2 El desafío
Estamos ante un doble
desafío. Por un lado, es necesario establecer la correlación entre emisiones e inmisión para determinar cuánto puede emitir un coche sin llegar a provocar que se supere el límite de inmisión en una zona. No es una tarea sencilla, porque hay que considerar las emisiones de fondo –las que no proceden del tráfico rodado–, la cantidad de coches que caben en un ‘lugar conflictivo’ de una ciudad y sus velocidades medias en los momentos de máxima intensidad circulatoria. Es tan complejo que, hasta ahora, nadie lo había intentado. Sin embargo, estudios de Robert Bosch –un proveedor– y por otro de Joint Reseach Centre –un instituto de la UE– en colaboración con la Universidad de Estrasburgo y el Instituto Belga de Investigación Tecnológica, han comenzado a hacerlo. Los cálculos se ha realizado para zonas ‘conflictivas’ de ciudades como Roma, París y, sobre todo, Stuttgart. Las conclusiones, que podrían ser extrapolables a otros entornos urbanos similares –como, por ejemplo, Madrid– es que cada mg/km de NOx equivale a un incremento en la inmisión de alrededor de un microgramo/m3 de NOx. Si estos cálculos fueran correctos, una vía ‘conflictiva’ debería soportar tráfico con hasta 200 mg/km de NOx sin que se llegase a superar el límite de lo saludable. Y el motivo por el que se superan holgadamente esos niveles es que el tráfico actual se encuentra muy por encima de ese límite.