectos fundamentales:
primero, han propulsado vehículos icónicos, cuyo carácter deportivo estaba radicalmente determinado por las características de su motor. segundo, incorporaban innovaciones técnicas que han tenido una fuerte repercusión en motores posteriores. Tercero, proporcionaban niveles de prestaciones que se encontraban –y en casi todos los casos, se siguen encontrando– en la frontera de lo técnicamente posible sin comprometer la fiabilidad. Además, cada uno de ellos representa a toda una generación de motores; es decir, al contrario de lo que ocurre con propulsores como el s70 del mclaren f1 que abre estas páginas – o el V10 del lexus LFA–, todos son la culminación de un proceso de evolución y han dejado su impronta en los motores que han venido después. finalmente, se da la desgraciada circunstancia de que, debido al progresivo endurecimiento de las normativas anticontaminación y la electrificación implacable de los motores, sencillamente no volveremos a ver ni a conducir motores con un rendimiento tan elevado ni, probablemente y sobre todo, una capacidad para emocionar tan deslumbrante. es decir; no son sólo únicos... son también irrepetibles.