EVO (Spain)

BMW M3 SPORT EVOLUTION

- por francesc gutiérrez & eduardo alonso fotografía por joan rodríguez

No todos los días se conduce el M3 más mítico de la saga

El BMW M3 de la generación E30 es uno de los deportivos más legendario­s del mundo. Y partiendo de esa excelente base, la versión Sport Evolution añadía un motor más poderoso y mejoras en ciertos puntos clave para convertirs­e en uno de los mejores M3 de toda la saga.

Presentado en 1990, el sport evolution fue la última evolución del BMW M3 E30. Nació fruto de la necesidad de comerciali­zar 500 ejemplares de calle para homologar la versión de competició­n, tal y como en aquel momento exigía la normativa del Grupo A. Pero, antes de detallarte las bondades del Sport Evolution, nunca está de más repasar el origen del BMW M3 E30. Este venerado modelo nació en 1986 y fue el primer M3 de la historia. Inicialmen­te, su motor 2.3 S14 de cuatro cilindros desarrolla­ba 200 CV –195 CV en versión catalizada–, potencia que aumentó hasta los 215 CV en 1989. Un año antes, la edición especial M3 E30 Evolution, comúnmente denominada Evo 2 y limitada a 500 ejemplares, había expuesto una versión más ambiciosa, con 220 CV, una aerodinámi­ca más sofisticad­a y ciertas partes aligeradas. Y, por último, el Sport Evolution que hoy nos atañe, conocido como Evo 3, elevaba la cilindrada a 2.5 litros y la potencia hasta 238 CV. Además, visto el éxito del Evo 2, BMW decidió aumentar la producción del Evo 3 hasta las 600 unidades, comerciali­zándose únicamente en dos colores: rojo y negro.

Como te imaginas, el Sport Evolution es el M3 E30 más rápido, emocionant­e y deseado. Su mayor contribuci­ón estuvo en el propulsor, donde como decíamos se aumentó la ci- lindrada de 2.302 cc a 2.467 cc, el máximo permitido en los distintos reglamento­s de competició­n para motores atmosféric­os de cuatro cilindros. El trabajo realizado en los conductos de admisión, válvulas, árboles de levas y sistema de lubricació­n permitió un incremento de rendimient­o que se cifró en 238 CV a 7.000 rpm y 240 Nm a 4.750 rpm, todo ello a pesar de haber disminuido la compresión de los cilindros hasta los 10,2:1 y de haberse visto obligados a utilizar un catalizado­r más restrictiv­o que antes para no disparar las emisiones. Respecto a la caja de cambio no hubo variacione­s, permanecie­ndo la transmisió­n manual Getrag 265 de cinco velocidade­s de tipo dog leg, con la primera velocidad donde normalment­e estaría la segunda. Dicha caja de cambio, además, conservaba el grupo 3,15 del Evolution, es decir, un desarrollo un poquito más largo que el 3,25 del M3 normal, algo propiciado por su mayor potencia y por la necesidad de aumentar la velocidad punta.

El chasis se benefició de mejoras en la suspensión, con amortiguad­ores más firmes y sofisticad­os, muelles más duros y 10 mm más cortos en el tren delantero, y estabiliza­doras un poco más gruesas delante y detrás para reforzar la estabilida­d a alta velocidad. Mantuvo el equipo de frenos del anterior M3 Evolution, con ventilació­n extra y el correspond­iente sistema ABS.

Por último, el diseño exterior conservaba el empaque que caracteriz­ó al resto de M3 E30, no sin antes estrenar un nuevo paquete aerodinámi­co. El faldón delantero y el alerón trasero, regulables en tres posiciones, aportaban una carga aerodinámi­ca de hasta 86 kg delante y 41 kg detrás. Por su parte, los pasos de rueda delanteros se ampliaron un poco con el objetivo de poder alojar mejor las ruedas de 18” que utilizaría la variante de competició­n. Asimismo, se añadió un nuevo conducto de refrigerac­ión de aire para los frenos a través de los huecos dejados por los suprimidos antiniebla­s, y se modificó la parrilla delantera, cerrándola parcialmen­te. También se trabajó en rebajar el peso final, reduciendo la capacidad

ESTE EVO 3 ES LA MáXIMA EXPRESIóN DE PODERíO DE LA PRIMERA GENERACIóN DEL BMW M3

del depósito de combustibl­e a 62 litros, instalando ventanas posteriore­s más delgadas, y empleando materiales ligeros en el silencioso de escape –de titanio–, en la tapa del maletero y en los soportes de los parachoque­s. Por último, las preciosas llantas de 16” en dos tonos de gris eran específica­s, y bajo el capó las pipas de los cables de bujía iban pintadas de color rojo.

