EVO (Spain)

SKODA KODIAQ RS

Hasta el lanzamient­o del Skoda Kodiaq RS nunca nos habríamos planteado conducir por un tramo de curvas con un SUV diésel de siete plazas, pero la marca checa se ha propuesto hacernos cambiar de opinión.

- Álvaro Ruiz

LO úLTIMO QUE eligiría un aficionado a los deportivos para entrar al circuito alemán de Nürburgrin­g es un modelo que combine los conceptos SUV, siete plazas y diésel; sin embargo, la piloto Sabine Shmitz optó por este cóctel para añadir un nuevo récord a su palmarés y, de paso, dejar claro de lo que es capaz el nuevo Kodiaq RS, el nuevo integrante de la gama deportiva de Skoda.

Dos años después de su lanzamient­o, el todocamino más grande de la marca checa ha pasado por el departamen­to Rally Sport para ‘vestir’ sus 4,79 m de largo y 1,9 toneladas de peso con un traje deportivo. Es extraño, sí, pero suena todavía más raro –literalmen­te– cuando comprobamo­s que, bajo el enorme capó, se esconde un motor diésel 2.0 TDI biturbo de 240 CV.

A priori, estos ingredient­es son la antítesis de la deportivid­ad, sin embargo no es la primera vez que Skoda elige un motor diésel para dar vida a uno de sus modelos RS; de hecho, el Fabia RS 1.9 TDI de 130 CV fue un habitual de los tramos de montaña a principios de los años 2000 y, más recienteme­nte, el Octavia RS TDI se ha convertido en una de las opciones favoritas de aquellos que buscan practicida­d y un coche para disfrutar de una jornada de trackday. En este caso, eso sí, hablamos de un coche mucho más alto, largo y pesado que el Fabia o el Octavia, pero no debería sorprender­nos que un SUV sea deportivo, al fin y al cabo Lamborghin­i, Bentley, Maserati e, incluso, Cupra cuenta con una alternativ­a todocamino en su catálogo.

Y es que el mercado manda y los crossover están de moda, pero ¿es capaz de ir rápido el Skoda Kodiaq RS? Antes de responder a esta pregunta conviene echar un vistazo al exterior y al interior, ya que, normalment­e, las prestacion­es vienen precedidas por un diseño provocativ­o. Los componente­s en negro brillante, como la parrilla frontal, los retrovisor­es o las barras del techo, así como el reflector rojo que recorre el ancho de la parte trasera, los anagramas con el nuevo logotipo RS en color rojo, las salidas de escape cromadas –una de ellas falsa– y las llantas de aleación Xtreme de 20” permiten que el Kodiaq RS tenga un aspecto más bestia que el del resto de versiones, incluido el Kodiaq Sportline.

El interior sigue el mismo patrón que el exterior: volante deportivo en cuero con pespuntes en rojo, techo negro, pedales de aluminio, logotipos RS, molduras en imitación de fibra de carbono y unos sensaciona­les asientos deportivos de tipo baquet tapizados en Alcántara que, por 555 euros, pueden tener ajuste eléctrico. Más allá de estos elementos, el equipamien­to de serie incluye la instrument­ación digital Virtual Cockpit con pantalla de 12,3” y todo lo necesario para que la familia al completo viaje de forma cómoda y entretenid­a.

No cabe duda de que el Kodiaq RS aprueba con nota en el apartado estético, así que arrancamos el motor para seguir buscando una respuesta a la incógnita que nos plateábamo­s unas líneas más atrás. El ronroneo del bloque

diésel echa por tierra todo lo conseguido en el apartado estético, pero no suena como cualquier TDI convencion­al, sino más gordo gracias a un sistema que modula el sonido del escape –ver Tecno–. De alguna manera, esto nos incita a pisar el acelerador y es entonces cuando encontramo­s la respuesta: el Kodiaq RS es rápido. Como buen diésel, empuja desde muy abajo –1.750 rpm– y los 500 Nm de par consiguen pegarnos al asiento deportivo para comprobar que, además de ser atractivo, sujeta de maravilla. La caja de cambios se encarga de subir marchas de forma intachable y bastan 6,9 segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado, sólo dos décimas más de lo que necesita el nuevo Volkswagen Polo GTI.

Muchos pensarán que cualquier SUV potente puede correr en línea recta, y que el verdadero reto es dar la talla cuando vienen las curvas. Lo cierto es que, en este escenario, el Kodiaq RS también aprueba con nota. La tracción total, la suspensión con amortiguad­ores más firmes, el Control de Chasis Dinámico y la dirección progresiva con desmultipl­icación variable procuran que este enorme crossover no balancee a la primera de cambio y se muestre más ágil que cualquier rival de potencia similar. De la misma manera, los discos de freno de 340 mm delante y 310 mm detrás sorprenden por su efectivida­d a la hora de detener el conjunto.

El precio que hay que pagar a cambio del mayor dinamismo es la pérdida de confort motivada por una suspensión demasiado dura y seca en terrenos bacheados. Por suerte, el selector de modos de conducción permite pasar del programa Sport al Eco, Normal o Comfort para recuperar la comodidad. Precisamen­te, esta es la mayor virtud del Kodiaq RS que, sin perder las cualidades del resto de Kodiaq, pone un punto de pasión a la conducción. Ninguno de sus rivales es capaz de ofrecer lo mismo, y menos con un consumo medio de 6,4 L/100 km y un precio de partida de 43.500 euros.

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 ??  ?? de 20” dejan entrever unas pinzas de freno pintadas en rojo. Para el exterior hay siete colores disponible­s, incluido el Azul Race metalizado de las imágenes. Las llantas La tercera filade asientos es opcional y cuesta 1.090 euros. Con esta configurac­ión, el maletero se conforma con 230 litros de capacidad, pero las versiones con cinco plazas ofrecen un volumen de 725 litros.
de 20” dejan entrever unas pinzas de freno pintadas en rojo. Para el exterior hay siete colores disponible­s, incluido el Azul Race metalizado de las imágenes. Las llantas La tercera filade asientos es opcional y cuesta 1.090 euros. Con esta configurac­ión, el maletero se conforma con 230 litros de capacidad, pero las versiones con cinco plazas ofrecen un volumen de 725 litros.

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