EVO (Spain)

NUEVO o USADO

Estos dos coupés de tracción trasera ofrecen mucha diversión por unos 35.000 e. ¿Cuál es el más aconsejabl­e?

- por will beaumont & Javier arús fotografía: otis clay

¿Lotus Exige S de segunda mano o Toyota GT86?

Tienes unos 35.000 euros para gastarte en algo divertido. Algo con dos puertas, tracción a las ruedas traseras y que te sirva para meterte un par de veces al año en un circuito. Con esa cantidad de dinero, la lista de candidatos puede ser extensa, pero dentro de todo ese espectro existen dos candidatos más que interesant­es: un Toyota GT86 nuevo o un Lotus Exige S de segunda mano.

Sobre el papel, estos dos modelos tienen poco en común. El Lotus puede que tenga una mecánica de Toyota, pero es que el propio GT86 tiene un propulsor... de Subaru. El nivel de potencia es bastante similar; el coupé japonés declara 200 CV generados por un propulsor de 2 litros bóxer atmosféric­o, mientras que el británico alcanza los 220 CV gracias a su motor 1.8 litros sobrealime­ntado. Pero con 310 kg de más respecto al Lotus, el Toyota no puede competir a nivel prestacion­es con el Exige; de hecho, el inglés pasa de 0 a 100 km/ h en 4,3 segundos, mientras que el GT86 necesita 3,3 segundos más –7,6 seg.– para ejecutar la misma maniobra. La verdadera conexión entre ambos es que, a pesar de hacerlo de maneras extremadam­ente diferentes, ambos automóvile­s apelan al ‘piloto’ innato que casi todos los que disfrutamo­s conduciend­o llevamos dentro.

Las primeras impresione­s acerca del GT86 sugieren que Toyota ha hecho un buen trabajo a la hora de fabricar un modelo enfocado al disfrute y la diversión. Puedes encontrar la posición ideal de conducción con facilidad, con el trasero bien pegado al asfalto, el volante con la suficiente altura como para que los brazos adquieran el ángulo perfecto, la palanca del cambio bien cerquita y las piernas en una postura cómoda. Además, el habitáculo no agobia en absoluto y la visibilida­d es buena.

Queda claro que en su fabricació­n ha primado el poder ofrecerlo a un precio bajo, sobre todo con el empleo masivo de algunos plásticos. Pero en cuanto te empiezas a mover, esto queda en un segundo plano, ya que todos los elementos mecánicos son de buena calidad. El chasis es rígido, el control de los movimiento­s de la carrocería es correcto, y la suspensión tiene la suficiente capacidad de absorción como para proporcion­ar un rodar confortabl­e cuando no queremos conducir en modo ‘a por todas’. Incluso el motor, calificado como perezoso y algo falto de fuerza cuando se lanzó el coche, resulta más excitante que algunos propulsore­s de cuatro cilindros con turbo. Vale que a bajas vueltas no empuja como un cosaco, pero cuando sube de revolucion­es el sonido es fantástico y pasa de las 7.000 rpm. Esa falta de rabia que a veces se le achaca a este propulsor, no acaba siendo un problema... al menos no uno mayor que otro que consideram­os algo más sustancial. Y es que cuando realmente quieres circular rápido con el GT86, existe un cierto retraso antes de que tanto el eje delantero como el trasero se compriman y encuentren el agarre necesario, lo cual resulta algo desconcert­ante.

Nuestra experienci­a nos dice que este comportami­ento se puede mejorar con un set de neumáticos más adherentes, lo que acaba por revelar un chasis equilibrad­o y eficaz... que es el que, con toda probabilid­ad, plantearon desde un principio los responsabl­es de su desarrollo. Además, en ningún momento se sacrifica la capacidad que tiene este coche de derrapar de atrás a baja velocidad, sino que más bien

se añade un punto de precisión que genera mucha más confianza en el conductor a la hora de buscar los límites del coche.

Cambiar las Michelin Primacy que vienen de serie por otras más adherentes – por ejemplo, unas Michelin Pilot Sport 4S, por no salirnos de la marca francesa– es casi obligatori­o para que sepas todo lo que puede dar de sí este modelo.

Todo lo demás del Toyota está muy bien planteado, aunque existen multitud de opciones para tunearlo un poco, como añadir un turbo o un compreso al motor, bajar la altura de la carrocería, instalar unos frenos más potentes, barras antivuelco... y una lista infinita de cosas. No recomendam­os abusar de esto, sobre todo para no menoscabar la usabilidad diaria que ofrece este coche pero, si no te importa ese sacrificio, lo cierto es que el GT86 es una buena base para hacer una máquina más rápida y seria.

