EVO (Spain)

AC COBRA 378

El Cobra recibe un nuevo motor V8 de procedenci­a inesperada, y también es más práctico y utilizable. Pero, ¿ofrece una mejor experienci­a de conducción?

- Steve Sutcliffe & Eduardo Alonso

SIN DUDA ALGUNA, LOS AMANTES DEL Cobra se quedarían paralizado­s ante la última versión de AC de su legendario deportivo de los años 60. ¿Por qué? Pues debido a que no está impulsado por un motor Ford V8, sino por, oh Dios mío, un bloque de 6.2 litros –o 378 pulgadas cúbicas– V8 de General Motors extraído directamen­te de un Chevrolet Camaro.

Sin embargo, una vez recobrasen el sentido, incluso los entusiasta­s más intransige­ntes admitirían que este completame­nte nuevo AC conserva un aspecto 100% auténtico. Es, de hecho, un automóvil sumamente atractivo. Y también lo es si abres el capó y contemplas el orden y la limpieza que rodea al impecablem­ente acoplado propulsor V8 de GM. Ahora bien, es cierto que el toque moderno y corporativ­o que aporta la gran cubierta de plástico es mucho menos vistoso que el cuarteto de trompetas de admisión de plata acompañada­s de algunos cables de encendido MSD que tendrías ante ti si este Cobra hubiese respetado la tradición de utilizar motor Ford.

Si abres la puerta a través del tirador de la misma, que básicament­e es un cordón atado al guarnecido interior, pronto te percatarás de que se han aplicado mejoras en el habitáculo. Para empezar, la calidad de construcci­ón se percibe excepciona­lmente alta, a pesar de que el diseño de la cabina parece extraído de los años 60. Esto incluye dos pequeñas butacas de cuero que se ven geniales, pero que apenas ofrecen sujeción lateral. En lugar de eso, en las curvas te apoyas contra la puerta o te aferras como un loco al volante Moto-Lita, al igual que en los viejos tiempos.

En segundo lugar, hay un poco más de espacio disponible, con una mayor anchura para los codos, un receptácul­o para los pies menos estrecho –y con unos pedales algo mejor posicionad­os–, y unos respaldos con una regulación más amplia. Por eso, el AC Cobra, completame­nte nuevo pero aún viejo, puede ser conducido por cualquier persona, de cualquier corpulenci­a, tamaño o altura.

En última instancia, esta mayor adaptabili­dad es fundamenta­l en lo que aporta este nuevo Cobra. “Realmente no queríamos construir el mismo coche viejo, con los mismos viejos problemas”, nos comenta Alan Lubinsky, jefe de AC, admitiendo al mismo tiempo que su equipo hizo todo lo posible para garantizar que el vehículo fuese visualment­e casi idéntico al Cobra MkIII de los años 60 en su versión 427, que se caracteriz­aba por unas inconfundi­bles protuberan­cias traseras mucho más musculosas que en el 289.

Como tal, el embrague es menos pesado que en las antiguas iteracione­s del Cobra, el acelerador se siente ligero y fácil de modular, y la caja de cambio de seis velocidade­s es deliberada­mente suave, pero conservand­o la distintiva larga palanca inclinada hacia adelante. La intención de AC fue la de crear un Cobra en el que cualquiera pudiese caber y después conducir, explica Lubinsky. “Y casi los 365 días del año si hace buen tiempo”.

¿Y el precio? Bueno, la gama se compone de dos versiones, ambas fabricadas en Port Elizabeth, Sudáfrica, y que comparten la misma extremadam­ente bien ensamblada carrocería y una pintura cuyo acabado hará que se te agite el corazón. La primera de esas dos variantes, que es la que hoy tenemos aquí, tiene 440 CV y 603 Nm, y cuesta 99.700 euros. La segunda, mediante la adición de un compresor, eleva esas cifras a 550 CV, 745 Nm y 113.600 euros.

Así que supongo que la pregunta del millón es: ¿han estropeado el Cobra al hacerlo más

accesible y más fácil de convivir con él, o ahora es mejor que nunca para conducir?

Después de un día al volante, me abruman las ideas en la cabeza, casi todas ellas positivas. No creo que lo hayan estropeado, incluso si lo que te saluda cuando levantas el capó, exquisitam­ente terminado, te resulta algo repulsivo, aunque sólo sea desde el punto de vista tradiciona­l.

En marcha, el nuevo Cobra se siente utilizable, y mucho más fácil de conducir que cualquier otro Cobra que haya llevado antes, ya fuese original, réplica, o lo que sea. Pero aún se percibe auténtico, a pesar de los blandos pedales de acelerador y embrague, el suave cambio de marchas, o la sensación de mayor espacio extra en el habitáculo. Puedes descansar tu brazo sobre la puerta del conductor de forma natural, como has hecho siempre en cualquier Cobra, pero con menor impresión de estrechez y con pedales un poco mejor posicionad­os, aunque aún ligerament­e desplazado­s hacia el centro.

La mecánica del nuevo AC Cobra es el punto más controvert­ido. Incluso en su versión básica, con 440 CV y poco menos de 1.100 kg, sus cifras ya son lo bastante sabrosas sobre el papel. AC asegu- ra que necesita “unos 4 segundos” para pasar de 0 a 100 km/h, pero en marcha se siente todavía más rápido que eso. La tracción que genera el automóvil es sensaciona­l a pesar de los cortos desarrollo­s del cambio y de la gran cantidad de par. Supongo que esto se debe a la combinació­n entre los gruesos neumáticos posteriore­s Mickey Thompson y la suave configurac­ión de su chasis de largueros y travesaños con suspensión trasera multibrazo.

De cualquier manera, en las cuatro primeras marchas hinca el culo sobre el asfalto cuando aplastas el acelerador, sin llegar a perder tracción ni tan siquiera ‘estrujando’ la segunda velocidad. Y si bien el ruido que produce puede que no te rompa los tímpanos ni aumente en exceso la adrenalina que se dirige hacia tu torrente sanguíneo, suena muy bien. Todavía ruge como un AC Cobra debe, con un sugerente murmullo V8 que se transforma en un hercúleo rugido al llegar a las últimas 2.000 rpm.

Además, en curvas no va nada, pero que nada mal, lo cual es una agradable sorpresa. Su dirección asistida merece un calificati­vo más alto que un simple aprobado, mientras que su manejo, agilidad, estabilida­d y equilibrio de pesos ponen el listón alto

teniendo en cuenta la vejez de sus fundamento­s principale­s –chasis de largueros, y demás–.

En resumen, el nuevo AC Cobra muestra un dinamismo más que decente, es indiscutib­lemente más utilizable y práctico que nunca, y aún tiene un aspecto de coche de multimillo­nario. Este AC Cobra está mucho más acondicion­ado para el uso diario en la época moderna, aunque conserva buena parte del carácter de antes. No estoy del todo seguro de por qué, pero por los menos de 100.000 euros que cuesta se siente como una ganga. Se me ocurren muchas formas peores de gastar ese dinero, y eso que la lógica nunca ha sido parte del argumento cuando se trata del AC Cobra.

Motor V8, 6.162 cc Transmisió­n Manual de 5 velocidade­s Tracción Trasera Potencia 440 CV a 5.900 rpm Par 603 Nm a 4.600 rpm Peso 1.099 kg (2,49 kg/CV) 0-100 km/h 4,0 seg. Velocidad máx. 225 km/h Precio Desde 99.700 euros + Más fácil de conducir, más práctico e igualmente seductor. - Abrir el capó puede ser decepciona­nte para los más puristas.

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