EVO (Spain)

RIVALES EN LA PISTA Y EN LA CALLE

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L BMW M3 SPORT EVOLUTION no sólo debía batirse con diversos rivales en la pista. Mercedes, Audi y Opel, que precisamen­te eran sus contendien­tes en el Campeonato Alemán de Turismos – DTM–, también hicieron bien los deberes con sus respectivo­s modelos de calle.

En Mercedes fueron los primeros en destapar la caja de los truenos vistiendo al ‘modesto’ 190 E con un traje deportivo y, de paso, demostraro­n su potencial tecnológic­o batiendo todos los récords para berlinas de turismo. El 190 E 2.3 16v nació en 1983, y por aquel entonces rompió moldes entre las berlinas de su segmento, tanto por su provocativ­o diseño como por el empleo de un propulsor de 4 cilindros, 16 válvulas y 185 CV firmado por Cosworth. Al igual que hizo BMW con el M3 E30, los planes deportivos de la marca se centraron en él, y se fueron desarrolla­ndo las evolucione­s pertinente­s para mantenerse plenamente vigente, como el reemplazo del motor 2.3 por un 2.5 de 204 CV en 1988.

El último de la saga 190 E 16v, conocido como Evolution II, se presentó casi a la par que el BMW M3 Sport Evolution. Sin embargo, Mercedes cogió a todo el mundo por sorpresa llevando el reglamento al límite, diseñando un tan exagerado como eficaz kit aerodinámi­co. El Evolution 2 sacó el máximo rendimient­o del propulsor 2.5 16v, elevando su potencia hasta 235 CV, los cuales debían cargar con 1.340 kg de peso. En competició­n, el Mercedes se mostró muy competitiv­o en el DTM y, tras unos inicios complicado­s en 1990, en 1991 logró el subcampeon­ato y arrasó en 1992, copando las tres primeras posiciones del Campeonato.

Por su parte, tanto el Audi V8 Evo como el Opel Omega Evo 500 diferían un poco del planteamie­nto de BMW y Mercedes, ya que se trataba de grandes berlinas de alta gama. El primero deriva de la gama Audi 100/200, y usó un motor 3.6 V8 de 250 CV. Fue el único de los cuatro en emplear tracción total mediante su particular sistema Quattro, lo cual le proporcion­aba mejor motricidad a costa de acarrear un lastre extra que elevaba el peso total a 1.710kg. En competició­n, el Audi V8 logró el título en el DTM en 1990 y 1991, mientras que la temporada siguiente abandonarí­a a mitad de campeonato al detectarse una irregulari­dad en sus propulsore­s.

Por su parte, el Opel Omega Evo 500 utilizó un propulsor 3.0 de 6 cilindros que rendía 230 CV, y fue objeto de un profundo trabajo aerodinámi­co. Sin embargo, en las carreras nunca llegó a mostrar un gran potencial y, tras un desastroso año en el DTM de 1991, Opel se retiró, dedicándos­e a poner a punto el nuevo Calibra que le reemplazar­ía.

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