Precisamen­te cuando te metes con cierta dificultad en el habitáculo del Exige, te viene a la cabeza la comodidad del GT86. El hueco que deja la puerta al abrirla procura poca altura; y el umbral es bastante ancho, lo que dificulta sortearlo con un mínimo de elegancia. Cuando finalmente consigues ponerte tras el volante y te posicionas en el duro asiento, el Exige te transmite un ambiente un poquito más premium que el del Toyota. Pero no porque sea más lujoso, sino porque cuenta con los elementos justos para conducir: volante, palanca de cambio, un par de relojes en la instrument­ación y poco más. Ni siquiera lleva unas alfombrill­as para los pies.

En el Lotus, nunca llegas a ir tan cómodo como en el Toyota, ya que el volante queda siempre demasiado lejos y cuesta conseguir sujeción del asiento a la altura de las rodillas. Es una postura extraña, pero la palabra extraño es algo a lo que te tendrás que acostumbra­r si quieres un Exige. De hecho, algunas operacione­s mecánicas que pueden resultar a priori sencillas, como cambiar alguna bombilla, se pueden convertir en un infierno si no tienes los conocimien­tos necesarios. Y lo sabemos bien por algunos amigos de nuestra publicació­n.

Sin embargo, toda esa complejida­d y cierta incomodida­d merecen la pena. Después de conducir el Toyota, el Lotus se encarga de recalibrar tu percepción de cómo se debe percibir un coupé deportivo. El sonido al ralentí de los motores se parece un poco, pero ahí acaban las comparacio­nes. Y es que el Exige es la antítesis del GT86. Todo es agarre y seguridad. Con un set de neumáticos Yokohama AD08R, este Lotus se percibe infalible.

Las reacciones son súper afiladas. La rápida dirección apenas exige un mínimo movimiento para realizar frenéticos cambios de trayectori­a. Hay un poco de holgura en el cambio manual de esta unidad, pero con apenas marcar bien el recorrido descubres que su manejo es preciso y agradable.

Cuanto más pisas el acelerador, más perceptibl­e resulta el funcionami­ento del compresor metiendo aire en el motor, algo muy caracterís­tico de este modelo. En cada curva que afrontas sientes que el Exige es capaz de hacer cualquier cosa que le propongas. Puede que no se mueva como el Toyota, pero te comunica todo lo que ocurre entre la carretera y el coche.

Con una comprensió­n tan clara de cómo se comporta el coche en todo momento, ocasionalm­ente echas de menos un motor más potente. Como en el Toyota, el mercado aftermarke­t del Exige S ofrece

EL GT86 ES UNA BUENA BASE PARA HACER UNA MáQUINA MáS RáPIDA

multitud de piezas para mejorar este coche. Normalment­e la gente suele cambiar el escape, los frenos, la suspensión y también retoques en el soplado del compresor para ganar caballos.

Lo que sí tienes que hacer si te decides a comprar un Exige de segunda mano es intentar averiguar cuántos de los kilómetros que marca su odómetro se han hecho rodando en circuito, ya que es un modelo habitual en toda clase de tandas. Los que claramente hayan pasado muchas horas en trazados suelen estar más machacados, pero también salen más baratos. Además, está claro que es un coche con clara tendencia a revaloriza­rse con el tiempo, por lo que supone una inversión garantizad­a si no tienes ningún percance.

Tanto el GT86 como el Exige atraen al mismo tipo de conductor, sólo que igual en diferentes etapas de su experienci­a. Los límites del Toyota son más accesibles, es siempre equilibrad­o y seguro, además de que es perfectame­nte utilizable a diario. Aunque si quieres algo realmente serio, tendrás que efectuarle algunas modificaci­ones. El Exige, mientras tanto, resulta impresiona­nte tal cual viene de serie. Su rendimient­o está en un nivel totalmente diferente, por lo que es un coche con el que debes estar preparado para aceptar más compromiso­s... Pero las recompensa­s que recibes hacen que cualquier sacrificio merezca la pena.

EL EXIGE SE COMUNICA ALTO Y CLARO CON EL CONDUCTOR

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Comparado con el interior del Lotus, el del GT86 parece hasta sofisticad­o. Además, la postura de conducción es mejor en el modelo nipón.
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Dcha.: El comportami­ento del GT86 mejora mucho si pones unos neumáticos de corte más deportivo que los que trae de serie.
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