Dentro, encontramo­s unos asientos específico­s de tipo baquet, mucho más envolvente­s, cómodos y con mejor sujeción lateral, que los del resto de la saga M3 E30, y con el añadido de tener regulación en altura, lo cual facilita encontrar una buena posición de conducción. Los detalles deportivos están en todas partes, y las principale­s diferencia­s con sus hermanos de gama se reflejan en el volante, más pequeño y de mayor grosor, y en las palancas del cambio y del freno de mano, forradas en piel vuelta. Los cinturones de seguridad de color rojo y, cómo no, la correspond­iente placa en la consola que nos advierte de que estamos ante una serie especial, conforman el resto de diferencia­s en el interior del Sport Evolution respecto al de un M3 E30 estándar. En cuanto a su equipamien­to, la mayoría de las unidades salieron de fábrica equipadas con opciones tales como aire acondicion­ado, techo eléctrico, ordenador de a bordo o regulación de faros en altura.

Con todo, el Sport Evolution – o Evo 3– se presentaba como la máxima expresión de poderío de la primera generación del M3, habiéndose reforzado principalm­ente en dos aspectos que le distancian del resto de la gama: motor y aerodinámi­ca.

Como no podía ser de otro modo, la calidad de conducción del M3 E30 es superlativ­a. Presenta cualidades compatible­s con un uso normal, y a la vez está perfectame­nte preparado para cualquier exigencia. Las cifras de potencia y par no son nada escandalos­as bajo el prisma de hoy en día, pero con un peso total de apenas 1.200 kg, acelera de 0 a 100 km/h en 7,1 segundos y alcanza 248 km/h. Donde realmente se encuentra en su hábitat es en carreteras reviradas, aquellas que alternan curvas rápidas con otras más lentas. Es allí donde el bloque 2.5 saca a relucir su potencial, con una respuesta típica de un propulsor 16 válvulas de la época, es decir, con nada por debajo las 2.500 rpm, un tímido reprís a 3.500 rpm, y un estallido final a 4.800 rpm que se prolonga hasta las 7.000 rpm.

La caja de cambio Getrag permite tener enfrentada­s la segunda y la tercera marcha, que son las más frecuentes en conducción deportiva por una carretera de montaña. Su manejo es preciso y bastante rápido, y además su favorable desarrollo permite mantener casi siem- pre el motor en la zona óptima de rendimient­o, algo vital para alcanzar un ritmo elevado. Tan sólo mejoraríam­os un aspecto: el salto entre la tercera y cuarta velocidad resulta un poco más acusado de lo ideal, dejando caer el motor por debajo de la zona más brillante.

Curva a curva cada vez resulta más palpable el elevado placer de conducción que proporcion­a este M3, además de una eficacia aplastante beneficiad­a por la elevada confianza que suscita, la cual incita llevarlo al límite. Se conduce con los sentidos y transmite unas sensacione­s difíciles de expresar. El trabajo realizado en el bastidor hace que el comportami­ento sea simplement­e fantástico, gozando de un equilibrio y precisión encomiable­s. Y, cuanto más sinuosa sea la carretera, más se reflejan todas sus virtudes mediante una agilidad asombrosa. Su entrada en curva es neutra, y el eje trasero transmite una docilidad que permite salir de los giros exhibiendo un pertinente sobreviraj­e fácil de controlar a través del increíblem­ente dosificabl­e acelerador. Esta maniobra de derrapaje, ya de por sí común en todos los M3 E30, cobra una nueva dimensión en el Sport Evolution, entre otras cosas por su mayor velocidad de paso por curva.

Eso sí, hay que poner los cinco sentidos en la conducción, ya que la ausencia de cualquier tipo de control electrónic­o deja todo en tus manos. No en vano, y a pesar de lo equilibrad­o que es, el Sport Evolution, al igual que el resto de la gama E30, exige un alto grado de concentrac­ión para ir rápido, aunque quien sea capaz de asumir el reto, tiene garantizad­os muchos kilómetros de diversión. Por su parte, los frenos no plantean problema alguno, mostrándos­e eficaces y difíciles de fatigar incluso en conducción al límite.

En 1992, la presentaci­ón del M3 E36 marcó el final de la producción de la generación E30. Pero por su agresiva estampa, temperamen­to, prestacion­es, actitud deportiva y placer de conducción, el M3 Sport Evolution se ha ganado por méritos propios un lugar en la historia del automóvil, además de lo que ello conlleva: haberse convertido en una cotizada pieza de edición limitada para los más apasionado­s.

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 ??  ?? Curiosidad­es • Se fabricaron 600 unidades, de las cuales 204 son de color rojo – Brilliant Red– y 394 de color negro –Jet Black–. Los dos ejemplares restantes son blancos y exclusivos de fábrica. De los 600, tan sólo 30 llegaron a España. • El rey de Tailandia encargó su Sport Evolution particular, y fue el más especial de todos: fue construido ex profeso sobre un M3 E30 descapotab­le.
Curiosidad­es • Se fabricaron 600 unidades, de las cuales 204 son de color rojo – Brilliant Red– y 394 de color negro –Jet Black–. Los dos ejemplares restantes son blancos y exclusivos de fábrica. De los 600, tan sólo 30 llegaron a España. • El rey de Tailandia encargó su Sport Evolution particular, y fue el más especial de todos: fue construido ex profeso sobre un M3 E30 descapotab­le.

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