DOMANDO EL TURBO ( 1974)
El Porsche 930 o Porsche Turbo es uno de los hitos tecnológicos más famosos de la marca. La idea de lanzar un 911 turbo-alimentado siempre había rondado la cabeza de los ingenieros de Porsche. En 1969, ya se construyeron prototipos de 911 y 914 propulsados por versiones turbo del 2.0 bóxer. Sin embargo, los triunfos del 917 bóxer turbo de 12 cilindros en los campeonatos Can-Am de 1972 y 1973 proporcionaron la excusa perfecta – el lanzamiento del BMW 2002 Turbo en 1974, el primer coche con motor turbo de la historia, también espoleó a Porsche–. El 930/50 de 1974 ofreció el primer sistema de turboalimentación controlada electrónicamente mediante la combinación de tres sistemas: uno que limitaba la presión de soplado del turbo a 0,8 bares, otro que al ahuecar el acelerador recirculaba el aire comprimido para preservar la inercia del turbo, y un tercero basado en el sistema de inyección electrónica K-Jetronic de Bosch. Entregaba 260 CV a 5.500 rpm, una cifra que aumentó hasta los 300 CV en 1977 con la introducción del 930/60, que contaba con 3.3 litros de capacidad y un intercooler que iba alojado en un inmenso alerón trasero – denominado ‘cola de ballena’ o ‘mesita para té’, y que era una ampliación de la cola de pato estrenada en 1973 por el Carrera RS–. Con una aceleración de 0 a 160 km/h de 12 segundos, la habilidad para cubrir el kilómetro con salida parada en 24 segundos y una velocidad máxima de 258 km/h, el 930 de 1977 se convirtió en el coche de serie con mayor aceleración y velocidad punta del mundo.